martes, 29 de diciembre de 2020

Las fotos de la lepra

 Escribo para pasar el rato, para dejar en claro algunas ideas, para que llamen la atención estas líneas que escribo, para que el lugar donde lo hago no importe, para que alguien finalmente lo lea y diga, este muchacho escribe como cualquier otro escritor que hubo antes sobre la faz de la tierra, pero no lo logro, no todavía.  Nadie viene y dice: "este muchacho escribe", más bien parecen decir bueno nada, no dicen nada y está bien, será que es la manera obvia que tienen mis coterráneos de expresar lo anodino de mis escritos, lo aburrido que les resultan, o simplemente están ocupados llevando su vida adelante, o para el norte de sus vidas, que poco interés despierta un texto que además no tiene prestigio de escritor, no tiene como decir, la chapa que tienen los textos escritos por alguien de renombre, que bien podrían causar cierto atractivo en la gente, que además corre por estos días, corre muy rápido hacia adelante, hacia la salida, hacia la vía de escape de un virus mortal que acecha y recuerda en todo momento que te podés morir si no te cuidás y no cuidás a tus familiares y amigos.  Y los amigos que hiciste en el colectivo, esos que duran minutos, también exigen de cuidados, como ayer que estuvimos a punto de caer al canal Guaymallén cuando después de colisionar con otro colectivo, el que nos llevaba a nosotros se arrastró unos metros rompiendo la valla de contención y quedando a metros del canal, casi a punto de caer.  Entramos en pánico, en especial la señora que minutos antes me había pedido la tarjeta para pagar su pasaje, que se tiró encima mío y me pidió por favor que le ayudara a salir que se había lastimado el pie, que no podía caminar que el golpe le había dejado un machucón enorme en su pie izquierdo, que me recordó una película de los noventa, que el chabón sólo manejaba un pie y con eso solo había conquistado el mundo que con ese pie hacía maravillas claro había tenido la suerte de nacer en inglaterra y en una familia acomodada.  Bueno no tan acomodada.

Resultado que el colectivo quedó ahí, hasta bien entrada la noche cuando nos llamaron a declarar y dijimos que había sido una tarde atípica que no entendíamos cómo otro colectivo más tarde había pasado con una persona en el parabrisas (si, leíste bien) colgado mirando hacia adelante y todo el pasaje gritando por las ventanillas, sería que un club había ganado algo, sería que la lepra como les dicen aquí a los hinchas de independiente, habían ganado un importante partido.  Las motos corrían adelante haciendo zig zag, y el muchacho persistente en el parabrisas quién sabe hasta donde llegaría.  No lo podíamos creer pero habían fotos que circulaban en la red que nos impedían mentir.  Estaban ahí y nosotros las vimos en los celulares de los que venían con nosotros.  Las fotos en tan poquito rato no se pueden trucar, no engañan tanto los que viralizan fotos, es algo de la inmediatez de internet, hoy nos enteramos de lo que pasa en el mundo con la seguridad de que eso que nos están diciendo está pasando ahora, recién, hace un rato.  No es posible trucar algo tan rápido.  Bueno si.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Partido de ping pong

 

Será que viajar está de moda, será que los viajes se han convertido en lo más preciado que tenemos los seres humanos, será que las vacaciones están a la vuelta de la esquina y todos más o menos estamos pensando qué vamos a hacer este verano para pasar lo mejor posible las tórridas tardes mendocinas, que lo mejor sería irse.  Un viaje cuesta dinero hoy al punto de parecer que hay que pagar también los costos de la pandemia, las desventajas de vivir en un mundo jaqueado por un virus que no da respiro que se mete por los rincones de tu vida y te voltea cuando menos lo esperás, que ataca sin piedad a los mayores o a las personas de riesgo, que acecha agazapado cual tigre de la sabana detrás de su presa esquiva y distraida.  Seamos concientes que no es broma, tenemos una suerte notable quienes no hemos caído en las garras de esta peste, porque muchos aseguran no haber sufrido demasiado al pasar por ahí, pero otros ya no están con nosotros y no pueden decir qué se siente, ni cómo les fue.  Pésimo, les fue.  Y nosotros mientras tanto estamos pensando en viajar, salir de la casa tomando precauciones, gastar dinero en pasar unos días divagando por ahí, disfrutando de la hospitalidad de extraños que se ofrecen naturalmente que muy amables pues es su trabajo.  Estamos seguros de lo que hacemos por fin habremos de salir de vacaciones en pandemia.  Este año ha sido intenso, quién por allá por marzo iba a imaginarse una seguidilla de meses espantosos llenos de privaciones y reglas de convivencia que nos mantuvieron a distancia, que nos hicieron olvidar aquellos besos que nos humillaron como nunca antes lo habían hecho. 

martes, 15 de diciembre de 2020

Edificar

 


Apurado, vamos, que hay que terminar ese texto que llamado así, parece verdadero parece necesario.  Después de varios días de no escribir aquí, vuelvo con el interés enardecido y con más ganas de hacerlo, lo bueno de descansar a veces es que uno retoma con más ganas con más ímpetu y así las cosas renuevan su estado, se pone bueno como quien dice.  Estamos de acuerdo en que las cosas, uno mismo las favorece, es uno mismo quien hace que sucedan con toda su magia, con todo su encanto, muchas veces aquello que nos lastima precisamente parece dirigido secretamente por nosotros por un hilo conductor que sólo el titiritero que llevamos dentro, es capaz de dirigir.  Sepamos también que la noche trae consigo un milagro: el de renovar el aire que respiramos y eso es mucho.  Lo agradecemos poco me parece, somos ingratos con la noche, que es capaz de hacer esto y mucho más, que es capaz de someternos a la delicia del canto de los pájaros al amanecer, y que también nos sorprende con las luces aquietadas que cuentan historias de navegantes, de amores prohibidos, de mares ajenos agitados algunos y otros más tranquilos.  La vida se va pasando, y rápido.  Y ninguno de nosotros está preparado para esa velocidad abismal, asombrosa y negativa, digo que lo es porque nos enojamos habitualmente con esto, digo el paso del tiempo, que no nos deja vivir en paz, que nos hace pensar en la vejez, en la muerte y otras cosas horrorosas que harán que huyas corriendo de este texto, ¿para qué ponerse a pensar estas cosas, quién en su sano juicio sería capaz de sostener la lectura después de unos minutos, en un texto como este?  No hay motivo, ni razón, yo mismo sugiero que te alejes que busques otras lecturas, otros horizontes, tal vez el más sosegado y neutro horizonte nocturno ahí mismo en tu ciudad.  Volvé después, que estaremos esperándote aquí mismo, pero sabiendo ya que hay otras latitudes, que somos muchos los sufridos hacedores de estos artilugios que estamos ansiosos por reconocernos en tu mirada, saber que alguien leyó lo que dijimos, que no fuimos engañados por una industria que nos prometía el oro y el moro y que sólo quiso sacarnos los ojos, la sangre y la última gota de sudor a cambio de nada, de unas monedas que no alcanzan para pagar siquiera lo mínimo: un libro.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Sensiblerías

 Está también la posibilidad de equivocarse mucho, hacerlo de manera definitiva, de hacerlo aquí y allá una y otra vez, y sin embargo salir adelante después de pagar por eso, después de arreglar las cosas con quien corresponda, y seguir viviendo como debe ser.   No es fácil, quién dice que lo es, pero es la tarea por delante, convencerse que es necesario vivir con las cosas y las cuentas mínimamente saldadas y tener un horizonte limpio en donde apoyarse.  Porque aunque suene extraño, también nos apoyamos en el futuro, en eso que está en blanco, en aquello que forma parte de nuestro día a día de manera más o menos incierta.  En la medida que no planificamos lo que viene, en la medida que la hoja en blanco la vamos llenando de caracteres y pelea, por así decir, en la medida que vamos dejando nuestra sangre en cada paso que damos pues, se empieza a poner buena la cosa y vamos viendo que esa estela que dejamos a nuestro paso, es propia, estamos nosotros dibujados ahí, latentes.  Conectados con lo que nos gusta, lo que nos apasiona, vamos conectando también nuestros pasos con un secreto e invisible hilo que nos une también a los demás, a esas personas que están ahí cerca nuestro para emitir una señal más o menos débil acerca de su conexión con nosotros, de su manía de estar cerca para acompañarnos y hacerse sentir presentes en nuestra vida, de su intención de acompañar tal vez en silencio, tal vez vociferando los cambios que son necesarios, tal vez dándonos una cachetada de sinceridad que duele pero despierta.

Digo estas zonceras, que no lo son, pero que no importan demasiado, una vez que estoy casi listo para levantarme.  Ya es hora de salir a la calle y vienen a buscarme así que tendré que estar dispuesto a empezar la mañana con una conversación amigable, como de costumbre, pensar en el chico que ayer hacía ademanes frente al canal, como de arrojarse, quizás para preocuparnos o quizás porque estábamos sensibles por exceso y pensábamos que esa era su intención cuando nada que ver, simplemente estaba ahí esperando a alguien.  Cuando vimos la policía que andaba cerca, pensamos que ellos se ocuparían y nunca tuvimos malas notocias por suerte.  Decía, que ya es hora de salir a buscar el pan nuestro de cadad día y ahora más que nunca dado que las condiciones en las que trabajamos en este país son frágiles, pero me imagino que también en otros países lo serán, nada escapa a la fragilidad, a la carencia también en otras latitudes, eso con seguridad, sólo que aquí como estamos nosotros, todo nos parece amargo en nuestro jardín, suponemos que los otros están mejor y no siempre es así.

Les cuento entonces: la foto la saqué llegando a mi ciudad después de un breve viaje desde la capital, e iba al encuentro de mi mujer, cuando esa escena llamó mi atención pero tenía encima apenas mi celular con una calidad de toma bastante pobre,  sin embargo tuve que sacar la foto porque ahí estaba la escena más que tentadora.  Y el pobre hombre que atravesaba el encuadre y no entendía a qué podía estar yo sacándole una foto, y había dejado su auto estacionado ahí nomás y después volvería de la fiambrería que está enfrente, y yo seguiría rumbo a mi casa con las debidas consecuencias que eso tiene para el bienestar general del vecindario.  Los vecinos saben, ellos conocen mis viajes y mis cosas de sólo verme llegar.

jueves, 26 de noviembre de 2020

Tarde sombría

 Cuando aparece un colectivo por esa esquina, pienso en mi madre que debe estar recuperándose de su caída esta semana, en casa, lo mejor que puede en compañía del viejo que a veces no es la mejor compañía, digamos todo.  Y digo que el colectivo me la recuerda porque siempre me hablaba de sus mañanas de recorrer el camino de casa al trabajo en micro aquí en la recordada Mendoza de aquellos años, donde ella y sus hermanas hacían lo imposible por llevar el pan a casa cuando más hacía falta.  Y esos detalles quedan en la memoria de cualquier hijo que se precie.  

Esta interrupción momentánea de la conexión a internet, hace que la escritura por momentos se vuelva incompleta, difícil, ya que escribo directamente aquí, en la nube.  Los cambios se van guardando a cada minuto y cuando no tenés conexión, se vuelve lenta, torpe y cuanto sinónimo de torpe quieras utilizar, no es agradable ni fácil hacerlo.  Justo en este momento, se cayó internet quizás por el barrio, quizás sólo en esta habitación, esta mañana. 

Tendré que seguir en otro momento con estas líneas, porque así parece que no volverá en los próximos minutos o quién sabe, y se hace complicado.

Pero como les decía, a veces una simple aparición de un colectivo en esa esquina es suficiente para recordarme a mi madre, a quien hace unos días que no veo, a quien extraño también ya a mi edad, parece imposible, a quien tengo guardada en mi corazón como cualquiera de ustedes, a quien sufro de ver pasándolo mal a veces por los problemas de salud que a su edad no son más que el pan nuestro de cada día.

Así las cosas, voy a ordenar el cuarto.  Es lo mejor que puedo hacer ahora mientras espero que vuelva internet, mientras que la conexión aparece nuevamente porque después de un día agitado como el que tuvimos ayer, con la muerte de Maradona, todos están nerviosos y tristes, nos ha golpeado sin duda mucho a los argentinos que no salimos de nuestro asombro de ver cómo un hombre con todo lo que el consiguió no haya sido capaz, ni él ni su entorno de asegurarse una vejez tranquila y en paz, con lo que tiene que tener una buena vejez.  Algo de salud, un poco de amistad y el apoyo de familiares y amigos de verdad.  Y dicho sea de paso, tenemos que pensar en esto una y otra vez, no quiero volver a ponerme a pontificar sobre nada, a quién le importa después de todo, digo que él tuvo la fama mundial que tuvo y generó seguramente mucha riqueza, la misma que le impidió quizás (y esto va por mi cuenta) asegurarse una vejez tranquila, prepararse para los días finales en paz.  

Bueno, en vez de estar haciendo esto que hago ahora, que es pretender hilvanar una idea, podría por ejemplo ponerme a escribirle a mis amigos que hace mucho no veo y que seguramente se estarán preguntando precisamente eso, por qué no dejo toda esta cosa y me pongo a organizar un asado en algún quincho, en alguna pileta, en donde podamos recordar viejos tiempos y suponer que otra vez, lo bueno está por venir aunque sepamos que no es cierto, que lejos estamos de esto, que a nuestra edad sólo nos queda revisar algunas cuentas y prepararnos para vivir lo mejor que podamos los últimos y sombríos años de nuestra existencia. 

Huyan de aquí mientras puedan. 


jueves, 19 de noviembre de 2020

Desconectados

 Agradecido, dicen que debe uno vivir, ya que por ejemplo, tiene internet.  Cuando se cae la conexión por una tormenta que rompe los cables, por fin entendemos lo duro que puede ser carecer de este vital servicio por estos días en los cuales cualquier interrupción de lo que venimos haciendo en la nueva red de comunicaciones nos provoca.  Estamos ávidos de conectarnos diariamente, ni nos damos cuenta cuánto lo necesitamos y cuánto provecho sacamos de esto.  Sin embargo a veces una pausa es bienvenida, un alejarse es necesario.  No estamos hechos para estar conectados las 24 horas, aprendamos esto, no podemos estar tanto tiempo dependiendo de un teléfono o de una computadora conectadas a internet.  Tenemos también que valorar esos minutos, esas horas en las que nuestra mente mira la vida fuera de una conexión a internet y nos conectamos con otras personas en la conversación cara a cara, y surgen cosas que también enriquecen nuestra vida, como la poesía y la buena charla.  Valoremos eso y seamos agradecidos, como cuando recorremos la tienda de ropa y vemos que la chica que atiende nos mira con interés.  Quizás ella sólo piensa en vendernos una prenda, pero lo que sucede con nosotros, con nuestra autoestima sintiéndonos apreciados como si fueramos la última coca del desierto, es algo bonito que tenemos que aprender a disfrutar, digo.

Escuché ayer un tema de Ricky Martin y por más que hago esfuerzos se que no volveré a escucharlo nunca más porque no me quedó guardado en la memoria algún retazo de la letra ni de la música, sólo que en el momento en que lo escuchaba, esa letra sencilla y esa melodía pegadiza, precisamente le pegaron directo al corazón del momento que estaba viviendo y se que difícilmente se repita, se que son esos momentos únicos que nos toca vivir a veces y de los cuales no salimos indemnes, sino que nos marcan de una manera persistente y se quedan ahí para recordarnos que no somos tampoco los super hombres que nos exigen a veces, sino que tenemos nuestras dudas, nuestros momentos de debilidad y de falta de coraje o directamente que valoramos demasiado la vida como para hacer estupideces.  Estamos más de una vez en jaque por estas situaciones, quizás las provocamos o las buscamos inconscientemente y no nos damos cuenta y cuando aparecen salimos corriendo porque soldado que huye, servirá en otra batalla.  

martes, 3 de noviembre de 2020

Suerte que estás vos

 La vida te está sonriendo, es una sonrisa pícara y hasta maliciosa te diría que te invita a ir por más, a buscar donde nadie lo hace, a cometer algunas tonterías, a recordar viejos tiempos y a darlo todo.  Darlo todo como la canción de Fito, y dar lo que tenés a mano y sabés que hace falta.

Recorrimos ayer una feria de ropa americana, ahí donde uno puede buscar entre saldos y viejos retazos alguna prenda que le sienta bien, que sea de su agrado y pagar poco, en lo posible regateando incluso, un módico precio que de otro modo no conseguiríamos.  No encontré nada a mi gusto de manera que volví a casa con la única bermuda que había conseguido esa mañana en una tienda de verdad, de esas que te venden productos nuevos y por lo general caros.  Pero contento porque se vienen terribles calores en esta Mendoza linda, y uno tiene que andar más bien desabrigado aunque por motivos laborales tenga que usar ropa y calzado extremadamente pesado y abrigado.  Sí, estamos pensando seriamente instalar una ducha en el trabajo, ahí donde se pueda, que va a ser en el patio, lo puedo sospechar claramente y me hago cargo, seré yo quien deba impulsar la iniciativa dejar de lado los rumores de que es una idea alocada y seguir bancando, poner los puntos sobre las íes y avanzar con el proyecto que demorado, ya está hasta medio olvidado te diría, pero ¿a qué esperar, acaso, a que gire otra vez el mundo y vuelva a hacer frío?  No, la idea es disfrutarlo ahora, cuanto antes.  Poner agua cayendo en forma de lluvia aunque sea de manera artificial, es una bonita idea aquí en esta ciudad tan amiga del desierto y los calores infernales, tan que te invita a beber agua todo el tiempo por la deshidratación que avanza minuto a minuto, por los cuatro costados por toda la piel y la cercanía de las demás personas se hace agobiante, al cabo que ni falta hace una pandemia para mantenernos alejados, como cuando venía del campo y no entendía nada de eso de los subtes y las cuestiones modernas de la gran ciudad, como un vago que se levanta un día y se dice, no queda más remedio que salir a laburar, como un atorrante que se mueve en direcciones aleatorias sabiendo que en algún momento dará con lo que busca, pidiendo ayuda a quien menos conviene, a su peor enemigo, a aquel capaz de dejarlo estaqueado en el medio de la nada, sin agua, sin comida, con tal de aventajarlo en algo, porque es otro atorrante y quizás el peor de todos, ese que cuando menos te esperas te quitó mujer, hijos, casa y amante de un manotazo.

Vaya este sincero aplauso de mi parte, querido amigo.

martes, 27 de octubre de 2020

Yo no sé de poesía

 En resumidas cuentas, es improbable que los lectores vengan aquí a leer porque les aparece el texto muy chiquito en el celular, y en la computadora son cada vez menos los que leen, de manera que lo que escribo, muere aquí.  Ni siquiera si voy y lo publico en el muro de mis redes sociales porque tampoco están tan interesados en leer lo que escribo, o siquiera leer: hay que pasar rápido las páginas de todo lo que cae en nuestras manos, dejar para después la lectura concienzuda, serena, reposada.  Mejor, las boludeces de nuestros contactos en las redes, de nuestros amigos en facebook o de la gente que seguimos en instagram.  Y así, nos creemos en la habitual y equívoca situación de pensar que estamos leyendo lo que todos leen y no es así, solo una porción de la torta que está relacionada con nosotros, es la que provee lo que leemos, son ellos los que arman nuestro material de lectura. 

Lo que decía, entonces, es que los lectores ya no se detienen ante algo escrito por un fulano que cree estar diciendo algo interesante al menos, no ya algo que logre cambiar sus vidas, sino digo, simplemente interesante que les devuelva la mirada en el pasado con cierta gracia y alegría cosa de perdonarse y seguir adelante con los planes no resueltos, seguir con las ganas intactas, vamos, como quien te da una palmada de aliento y te dice: "seguí así, pibe.  Dale que vas bien" y vos podés hacerlo y sentirte orgulloso de tus pasos y de tus actos, pero muchas veces es imposible: quién puede sentirse orgulloso de quemar los neumáticos en plena manifestación mandando a la calle una espesa columna de humo completamente contaminante y espantoso, además del olor y las náuseas que provoca una acción condenada al fracaso, porque desde cuando algo así logra cambiar nuestras vidas.

Tengo aquí a la mano un librito de Kafka que no me animo a leer.  No me animo porque fue un escritor contrariado, alguien a quien la escritura le pesó en las manos, no logró tampoco trascender su momento mientras vivía, no logró conmover a las masas sino a través de su albacea  una vez fallecido.  Una especie de fracaso al cual no me gustaría acceder.  No digo que el éxito esté aquí, sólo que pienso en lo mal que le fue a él, y no me agrada.  Pienso que le fue mal, después de todo desconozco la mayoría de su vida, apenas si se que escribió algo que Borges tradujo de manera magistral.  También comentar que en una época furiosa de mi vida, me daba por leer todo lo que cayera en mis manos incluso el diario en papel, y por ejemplo, compraba muchos libros de todo escritor que se preciara, y entre ellos obvio los libros del escritor checo (porque era checo, cierto?) y no entendía demasiado de aquellas historias extensas y seguramente bien contadas a las que tenía acceso de joven.  Porque eso compramos con un libro: acceso a lo que dejó escrito, establecido, retratado una persona a quien llamamos escritor.  Ese que con su reflexión y su creatividad, nos da un empujón hacia lo que nos conmueve de la vida, hacia aquello que nos llama de verdad y nos cobija, aquello que está esperando por nosotros aunque se trate de la propia muerte.

Sigamos descubriendo esos buenos escritores entonces, que vale la pena.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Arquitectura

 Comenzamos ayer a ver una serie nueva con toda la expectativa del caso, pero duró menos que lo que dura un aleteo de colibrí.  Fuimos rápido a buscar algo a la heladera para distraernos un poco porque nos llamó mucho la atención que fuera tan mala siendo que alguien nos había pasado el dato y uno tiende a confiar en el buen gusto de la persona a quien le pregunta, y no fue este el caso, así que debimos atinar a cambiar de actividad lúdica o recreativa de inmediato, sabiendo que muchas veces no se consigue lo que uno quiere o espera y debe acostumbrarse a la idea de cambiar de rumbo, tomar partido por otro camino, buscar ayuda o bueno, lo que sea.  No es este el caso, claramente estar ahí viendo una serie y ponerse a pensar en estas cosas, no tiene sentido uno simplemente va y cambia de programa buscando algo que sí llame la atención, como aquella serie de cabañas exóticas en Gales por ejemplo, algo que vi de costado hace poco y me pareció novedosa y excelente, pero hasta ahí nomás.  El dolor recurrente por estos días vuelve a aparecer y se queda durante unos cuantos minutos, sabiendo que uno apenas puede con eso pero no hace nada por cambiar la situación, abulia creo que se llama esa actitud, la de ver venir el desastre y decir: "y a mí qué me importa nada...", y seguir muy cómodo en su situación sin ocuparse.  Prestemos atención, siempre.  Seamos responsables con nuestro futuro, veamos la posibilidad de cambiar algo el rumbo si vemos que estamos a punto de estrellarnos con un iceberg, seamos conscientes de la posibilidad que se nos ofrece y tomemos cartas en el asunto, rápido para no lamentarlo después.  Nos decimos estas cosas sabiendo que muchas veces simplemente no se puede o no vemos cómo, pero intentémoslo.  Seamos como decía buenos con nosotros mismos, se trata de un poco de autoestima para salir adelante, y digo todo esto sabiendo que muchas veces no se cumple, ahí está el famoso dicho: "haz lo que digo pero no lo que hago", creyendo que va a estar todo bien, que saldremos airosos de toda situación complicada porque se instaló en nuestra mente la creencia de que podemos con esto y con mucho más... y a veces no es así.  Busquemos ayuda, también, cuando hace falta, busquemos ayuda en la gente que confiamos y en la que no, también, pero tomando los recaudos necesarios, no nos expongamos innecesariamente a situaciones peligrosas que sólo van a hacernos daño, ¿para qué hacerlo, si podemos pasar por el costado y dejar que eso lo vivan otros?

A veces simplemente no se puede, como ayer cuando escribí un mensaje a cierto profesional de la arquitectura y cuando estaba por comenzar a borrarlo, el celular se me escapó de los dedos (estaba acostado) y al querer agarrarlo apreté Enviar en vez de Borrar.  No se, lo que pasó después será motivo de otra publicación, si es que me dejan.

viernes, 16 de octubre de 2020

Leer hasta el final

 Es casi una barrera, pero mejor decirle un hito: 300 publicaciones en el blog y contando.  Veremos a cuántas llego algún día, cuál será la última, qué dirá y qué número tendrá.  Por ahora, llevo 300 de este blog que empezó algún día como una forma de canalizar broncas y miedos.  Así le digo al blog, canal.  Una especie de canal de televisión también podría ser, eso que tanto nos influyó a los de nuestra generación con los dibujos animados en la infancia, las series ochentosas y subsiguientes, y la explosión de canales que vinieron después con el cable y la televisión satelital y tantas cosas que nos metieron en el living.  Es inaudito que me haya dado por escribir en un blog cuando podría hacerlo en un libro, para un libro que finalmente alguien leyera después de comprarlo, pero no aquí pueden leer lo que digo sin necesidad de gastarse un peso, sin la obligación de pagar ni siquiera mediante la exposición a unos comerciales, a unos anuncios pagados de adwords como dicen que funciona.  Es un blog que recopila los textos que vengo escribiendo desde hace unos cuantos años, exactamente desde el 2009 unos diez años y ya casi once, recuerdo seriamente que el año pasado cuando se cumplieron los diez años del blog, me encontraba en una entrevista de trabajo en una gran empresa mendocina, un empleo sobre tecnología al cual no me llamaron, en realidad, y por un lado lo agradezco porque habría terminado escribiendo programas ahí y no era la idea.  No, yo estaba detrás de otra cosa, siempre estoy detrás de otra cosa, no de lo que tengo en frente.  Como una manera de buscar refugio, protección, o algo así es que me pongo detrás de otra cosa no sea que eso me lastime.  ¿Será así?  Suena inteligente al menos, puede ser que tenga razón en esto o puede ser que constituya un modus operandi que debo trabajar, que debo resolver, que debo corregir.  Hablando de deber, las cosas que uno debe se las debe a alguien, lo entendí muy bien esta semana, muchas veces lo hacemos como si fuera nuestro y no, es de alguien más.  Lo se por los rulos de ese cabello que me tiene mareado y no puedo mirar más allá, sólo pienso en hundir mis manos ahí y nada más.

Hay que ver las cosas que escribo, suena provocador ya lo se, a quién le importa eso, mejor pensar en el momento de la foto, que me pasó ayer justamente cuando volvía al lugar donde vivo ahora, que pasando por el predio donde están la casa de gobierno y el poder judicial, encontré que habían iluminado de rosa el edificio principal y mientras dos mujeres policías hacían lo mismo, es decir sacarse una selfie con el fondo rosado, yo opté por tomar una foto que aquí publico, mostrando precisamente ese efecto decorativo sobre el edificio que le queda bastante bien y seguramente está homenajeando la lucha contra el cáncer de mama o algo similar, ya buscaré info al respecto.  Después, compré una lata de cerveza, en su versión APA para festejar que estoy vivo, que sigo buscando el amor, que un poco ya lo encontré en la persona de mi mujer, que sigo queriendo y amando la vida, que nada me detiene y que entiendo que no estoy para los viejos trotes de la juventud pero tampoco para la amargura y la vejez.

viernes, 9 de octubre de 2020

Bajo el mismo techo

 


Es un espacio privado, el de la lectura, donde nadie más que uno puede entrar y resolver en unas cuantas hojas o páginas de internet (ahora) un problema que tiene que ver con el autoconocimiento.  Ja, qué definición.  Cuando uno lee en realidad entra en ese espacio íntimo y privado donde estás vos con el texto y nadie más, y tenés que salir airoso ya de movida diciendo "sí, entendí eso" y también me dijo algo o me sugirió alguna cosa, por lo menos.  Si no, podemos tranquilamente acusar al escritor de no tener la habilidad de transmitirnos algo, de haber hecho eso por el simple y lamentable motivo de cobrar unos pesos por parte de alguien encargado de captar la atención del lector pero con fines poco transparentes.  Así, vamos de lectura en lectura como fiscalizando lo que leemos hasta encontrar eso que nos conmueve de verdad, que nos interesa al punto de no poder dejarlo escapar de nuestras manos, algo que queremos compartir de inmediato, en suma un texto imperdible.

En estas cuestiones andaba pensando ayer cuando fui a ver un departamento para alquilar ya de una vez, que lo venimos necesitando con A- imperiosamente para salir de esta situación de distanciamiento ya excedida de lo social, porque vamos, hace cuántos meses estamos viviendo ella en San Rafael y yo acá en la capital de la provincia, y la separación no ha sido buena, ha tenido algunos aspectos positivos pero la mayoría han sido negativos.  Lo firmo ya.  Por ejemplo, el hecho de dormir solos, cada uno en su casa, ha redundado en más y más noches de frío y soledad que no tenían por qué estar ahí, nunca imaginamos eso cuando nos conocimos, estar separados tanto tiempo, y en medio de una pandemia que nunca jamás esperábamos, eso lo puedo jurar; este año ha sido tan pero tan singular que todo lo que le pongas adentro, le cabe.

Como decía, ayer vi ese departamente que nos va a resultar adecuado desde todo punto de vista así que hoy comienza el operativo "rescate de nuestra pareja" y voy a intentar por todos los medios de alquilarlo para que podamos ahora sí, mudarnos ambos a ese nuevo espacio privado y resultante de poner el hombro cuando hace falta, dejar atrás las ataduras ridículas a las que tal vez uno mismo por carencias previas se somete, se aferra ya por excesiva estupidez, y tiene que salir adelante, buscar lo nuevo y confiarse de que va a estar todo bien, de que se da así por bondad del universo y tiene todo el sentido y seremos mejores bajo ese techo, a darlo por seguro.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Hacerse cargo

 

Salí a correr con entusiasmo ayer, y me encontré con la situación de que en el parque no había gente, estaba todo el mundo en su casa, evitando salir a hacer actividad física, a diferencia mia, claro, que encontré un momento en mi complicada agenda y me puse los cortos para salir a sudar un poco que hace bien, y cuando iba promediando la vuelta al parque que doy habitualmente, una rama cayó de un árbol golpeando mi cabeza levemente sin causar daño alguno pero advirtiéndome que no estaba bueno lo que pasaba, que el viento zonda estaba complicando realmente la ciudad y que mejor cambiaba de dirección de inmediato, me volcaba a cruzar la avenida y me escondía de los árboles frondosos y peligrosos del parque, y naturalmente eso hice.  Crucé de inmediato, como decía, la avenida por la senda peatonal (creo) y me lancé a correr entre los autos y las veredas derecho a casa.  Comenté la situación apenas llegué y se rieron de que por suerte no tuviera mayores daños en la cabeza, claro alguno que otro magullón deberán haber visto, porque si no, por qué las risas, no le di importancia al asunto y me fui a preparar después unos mates.  Pero lo cierto es que lo pasé un poco mal por el temita de la rama golpeándome la cabeza, después que el viento azotara el árbol y cayera justo encima mío, a la vista de los policías que custodian el tráfico más allá de la esquina donde la ciudad linda con Godoy Cruz.  De manera que lo que estaba pasando era que mis daños cerebrales no alcanzaban a preocupar a nadie, yo que todavía no miraba el espejo, no me daba cuenta de que en realidad había otro motivo para las risas, pero que no era yo, sólo que producto de cierta paranoia, o como se llame al acto de sentirse observado, estudiado, examinado en detalle por la gente con la que convivo, me llevara a pensar que sí, que en realidad había un daño preocupante en el cuero cabelludo y algo tenía que hacer: por ejemplo, ir a un espejo a mirar.  Y ya que estaba, lo hice.  Fui al baño, prendí la luz y miré en el interior a ver qué se veía ahí que hay un gran espejo.  No vi nada grave, apenas un poquito roja la piel algo irritada estaría, sin importancia.  Me fui tranquilo a buscar lo necesario para disponerme a sumergirme en el baño tranquilizador y refrescante.  Tropecé en el camino con un charco de agua que después descubrí que en realidad era pis de perro.  Resulta que todos aquí estamos padeciendo el capricho del animal que pretende que convivamos con su orina en medio de la sala porque nadie se entusiasma con el hecho de limpiar.  Todos parecen estar muy ocupados en sus asuntos (y me incluyo) de manera que las necesidades del animal las tiene que limpiar otro, no yo.   Y así, todos a salvo.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Una pista

 

Qué ridiculez sentarse a escribir y que no salga nada, que estés dando vueltas sobre el texto y no encuentres un motivo siquiera para empezar, una pista, algo que te inspire y tengas que dejar el texto ahí, a medias.   Digo ridiculez, para no confundirlo con la frustración, porque también podría ser que uno se pone con total entusiasmo a hacerlo y nada fluye, se traba el interés, y dejás finalmente para más adelante lo que se te había ocurrido años atrás: un texto que llame la atención, que sea de interés para los lectores que pululan por internet.  En especial, aquellos del gremio de los informáticos, que los hay y muchos.  Gente que administra sistemas, o que hace programas de computadora, y un sinnúmero de ocurrencias porque convengamos que los oficios relacionados con la informática han crecido en número precisamente y es impresionante.  Cada día más personas están sumergidos en esto, más usuarios y profesionales salen al mundo a buscar destacarse por algo, creando una idea, una marca, un producto que tenga que ver con la tecnología, y se van desarrollando nuevas necesidades, también de la mano de los avances que provee Silicon Valley.  Nosotros, que venimos desarrollando esto desde hace tiempo, notamos que ya no es mucho lo que se puede hacer, que trabajamos en proyectos que no estarán en los titulares de ningún diario, pero lo seguimos intentando porque no da que abandonemos el barco apenas empiezan las olas, que queramos dejar atrás lo vivido, lo que intentamos alguna vez, porque dijimos un día que no podríamos con esto, que lo nuestro era finalmente el fracaso.  Y seguimos, como siguen otros, buscando, removiendo aquí y allá en busca de la idea esquiva, y conversamos con amigos y conocidos con la secreta intención de encontrar algo que se pueda convertir en una genial idea que resuelva una necesidad real de alguna parte de la comunidad, y en particular si puede ser así mejor, del mundo.

No encontramos después nada que se le parezca, lo dudamos y dejamos para más adelante.  No es hoy, insistimos pero no sale, no nos gusta lo que hicimos, consultamos con amigos también y muchos se muestran entusiasmados pero quizás no nos cuentan los detalles del entusiasmo, lo notamos en su expresión, no es así como funciona, nos están engañando de alguna manera, no quieren que suframos, evitan el momento de decirnos la cruel verdad: mirá Ale, eso es una burrada por favor no lo publiques.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Pasar por el bisturí


Una operación de cataratas será algo sencillo, me digo a mí mismo para darme coraje y pensar que es fácil en estos tiempos resolver algo así para médicos con varios años de experiencia en el tema.  Cómo fue que vino a aparecer esta enfermedad, es un misterio.  Se supone que le toca a gente de más edad, me hace ver como viejo que todavía no soy.  Me ha llevado a pensar en eso, a mis cincuenta, que es casi un avance en mi edad todo esto, que estoy pisando una edad lindera con la tercera edad, me ha envalentonado con la muerte, ya no la veo tan extraña, me da ganas de seguir adelante en todo lo que emprendo, total estoy más cerca del final y ya no hay chances de segundas oportunidades ni más opciones que las que tengo a la vista.  Finalmente, tendré que pasar por el bisturí, pero no será esta semana porque todavía estoy en etapa de estudios médicos y conocer en profundidad en qué estado está el ojo pero justamente la misma catarata (como un velo blanco que impide el paso de la luz) se interpone y hace más difícil la cosa.  ¿Por qué estoy hablando de esto, me pregunto?  Será por mi manía de ventilar lo íntimo, lo privado, lo personal.  Será por eso, qué necesidad tengo de andar mostrando esto en un blog, ya me estoy arrepintiendo como me pasa habitualmente con lo que escribo aquí, será que tengo una especie de moco en la cabeza al que debo atender cada vez que me siento aquí a intentar escribir una entrada en el blog, y ese moco manda que diga estas huevadas.  Y si sigo utilizando palabras así, medio mal habladas, llegaré a borrar todo el texto ni bien termine porque entenderé que lo que me avergüenza, mejor no publicarlo, mejor no mostrarlo a la gente.  ¿Para qué?

Imagino que la mañana estará bárbara.  Ya estamos empezando a disfrutar los primeros calores primaverales en Mendoza, ya se siente la estación verde y floral en el aire y esto está muy bueno, el corazón empieza a arder con otra sintonía, las chicas hacen gimnasia en el parque buscando una sombra que permita escaparle al sol abrasador, las vi ayer.  Los profes hacen lo posible para mantener la atención en lo que tienen que hacer y no en la poca ropa que usan, más atrevidas ellas que se animan a mostrar.

Hoy viajo a mi ciudad porque llegó al fin el fin de semana valga la redundancia. ¿Quién escribe tan animadamente, hoy?  ¿Quién publica y vive de eso por estos días?  ¿Acaso no es el video la gran estrella de este tiempo?  Ni siquera la imagen fija, estática lo reemplaza.  Sólo el video.  Será por eso que sólo logro que algunas pocas personas visiten este texto, apenas algunas amigas andan por aquí, solitarias ellas, quizás buscando alguna mención a lo que vivimos, a las experiencias compartidas, como cuando le quitamos la piel al pollo para cocinar una receta que vimos en youtube.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Insomnio

Llevo varios días sin dormir de un tirón será por los nervios de que hace ya unos cuantos meses venimos soportando esta pandemia horrible, bueno al igual que todos aquí en Argentina, que llevamos como decía una gran cantidad de días sumergidos en esta condición detestable y siniestra de no tener que olvidarnos que a las 7 de la tarde cierran los locales donde venden comida, o de lo contrario no cenás.  Y ya nos acostumbramos y lo hacemos así, compramos dentro de lo posible anticipadamente así no nos agarra la cena desprevenidos como ayer, que finalmente me arreglé con un par de huevos y queso, y saqué adelante unos omelletes que no quedaron diez puntos pero me permitieron zafar del tema de la alimentación que, como vengo diciendo últimamente, es muy serio.  No consigo hablar con la nutricionista, se ve que sus tiempos también están plagados de contratiempos y me viene pateando para más adelante, todo lo que hacemos es hablar por whatsapp de vez en cuando y mayormente son conversaciones de postergar la reunión, quién sabe qué habré hecho yo para merecer eso, pero ahí está.  Puedo hacer capturas de pantalla y mostrarlo pero se que me creen, que van a confiar, y que van a decir que es así como digo, que aquí no se permite decir una cosa por otra, y que los trucos de alimentos y de preparación de los mismos que me viene transmitiendo la nutri, quedan ahí, en simples intentos que no llevo a término, que no concreto.  

Será por mi manía nunca superada de dejar cosas colgadas, soy la típica personalidad abandónica (palabra horrible) que deja las cosas a medias, aunque a veces me tomo el trabajo de terminar algunas, ojo, no siempre dejo así por el camino lo que me propongo, muchas más veces son las que lo termino.  Pasa que el tiempo no ayuda, cuándo no, y mi aburrimiento hace lo suyo también y me da por dejar ahí algunas cosas.  Tengo que terminar mi carrera.  Ya lo dije.  

Empecé la licenciatura en Sistemas hace ya varios años y quedó inconclusa porque me demoré en rendir las materias y fue así que se cayeron las regularidades y ahora según me dijeron tengo que volver a empezar prácticamente desde segundo año, decime si no es abusivo, si no es una especie de tomada de pelo que me hacen, acaso no cursé yo en su momento todas esas materias con qué necesidad tengo que volver a pasar por ahí una y otra vez.  Ah, la explicación bien podría ser por el hecho de que en esta carrera las cátedras rápidamente quedan obsoletas.  Por supuesto, los temas que vi cuando la cursé han cambiado tanto que ahora seguramente ni están en los programas aquellos temas, habrá otros más actualizados, más modernos y pertinentes que sin duda, quedarán obsoletos en poco tiempo y ya tampoco habrá tenido sentido estudiarlos.  Es una carrera doble: estudiás para rendir, y rendís para que no se pase el tiempo y los temas no sean ya cosa del pasado.  Muy rápido.  

Mucha velocidad, lo mismo que pasa en las computadoras, que son capaces de procesar información tan rápido que pasa frente a nuestros ojos y ni nos damos cuenta, así como las grandes equivocaciones en nuestra vida, cuando quisimos acordar pasó y ya no hay vuelta atrás.  Ahí están los errores para hablarnos de quiénes somos, por qué lo hicimos y cuál fue la verdadera raíz de aquella barbaridad que cometimos en aquel momento, seguramente plagado de otras circunstancias y coso.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Paralizante

 Un depósito es un lugar donde vas y dejás algo para que esté guardado un tiempo, para que nadie lo toque mientras vos hacés un trámite o resolvés algo que quedó pendiente de resolver o simplemente porque no tenés donde mierda ponerlo, y vas y lo guardás ahí.  Y está bien.  Uno quiere que ese lugar se conserve intacto, cerrado, hermético, seguro en definitiva y que nadie entre ni toque nada porque no da.  Pero sucede que a veces, viene alguien y lo hace, violenta tu espacio, se mete, toca y mueve las cosas de lugar, y a vos eso te impacta de alguna manera, por lógica, te da bronca y hasta ira, pero no podés hacer nada.  Digo, no podés hacer más que volver y acomodar las cosas a tu gusto, hacer un inventario buscando si hay un faltante y dejar todo ordenado otra vez y quizás pensás en un candado más grande o en contratar a un guardia de seguridad que se ocupe realmente de lo que se tiene que ocupar, que no sea pendejo (como dicen los mexicanos) y así te vas a tu casa otra vez tranquilo, pensando que esta vez sí, nadie se va a atrever a meterse ahí.  En tu depósito.

Que no es tuyo.  Simplemente, lo estás alquilando, hiciste un contrato con alguien que te lo cede, que te da las llaves y que te pone condiciones para usarlo.  Bueno al menos este es el caso, de mi depósito, digo, no es de mi propiedad pero lo alquilo y pago la renta mensualmente y de manera más o menos prolija.  ¿Por qué entonces, no puedo disfrutar de la seguridad que pretendo, si estoy al día con el pago del alquiler?  Bueno, viste cómo son los contratos: cuando firmaste en ningún lado decía que los dueños se harían cargo de la seguridad.  Es un tema mío.  Y como a veces dejo las cosas para más adelante, no me ocupo y me relajo un poco, después me amargo, y tengo que lamentar situaciones como esta.  A llorar a la plaza, amigo.  A dejar lo pasado atrás y a seguir adelante, enfocado.  Uno puede con esto, se trata de cosas materiales, que al fin y al cabo van y vienen por nuestra vida no tienen por qué atravesar los sentimientos de manera paralizante, se puede continuar a pesar de estos contratiempos, no hay por qué simular que uno está bien, eso tampoco, sufrir lo que se deba sufrir.  Mejor dicho que duela todo lo que tenga que doler, pero no voy a detenerme.  No hay lugar para la pereza.  (Gracias F. N.)


viernes, 28 de agosto de 2020

Hay que intentarlo


A veces te preguntas qué estará haciendo,
cómo todo se convirtió en mentiras,
algunas veces pienso, que es mejor,
no preguntar nunca por qué.

Donde hay deseo,
va a haber una llama,
donde hay una llama,
alguien va a quemarse,
pero solo porque queme,
no significa que te vayas a morir,
tienes que levantarte e intentarlo, e intentarlo, e intentarlo,
tienes que levantarte e intentarlo, e intentarlo, e intentarlo,
tienes que levantarte e intentarlo, e intentarlo, e intentarlo.

Pink - Try


Antes de llegar a mi habitación, ayer, escuché en radio esta canción de Pink que quedó sonando en mi interior como suele suceder con las canciones,  puse de inmediato el video y para mi sorpresa encontré una coreo (un adagio dicen los que saben) más que interesante así que decidí compartirlo aquí para que lo disfruten ustedes, es un video de unos cuantos años, pero está bien.  .

Después, quise mostrarlo entre amigos pero no fue del todo bien recibido, será que las imágenes cayeron como violentas, quizás entendieron otra cosa, o quizás quien pudo apreciar algo del video fui yo que busqué la traducción (vamos, la fácil) de la letra en el buscador y se me corrieron unas lágrimas pensando en la suerte de los amantes que fácilmente se enamoran y caen después una y otra vez, en la decepción.  Cuándo no.  Pero ahí están las canciones, las búsquedas, los amores, para recordarnos que, frente a cualquier caída, lo que se debe hacer de inmediato es levantarse y volver a intentarlo, que la vida sigue.

 

jueves, 20 de agosto de 2020

Una pausa

Lo puse en pausa.  Así, de repente, hoy mismo, puse en pausa un texto más extenso que vengo escribiendo por estos días, porque tenía la necesidad repentina volvamos a decir, de comentar algo que está sucediendo en los alrededores, las circunstancias lo ameritan, quiero decirlo con el lenguaje coloquial, de la manera más simple que pueda, de tal forma de hacerme entender con claridad, de que lo que digo no sea malinterpretado, de que las voces que resuenan en el interior puedan salir y hablar; no callar nada sacarlo todo afuera como decía la canción.  Muchos años atrás, fui silenciado y duele mucho la situación, es expresar lo único, lo íntimo, lo propio y no te dejan, te tiran para atrás de un empujón, te someten al encierro a la privación ilegítima de la libertad, en un mangrullo, en una pocilga, en un entierro en vida, ahí donde la vida no crece, no importa la virginidad de la creación, importa el silencio, la quietud, el desmadre.  El caos está ahí, imponemos nosotros un orden que a veces se quiebra y resuena entonces la voz interna de exigir, de esmerarse con trabajo y tesón en darle una pulcritud, un orden, una simetría a las cosas, ahí donde alguien dejó el empaste, o como decimos en el barrio, el despelote.  Ordenamos lentamente, buscamos una bolsa y tiramos la basura, recorremos uno a uno los contornos, y vapuleamos en la mente al que lo provocó, le tiramos las orejas, lo cacheteamos y le decimos basta, fuera de aquí, dejame hablar y decir lo que tengo para decir, que no sea cosa que tengamos que lamentarlo después, y sea tarde, cuando pasan los años y te das cuenta de la libertad que resignaste que vendiste, o que simplemente te robaron es que comienza la lloradera, ahí viene el suplicio de tener que vivir con esa espantosa sensación que los demás hablan y con coraje avanzan mientras vos ahí tirado llorás y lamentás lo que nunca debió suceder, lo que estuvo a tu alcance de corregir y enderezar pero no hiciste.  Fabulás que a partir de ahora pero sabés que nada va a cambiar en tu conducta, vas a volver a cometer el mismo error una y otra vez dejando en manos de otros más capaces y experimentados, aquello que era tu encanto de actividad, aquello que te distraía más que nada, aquello que hacía de tus tardes un encierro digno y meritorio, la felicidad estaba al alcance de las manos y abriste los dedos.

Pelearé por lo que es mío, lo conseguiré, es la promesa que me hago una y otra vez y finalmente creo que ya se a modo de profecía, qué va a suceder pero no importa, en el viaje estoy entusiasmado creyendo que voy logrando cosas, que voy acercándome a la meta, que está bien así y lo quiero seguir haciendo y más cuando mi compañera de toda la vida está ahí, dispuesta a seguir conmigo, a luchar a mi lado, a ser una más en este equipo compuesto de dos.

viernes, 24 de julio de 2020

Helen

Parece una plataforma obsoleta, escribir aquí ya ha quedado en desuso, muchos directamente lo hacen en las redes sociales especialmente Facebook y quizás también Instagram, dejamos de lado Twitter por la brevedad qué implica, aunque también es posible hacerlo ahí. Un blog como éste requiere de un esfuerzo adicional por parte del lector y lo digo porque sabemos que las redes han acaparado la atención de la gente y sólo se lee lo que ahí se publica.  Sin embargo puedo decir que la plataforma Blogspot me ha acompañado desde hace muchos años y quiero continuar con el metier de escribir aquí.  Ruego a los lectores que no dejen de hacer clic en los enlaces y vengan, pasen por aquí una y otra vez buscando quién sabe, un momento de entretenimiento pasar de lo entretenido a lo divertido, encontrarse a sí mismo y quizás, por qué no, una pista acerca de esa decisión importante que hay que tomar seguidamente, como ayer que fue difícil para mí encontrar la salida en una bocacalle que me dejó prácticamente encerrado fue un encierro circunstancial y momentáneo pero lo padecí, cualquiera habría hecho lo mismo en mi lugar: dudar.  Llegué a casa con la triste sensación de haber perdido una oportunidad que ya no se volverá a repetir pero encontré todo revuelto.  Habían entrado ladrones, por suerte sólo se llevaron un televisor porque no pudieron acceder a la habitación donde guardo celosamente, además de mis recuerdos, el encanto sutil de unas sábanas de seda y la yerba.


jueves, 23 de julio de 2020

Apretando los dientes

Debo decir, sin temor a equivocarme, que la suerte está jugando una partida extraña, inverosímil un año como el presente rodeado de una situación inexplicable y original como es la pandemia. Solíamos ir a caminar todas las tardes con A- y ahora hace tiempo no lo podemos hacer porque nos encontramos viviendo una situación atípica: estamos virtualmente separados al menos por la distancia. Nuestros corazones siguen unidos, se consuelan mutuamente como de costumbre, miran hacia atrás con compasión y hacia adelante con fe, vuelven una y otra vez sobre los pasos, recorren aquel andar vespertino y se alegran de cada situación vivida de cada paso que dimos en pos de nuestros objetivos en pos de los sueños de dos personas adultas que se reconocen veraces y fuertes, que enfrentan la vida en cada situación que se presenta, que tienen agallas, coraje y corazones fuertes. Los vientos de estos días no dejan en pie lo superfluo, arrasan inevitablemente con las esperanzas y los sueños de quienes, más débiles, no logran ponerse en pie cada vez que la amenaza acecha. 

Fue buena idea salir a correr ayer, oxigenar los pulmones, activar la circulación, impulsar al corazón a que lata fuerte bombeando hacia las extremidades en estos días de frío es un recurso inagotable de buena salud por más que pasemos las jornadas apretando los dientes.

martes, 21 de julio de 2020

Una aventura

Así como simulamos a veces estar de acuerdo, otras en cambio nos proponemos retirarnos y salvarnos el pellejo para nuevas batallas que ya vendrán, es ahí cuando comprendemos que estamos enredados con todos de una manera misteriosa y sutil. He comprendido también que las veces que me equivoqué fueron además de errores, experiencias que me dejaron una enseñanza valiosa de tal modo de asociar lo aprendido con futuras experiencias tal y como sucedió la noche que tuve que usar un baño ajeno hasta que el técnico arreglara el que tenía asignado cambiando la puerta que había quedado mal armada. De todos modos, aquella tuvo algo de bisagra, fue entonces que comprendí que las llaves muchas veces cierran puertas abren espacios limitan las maneras en que nos relacionamos como en este caso con los vecinos.  Alta sorpresa y postergación inevitable siempre que necesitamos de algo urgente ocurre lo inesperado redoblamos el esfuerzo caminamos hacia el día de mañana visualizamos la salida retorcemos en el puño el dolor y miramos con el pecho erguido hacia delante.

Disidentes, entendemos que el sufrimiento es una experiencia evitable y opcional sin embargo hay días en que se instala de manera recurrente y evitarlo es una tarea imposible. Preparé esta mañana el desayuno como de costumbre y enloquecí al ver que habían dejado platos sucios en lugares comunes. Se recuerda lo que viví antes en estos espacios donde las paredes oyen y uno debe arreglárselas sin computadora con apenas un celular capaz de reconocer la voz y cambiarla a texto.

Perdí buena parte de lo que estaba diciendo porque el reconocedor de voz arrancó la frase como si tuviera el idioma inglés seleccionado así fue que todo lo que dije fue a parar a la basura, cosa habitual.

lunes, 20 de julio de 2020

Absurdo

Es absurdo y fatal pensar que uno puede escribir estando de viaje y contando solo con su celular. Siempre que se pueda, debemos tener en cuenta la necesidad y llevar una notebook a todos lados y así evitar el porrazo. Nadie quiere que las cosas salgan a la luz, que se sepan, y nosotros pedimos que intervengas de alguna manera para que la reunión se produzca finalmente y sepamos qué hacer. Queremos lastimar en lo profundo, no alcanza con hacer saber al otro de nuestra predisposición a la charla. No se da. Solo la violencia te rescata de pronto, y confiando llegaré más lejos que negando el roce

domingo, 19 de julio de 2020

Je suis désolé

Una miseria eso es lo que gano cuando juego al poker online, y lo digo abiertamente porque me interesa que otros estén advertidos, o quizás más afortunados, saben cómo se hace para ganar bien, una buena suma de dinero en cada partida.  Lo profundo del tema es que cuando me siento a jugar, sólo pienso en el ayer, me da por darle vuelta a las cartas, a las jugadas, intentando ordenar ya sabemos, aquellos pasos equívocados que en su momento me llevaron quizás a un sufrimiento innecesario, que viene en ese momento a definirse como un full, una escalera o un simple par.  Par de qué, me pregunto de inmediato y ahí arranco, con ese par de piernas, con ese par de personas ahí dando vueltas, con un corazón con un par de ventrículos, y así, asumo que las cosas pueden tener un final feliz, que se pueden volver a juntar los extremos de una línea que parecía destinada a desaparecer. En cambio, en casa ya alejado del azar y la noche, vuelvo a concentrame en tipear código e intentar resolver un problema que tenga que ser resuelto antes de medianoche, porque hay que entregar, porque el jefe lo espera, porque hay una situación ahí dando vueltas y uno debe atender, no dejarlo atrás, responder, no distraerse ni jugar con fuego.  No en esos momentos que están hechos así para que uno avance en lo que construye, para que resueltamente le diga basta a la pereza, le ponga un stop, un freno.  Seguramente los que quedaron en la mesa de juego, estarán ya en sus casas también, pelados en su billetera y sintiendo que debieron retirarse antes, como hice yo.  Hay que saber retirarse a tiempo, eso lo agradecemos después, nos puede dar una oportunidad de viajar.  Lo aprendí la única vez que gané a la ruleta, gracias a un pleno de última hora que me hizo ganar una buena suma de dinero y comprar en vez de un ticket de colectivo, uno de avión en mi viaje a Buenos Aires, y lo supe en ese momento, que dar las gracias es cuando menos lo mejor que podemos hacer.

Insistir, en la medida que sea posible, con los números y la suerte, lo hacemos a diario y volvemos una y otra vez sobre lo mismo, es ahí donde vamos aprendiendo,  sabemos lo que decimos quienes hemos lamentado una pérdida alguna vez, pero alguien con la suficiente buena predisposición a la lectura y la paciencia necesarias lo aprende leyendo aquí y allí, las pavadas que escribe un jugador.

viernes, 17 de julio de 2020

Anotaciones

Aferrado a la idea de que escribir aquí puede conducirme al éxito, es que sigo haciéndolo sin contar siquiera con un aplauso, un elogio, un dinero.  Porque decime si no, qué sentido tiene hacerlo, cuando hay quienes escriben sí, pero lo publican en papel o digital a través de una editorial que se supone va a vender tu trabajo, no es este el caso, y menos cuando no es posible ya me dijeron, insertar publicidad en este blog, andá a saber por qué.  Lo menos agradable de la mañana es recordar viejos tiempos que vienen a la memoria difícilmente atraídos por lo que sucede aquí, de los reportes de contagios por COVID-19 y demás noticias que asimilamos en silencio mientras navegamos páginas de internet.  Y todavía más, te digo que las cosas están ardiendo porque tanto silencio no conviene de ninguna manera, estoy más acostumbrado a las voces que a no decir nada, quiero escuchar y que me digan por qué la malaria (así en sentido general) ha llegado para quedarse, si acaso hicimos algo o simplemente están haciendo que nos volvamos más y más pobres casi como un juego macabro. 

Así y todo están quienes cumplen años y uno va y saluda alegremente, sí, como diciendo que a pesar de la distancia estamos unidos, concatenados, o viviendo una contemporaneidad que viene al pelo para estar de festejo.  Invitame a la fiesta, no me agrada después de todo, ser quien está en el ojo de la tormenta porque así alivia tu inquietud, digo, estemos los dos en todo caso, seamos compañeros ojo, no digo que no podamos entretenernos y jugar con las dos manos como quien agarra lo que le toca con gratitud, sino por ahí decirnos las cosas, hablar con naturalidad de lo que nos pasa, y mirá que nos pasan cosas a diario, muchísimas, y releo lo que escribí acerca de aquello que me pasó hace tiempo y no puedo menos que sentir vergüenza de pronto y ganas de ir a verla y conversar como si eso arreglara las cosas, me permitiera una vez más sentarme a la mesa y preguntar por esas anotaciones absurdas y de colores que habían en su cuaderno y quizás ahí orientar la conversación hacia otro lado, a ese lado que no me llevara a quedar ensartado como un estúpido animal a la hora de la cena.

jueves, 16 de julio de 2020

Infidelidades

¿Y por qué este malestar en el pecho, a estas horas de la mañana cuando apenas comienza el día?  Será porque estoy haciendo poco ejercicio, más bien diría casi nada, excepto ayer que fuimos a caminar con A- durante unos cuantos minutos a la siesta, mientras disfrutábamos el sol hermoso que había y la tarde apenas fresca en nuestra ciudad.  Digo esto, también en parte porque busco la manera de acercarme a ese pasado violento que todos de alguna manera tuvimos, porque la infancia y adolescencia están marcadas por esa necesidad de romper, de cortar, de acabar con algo que nos parece imposible y terminamos haciéndolo con violencia.  Malo es no reconocerlo, no activar  en nosotros mecanismos que ayuden a disolver ese malestar, a encontrar el culpable, o lo que sea para aliviar ese sufrimiento ese desequilibrio que ocurre, esa malformación.  Estamos expuestos mucho tiempo por eso no entendemos, así se siente esa etapa de la vida, que estamos expuestos a todo, y a todos y nos enfrentamos a fantasmas la mayor de las veces en soledad, sin armas, sin conocimiento.  Es terrible y nos marca para toda la vida, no salimos más.  Tenemos que hacer terapia, eso dicen para aliviar los síntomas y las causas de lo que nos aqueja cuando andamos medio perturbados, y eso.  Cuesta un huevo, decime, ¿cómo hace uno para pagarse una terapia de no se, 20 sesiones si a duras penas puede enfrentar el pago de una de ellas, la primera?  Tal vez no sea así, no en todos los casos, pero podríamos pensar en unas sesiones con canje, digo qué se yo, uno va y si hace falta algo ahí en el consultorio mismo, podría hacerlo: arreglar una ventana, cambiar una lamparita, limpiar zonas de difícil acceso, reparar algún electrodoméstico de la casa mientras hablamos de nosotros mismos y el o la terapeuta nos escucha pasivamente.  Sería una manera de contribuir también a la economía doméstica del profesional mientras nosotros desplegamos un pequeño arte como es el de reparar cuestiones de la casa que de otra manera sería imposible para el propietario.  

Hablando de todo un poco, debo ir a la capital pronto, porque están a las patadas.  Se ve que ha quedado el ambiente un tanto enrarecido desde mi partida, ojo, no digo que sea a causa de mi partida pero las novedades que llegan de allá son terribles.  Habrá que ver si son ciertas, si se está yendo de madre como dicen o simplemente el nerviosismo, la misma paranoia y el miedo generados por la pandemia esta maldita los tiene mal.  Quiero ir a poner orden, a establecer algunos parámetros claros de cómo debe ser la vida en una casa de esa magnitud.  Es una casa hermosa, ya lo dije, con unos años encima pero bien cuidada y mantenida.  Y me pregunto: qué me pongo yo a hablar de esas cosas, a ver, si no conozco a la mayoría de los que están ahí, apenas si tuve la chance de dejarme atravesar por una artera flecha de Cupido, lo demás es pura hojarasca.  Deberé buscar asilo en Colombia.

martes, 14 de julio de 2020

perturbado

Cuando nada perturba la paz, estás tranquilo te comes una manzana en absoluto silencio, estás en armonía con la naturaleza con el entorno, todo parece estar en orden y no hay nada que lo perturbe, digo, en ese momento suena el teléfono con alguna pelotudez que quieren venderte, siempre es así y se vuelve intolerable tener uno de estos bichos cada vez más potentes, en capacidad de almacenamiento y de procesamiento.  Convengamos que son minicomputadoras con una línea telefónica, dejemos de llamarles teléfonos.  Mientras tanto, vamos conociendo gente y hablando como si estuviéramos sentados frente a frente y no, están a miles de kilómetros de distancia, sólo que nos agrada engañarnos también a veces y decirnos a nosotros mismos que sí vale la pena estar vivo, que sí lo que estamos haciendo no afecta ni daña a terceros que podemos avanzar en una y otra relación sin pensar en el daño que hacemos a los demás, que no siempre tiene que ser así, que no lastimamos todas las veces que conocemos a alguien por Dios, quién piensa eso, y que las amistades van creciendo, se van haciendo más y más profundas y transitamos la vida rodeados de gente amiga y buena que nos hace bien, que enriquece en lo más íntimo nuestra vida, que nos alegra el día, que nos hace disfrutar de los placeres mundanos y también celestiales y que devolvemos esa alegría en gestos, regalos, o como podamos en cada ocasión.  No siempre sale bien, no muchas veces encontramos gente así, dispuesta a transitar con vos un gran retazo de tiempo, que lo vuelve mucho más difícil de hacer, que la distancia, que las emociones que juegan en contra, que no siempre hablando se entiende la gente, que a veces hay que recurrir a los gritos a las peleas, a poner sobre la mesa lo que nos está molestando que debemos aclarar y que da miedo la violencia desatada y que preferimos evitar a toda cosa aún a pesar del daño también que pueda ocasionarnos a nosotros mismos el no hacerlo y seguimos adelante entendiendo por qué otros lo hicieron en su momento quizás afectando nuestro presente y nuestro futuro, pero faltaron agallas o conocimiento, o ambos o tal vez otras cosas.  Seguimos adelante, decía, a pesar de todo, y cómo vuelven también algunas cosas después de mucho tiempo, cómo vuelve, es increíble.  Todo, vuelve.

El tipo de la vuelta, volvió a aumentar los fideos, me tiene podrido con sus aumentos sin ton ni son, ya se, voy a buscar otro proveedor y listo pero me quedaba cómodo ir hasta ahí, comprar lo que necesito para el uso diario y sin más problemas volver a casa en medio de la cuarentena obligatoria, y decir a los míos, miren compré esto acá a la vuelta y tiene un precio razonable, no necesitamos ir a la cadena mayorista buscando precio, aquí nomás a la vuelta está, y no tenemos que gastar un dinero que no tenemos en combustible de automóvil para trasladarnos ni contaminar el cielo con gases que para qué hacerlo, vuelvo a decir, si lo tenemos a mano.  Da bronca.

lunes, 13 de julio de 2020

Vivos y sanos

Vida normal, en casa, por unos días entretando empiece a normalizarse la actividad en Buenos Aires y me permita volver a la capital donde espera el trabajo.  Siento mucho no haber hecho en su momento el cambio de domicilio como se debía por causas ajenas, no logré hacerme del plástico y ahora todo parece indicar que se ha caído el trámite lo cual es una complicación de cara a los permisos que deben obtenerse para viajar, y desplazarse por la provincia.  Estamos, digo quienes vivimos aquí, bastante encantados con la situación porque nuestra provincia no está tan maltratada por el virus, son muchos casos a diario, es cierto pero no alcanza ni remotamente un número preocupante.  Seguimos vivos y sanos, es lo que importa, quienes me conocen saben que hago todo lo necesario para cuidarme como debe ser sin tomar riesgos innecesarios, pero uno ignora en qué momento puede complicarse y aparecer contagiado del famoso COVID-19 todo un estandarte de las nuevas generaciones que tendrán que arreglar este mundo maltrecho y desarmado que les estamos dejando, con muchas herramientas tecnológicas para hacerlo es cierto eso, pero también con mucha ignorancia sobre cómo manejarlas.  Y digo que la ignorancia es el cruel asesino aquí, el que nos deja sin los seres queridos, el que nos abate y nos destruye con sus armas silenciosas y caras, con sus armas de guerra barata pero efectiva, nosotros huimos no cobardemente sino estratégicamente buscando una solución al caos, un orden, una disposición de las cosas que nos permita entender mínimamente lo que está pasando y no quedar envueltos en una energía negativa que nos destruya.  Como el sexo, por ejemplo:  energía positiva, generadora, creativa, siempre que no se salga de madre, que se mantenga en los carriles adecuados, siempre que podamos contener y controlar por así decir los impulsos siniestros a los que nos puede empujar.  Y digo esto porque las experiencias personales me lo han marcado, enseñado, aquí no hay tanto libro ni instrucción como ya se sabe.   (Esto no debería publicarse Alejandrito por favor, no hagas click, mantené la corrección política, no seas estúpido, evitate un problema).

Siniestro es el almacenero que te aumenta el pan sin avisar, sin mediar palabra sin darte un respiro.  Lo demás es hojarasca.

miércoles, 8 de julio de 2020

Despedida

Un amigo se va e inmediatamente llega otro, asi el estado actual permanece inmutable. Este ha sido un día frágil, un día semejante a la tristeza en el cual nos despedimos de uno que viaja, un extranjero repatriado en tiempos de pandemia monólogos que quedan en el aire sosteniendo lo inverosímil la amistad colándose entre los dedos fugazmente, recordando el pasado, los momentos vividos las trémulas canciones como dice la canción y nosotros ahí celebrando, agitando copas, bebiendo como si nada pasara como si el vacío que sigue a continuación fuera lo deseado. No es así pero es nuestra forma de atacar la soledad inminente, sabemos que es costumbre en estos casos saludarse dando un abrazo mirando a los ojos diciendo alguna pavada algo que recupere la tensión, una sencilla mirada nos devuelve el abrazo fraterno la calidez y el beso apasionado de otras noches que ya no serán.

Torpeza es la primera impresión que tengo después de aquel llamado telefónico torpeza digo porque las palabras no salen las ideas no fluyen y uno sabe que se está equivocando sabe que la puerta que abrió es una puerta oscura llena de barbaridades o por qué no de milagros. Sabemos que están ahí desconfiamos los pesares que tuvimos las miradas que negamos y todo eso concluye y concuerda con lo que sentimos en ese momento reflejado en esa comunicación torpe para qué lo hice desconozco la respuesta ya no importa lo hecho hecho está será mañana un buen momento para invitarla a salir a tomar algo beber una copa tomar un café recordar viejos tiempos y escuchar aquellos temas que sin lugar a duda fueron nuestros. Por qué mencionó a Jon Secada anoche el amigo tanta coincidencia es aceptable uno vuelve la mirada paranoica sobre los que lo rodean y piensa que está sucediendo algo que tiene un sentido oculto que tiene un sentido misterioso y de alguna manera concluye que está bien así que debe dejar de pensar que tiene que acostumbrarse a la idea de que lo que sucede conviene.

martes, 7 de julio de 2020

Carencias positivas

uno tras otro vienen sucediéndose algunos hechos que considero deberían revisarse: por ejemplo, quedar expuesto en un semáforo a la mirada de transeúntes con cierto aire sospechoso. No quiero prejuzgar ni adelantarme pero resulta que en algunos casos la mano tendida la gorra dispuesta en el lugar suelen hacerme pensar en situaciones siniestras que querría evitar de manera de mantener mi integridad a salvo. Normalmente viajo acompañado, de hecho las veces que me muevo en vehículo suele ir algún familiar al volante o un taxi.  Estamos en esta situación transitando la calle en coche ajeno nos hemos acostumbrado y notamos que a pesar de todo la economía se vuelve fuerte digo la economía familiar dado que economizamos en combustible en neumáticos en general no tenemos una máquina que amortizar y renovar cada año además es un vehículo menos que anda en la ciudad todo esto lo digo porque a veces las carencias suelen ser beneficiosas las carencias nos alientan y nos empujan hacia adelante como en este caso, podría pensarse que es una carencia positiva.

La carencia en cambio de tu presencia aquí conmigo suele estar marcada por el horror, suele significar una condena, puede parecerse más a un desierto donde la inminencia de la muerte se hace cada vez más patente.  Necesito tu mirada quiero verte urgente, estar con vos, conversar, comer algo, cebarte un mate.

lunes, 6 de julio de 2020

Otro lunes aquí

Este lunes es especial de algún modo ya que me encuentra arrancando la semana desde la misma ciudad de Mendoza donde trabajo y paso mis días gracias a que tuve la visita menos pensada este fin de semana y debí quedarme. Este encuentro inesperado fue fantástico tuvimos la suerte de vernos después de mucho tiempo y nos fundimos en un abrazo interminable seguidamente recorrimos el centro buscando un almacén de vinos y otro de pastelería con unas pocas cosas en nuestro bolso vinimos a la habitación y discutimos algunos puntos centrales de nuestra relación que habían estado atormentandonos durante algunos años. 

Con las cosas claras decidimos que era el momento de renunciar a todo y volar al viejo mundo la gente que pasaba por el lugar supo que ocurría algo, supo que entre nosotros no había simplemente un contrato comercial. Allí estuvimos besándonos un buen rato. Fue como ponernos al día, fue como dejar atrás la soledad y el tormento de la distancia, fue como dejar atrás meses de desconcierto. Repito: dejamos atrás ese día todo lo malo que nos circundaba a los dos. estuvimos así sentados un buen rato mirándonos a los ojos tomándonos revancha exigiendo al tiempo que nos devolviera aquellos meses que nunca debimos estar separados aquellos meses incinerados por la pasión inexistente aquellos meses que nos torturaron como nunca antes lo había hecho alguien, sin saber lo que vendría después estuvimos así tomados de la mano besándonos otra vez sintiendo que ahora si los minutos pasaban con algún sentido aunque sea remoto, ahora si la vida tomaba un color intenso, crepuscular y directo 

como todo en la vida entendimos que tiene que tener un final estuvimos por algunos minutos bebiendo recostados hasta que sonó el timbre fuimos a atender nuestra cara de sorpresa habrá sido única e irrepetible supimos que era el momento de hacer las maletas y volver a distanciarnos pero esta vez con un recuerdo con un sudor y una lágrima en medio nuestro

viernes, 3 de julio de 2020

Frustración

Estamos condenados al encierro en estos días de cuarentena en la Argentina y digo condenados aunque suene horrible pero es la cruda verdad. Nos toca pasar este invierno refugiados en nuestras casas abrigados por demás y cuidando qué transporte utilizamos siempre que necesitemos movernos en condiciones legalmente aceptables no cualquiera puede hacerlo a cualquier hora. 

Las personas que conocemos habitualmente nos muestran una cara que tarde o temprano habremos de imaginar diferente como si una máscara estuviera ocultándonos parte de la verdad y seguimos el camino continuamos a pesar de todo resistiendo y viviendo en pos de un nuevo vínculo que no incluya frustraciones. Es difícil sortear este paso nos convierte en seres humanos fuertes, enteros, hábiles de manera que nada mejor que acostumbrarse a la idea de que los próximos vínculos también vendrán con la palabra frustración en su trayecto.

jueves, 2 de julio de 2020

El tiempo fluye

Estaba sentado en la vereda y vi pasar un auto que me llamó la atención por el color ya que lo habían pintado de verde imitando el verde de mi gorra qué es claramente militar o verde musgo como prefieran. Digo que me llamó la atención porque no era un color original, no parece venir pintado así ese auto sino que ha sido atacado por manos ansiosas y prolijas seguramente. 

Cuando encontré el motivo por el cual habían dejado solo al tercer inquilino de la habitación contigua, entendí qué significa la soledad para algunos. Hay quienes la viven de manera alegre, no se preocupan en lo más mínimo por lo que pueda significar estar sólo, vivir en soledad, padecerla.  No es mi caso: cuando puedo huir de ella  lo hago,  me refugio en la compañía de quienes tengo cerca, en la conversación banal, en los recuerdos y así las horas pasan, el tiempo fluye, la dinámica se energiza.

A veces me encuentro, como más temprano, sentado solo en la vereda pero atento a todo lo que sucede alrededor y es una manera también de estar en contacto con algo que conmueve mi interior, que me hace compañía de alguna manera me refiero a los pájaros, al viento, al movimiento, el tránsito.  Suena por momentos aterrador vivir en cuarentena, es una situación que despeja de la ciudad esa compañía porque nuestra mente asocia determinadas horas del día con el vacío.

miércoles, 1 de julio de 2020

Ciudad capital

La mañana aquella que dejaste de actuar generalmente me remite a una canción de Fito Páez que suelen pasar por radio a menudo y cuando lo hacen, cambio inmediatamente buscando otra canción que no me haga recordar aquellos días difíciles que tuve que transitar por ignorancia, desconocimiento o ambos.  Tal es así que hoy con las nuevas plataformas de música en línea puedo prescindir de este tema y dejarlo fuera de las playlist que me gustan de tal manera de nunca cruzarmelo y así mantener ese recuerdo sepultado. Generalmente cuando la radio es ajena y yo no controlo el díal me lo tengo que fumar. 

Hoy salgo del trabajo a las 5:00 y directamente voy a encontrarme con el dueño de una inmobiliaria que va a mostrarme un departamento seguramente pequeño pero que está al nivel de lo que podemos pagar porque nos urge a esta altura venirnos a vivir a la ciudad capital, nos estamos extrañando a niveles altos y esto no es bueno para la relación ni para la salud personal de cada uno.  

Doy fe.

martes, 30 de junio de 2020

Relojes

¿Qué es erróneo?
El horario en mi reloj 
debo cambiar el algoritmo 
sin embargo la noche fugaz 
ha querido vernos tristes 
sombríos intentando retorcer 
en el puño el dolor. 

Suelo estar cansado 
a estas horas te miro 
enfrente y pienso en el lento 
e inexorable transcurrir de la 
bebida que consumimos.
Motivados por el encierro 
estamos aquí en esta 
maravilla de planeta 
atraídos por la hierba.

Llanto es aquello que viene 
a la memoria del olvido 
buscando satisfacer lo impensado 
la lenta huida de la mujer que amo.

viernes, 26 de junio de 2020

Nuevos amigos

Hoy voy a saludar a mi amiga francesa que quedó varada por la cuarentena en una ciudad remota de Asia que aunque suene extraño, están pasando una situación similar a la nuestra y según ella me cuenta todos ahí están centrados en volver a casa pero lo difícil es tomarse un avión que no esté contaminado por lo que prefieren seguir ahí y esperar a que pase.  Esta amiga que en realidad la conocí por chat simplemente, quiere hacerme creer que lo está pasando bien, que está todo en orden pero se que no es así, tiembla al hablar y en el chat apenas se ve, pero claramente hay siluetas a su alrededor que están controlando la conversación, lo que dice, y también y lo que definitivamente asusta, es que están siguiendo paso a paso cada cosa que digo yo, tengo que tener esto presente.  Algo de miedo se cuela en nuestros chats, no sostenemos la sonrisa mucho tiempo, a veces noto algo similar a una lágrima en sus ojos y tiemblo de sólo pensar que pudiera estar pasándole algo grave que no me puede decir.  Son países complicados, pienso, pero creo que el temor pasa por el idioma.  Si no puedes comunicarte libremente, dominando el idioma del país donde estás, todo se vuelve oscuro, la red que soportamos habitualmente, confusa, difícil y tensa de conversaciones en nuestro propio idioma ahí se vuelve diez veces peor, el idioma es una gran cosa.  Hay que aprender a hablar claramente y definitivamente en inglés, tengamos eso presente porque es un idioma comodín que debería hablarse en todos lados, como una lengua secundaria pero imprescindible.  Todos mis textos, quiero decir, lo que leo a diario de informática está mejor explicado y viene en primer lugar en inglés, así que deberíamos empezar por ahí, ni hablar de la música, que nos conmueve sin entender una sóla palabra, pero cuando lo hacemos, aquello que escuchamos toma otro color, se completa, se vuelve profundo y te saca de la zona de confort.  Como quien abre la puerta de la calle en medio de tu almuerzo, cuando afuera hacen por debajo de los 4 grados apenas y corre un airecito que te deja los pies helados en segundos y ya la comida empieza a digerirse mal y en pocos minutos estás hecho un desastre con vómitos y demás.   O no tanto, pero ¿por qué la falta de respeto, la consideración hacia los humanos que vivimos ahí, cerca tuyo, y estamos almorzando?  Explicaciones no quiero, sinceramente, sólo que aprenda a mantener el orden y sea considerado con los que estamos ahí haciendo una de las actividades más importantes de la humanidad: comer.

jueves, 25 de junio de 2020

La pieza que falta

Día sereno en la pensión.  Han decidido llamarla así ahora que el turismo está cancelado con motivo de la pandemia y parece que va a durar bastante tiempo por eso será que están abriendo el paraguas para no cerrar finalmente, producto de que no hay nuevos ingresos en el edificio.  Digo sereno, más allá de una explosión que se escuchó en la cocina aparentemente sin daños, que pudo haber estado originada en el uso errado del horno microondas o quién sabe qué, pero por suerte todo volvió rápidamente a la normalidad y serenidad acostumbradas, de manera que los que todavía estamos con vida, seguiremos de momento con la actividad acostumbrada, lo que no es poco porque si de pronto sucediera algo inusual y criminal por ejemplo, quiera que no estaríamos todos en el horno más allá de que sea microondas o no, explotaría nuestra quietud y ya no sería divertido: declaraciones en la comisaría, investigación a todos los que estamos, vergüenza y demás situaciones absolutamente incómodas.  He ahí la principal obligación que me mueve a buscar un departamento donde mudarme con mi mujer.  Implica un riesgo alto vivir en estas condiciones con gente extraña que lo puede involucrar a uno en situaciones de manera involuntaria y no lo queremos, eso lo evitaríamos a toda costa mientras se pueda, tendremos que revisar estas situaciones antes de tomar decisiones la próxima vez, no sea cosa que quedemos pegados.  Quizás, por otra parte, de eso se trata: de estar pegado a una situación que no me imaginaba ni de cerca.  Ponerse a tiro de situaciones en las que uno puede quedar pegado.  Ser la situación que deja pegado a alguien más.... también puede ocurrir eso, convengamos que no todos son culpables todo el tiempo de lo que nos sucede sino que también uno promueve algunas, de vez en cuando.  Seamos sinceros y acallemos las voces que deliran dentro de uno y queramos la paz, busquemos estar tranquilos y seamos la pieza que faltaba en el rompecabezas del caos.  ¿Suena aterrador, suena tranquilizador, o cómo suena?  Es una buena pregunta.

miércoles, 24 de junio de 2020

Agradecido

Cuando alguien hace algo valioso por uno, es momento de agradecerlo, siempre y cuando sea genuino y verdadero.  Hay casos que nos encontramos a menudo diciendo "eh, pero si fue él o ella quien lo hizo por mí" y no vamos después a agradecerle, no pasamos siquiera cerca de la situación y ponemos las cosas en su justo orden.  Y así vamos, y no está bien; tengamos en claro que podemos remediar las cosas de inmediato porque también es cierto que algunas personas se alejan de nosotros para siempre y ya no hay vuelta atrás ni más oportunidades de hacerlo.  Mala cosa.  Tengamos siempre presente que hay que agradecer, a la menor oportunidad por lo bueno que recibimos de las personas que tenemos cerca y también las que tenemos lejos pero estamos en contacto, digamos que hoy es mucho más fácil con internet y los medios de comunicación actuales.  ¿Cómo hacías hace años, digamos unos cuarenta, para comunicar algo así a tus seres más inmediatos?  ¿Una llamada por teléfono era suficiente,  una carta?  Sí, seguramente las cartas fueron el medio más utilizado en el pasado para comunicar sentimientos, pensamientos y todo tipo de cuestiones que se interponían entre las personas, porque de eso se trata, de las cosas que dividen lo indivisible, vos y yo, como decía Serú.  Maravillosa banda, como maravillosa me parece la canción de Lenny K. que descubrí ayer, mirando aquí y allá en las redes sociales, ni recuerdo cómo apareció y le puse play.  Se las dejo aquí para que disfruten.  Muy bueno el video y recontra vibrante el tema.  Ya verán.



martes, 23 de junio de 2020

La barrera del tiempo

Podría escribir de todos modos en este pequeño escritorio bajo, que preciosamente han instalado en mi habitación, pero prefiero subirlo a un caballete para que quede a mi altura no sea cosa que me empiece a molestar la cervical tal como vio aquel médico en el Instituto, donde me asustaron un poco con ideas un tanto inverosímiles acerca de lo que debe ser el trabajo en internet, y hacia dónde debería yo dirigir mis pasos después que contratara con ellos un esquema de ingresos levemente inferior a lo que gana cualquier programador.  Cuando digo levemente estoy siendo muy generoso.  Diría más bien que no hay manera de salir ganando de ahí, era una vulgar trampa que a los caza-idiotas les encanta ejecutar.  Estuve a esto de firmar ahí pero ella siempre atenta a todo me advirtió: "no lo hagas".  Fue encantadora su presencia en el momento justo de aquel día, de otra manera habría caído en la vulgar trampa como dije, palabrita que se acerca bastante a trama, pero no digamos nada.  Le dije en su momento que gracias a ella había vuelto a conocer el amor, que gracias a ella se habían despertado en mí algunos sentimientos que creía olvidados o sepultados para siempre que gracias a ella ahora era yo una persona que se dejaba transformar por el amor y que a su lado encontraría mi destino, junto a ella sería la plenitud, a su lado estaría a salvo y que por correspondencia, precisamente a ella también la pasaría lo mismo.  Todo esto sin mayores garantías eso también es cierto.  Pero sigamos, porque los ruidos molestos que inundan este lugar me hacen pensar que debo apurarme un poco, que tengo cosas que hacer, algunos mensajes que mandar, que quiero comunicarme también en este momento con ella para felicitarla por el título que consiguió, que ya pronto estaremos otra vez juntos, que seremos bastante más felices en esta ciudad que en aquella, que nuestros abrazos tendrán pronto su momento.

Así las cosas, sigo mis estudios de Golang del cual hablaré más adelante pero sigo como decía porque es el mejor momento para hacerlo a estas horas donde nadie perturba la tranquilidad más de lo necesario, tan sólo un muchacho que quiere parecerse en fisonomía y en actitudes a aquel actor, que no recuerdo del todo su nombre que trabajó en Back to the Future, la película famosa de los ochentas, pero lo hace sin demasiado éxito.  Digo porque en lugar de andar en un auto futurista, lo hace en patineta.  Vos decime qué cosa puede atravesar la barrera del tiempo y yo me subo.  De qué manera podría actuar como transporte espacio temporal semejante aparatejo del demonio, de qué forma uno podría confiar además en un viejo loco con ideas un tanto descabelladas, de qué estamos hablando cuando decimos que se puede, que hay barreras que sí se pueden atravesar y que estas otras más lejanas, ya no.

viernes, 19 de junio de 2020

Línea de vista

Una cosa que asusta, es ver que entra gente a la sala y son desconocidos que vienen viajando desde Buenos Aires, y uno ahí muy tranquilo tratando de ser gentil y previsor a la vez, cuidando el detalle de que no vayan a contagiarlo en el hipotético caso que tengan alguna cosa en su torrente sanguíneo que ellos mismos desconozcan.  Pero entran, se sientan, y comienzan a hablar sin parar con una verborragia notable que nos lleva de aquí para allá a los pobres seres que estamos rumiando la misma espantosa bola de aburrimiento desde que empezó la cuarentena y finalmente un poco el fastidio nos hace embalar y saludar cordialmente dando incluso la mano.  ¿Dónde la estoy metiendo preguntaremos después?  ¿Por qué el libro este que estoy leyendo tiene tantos pasajes similares a lo que estoy viviendo casi como un espejo?  Apenas es que me identifico y ahí reside la habilidad del escritor, decía que me identifico con aquello que el escritor ha querido decir y esa es quizás la magia de la literatura.  Pero volvamos al programa que estoy desarrollando, si quieren bah, porque es temprano y tengo que entretenerme con algo hasta que lleguen a buscarme.  Digo no hay entregas programadas así que puedo distraerme un poco pero el programa tendrá que funcionar correctamente cuando lo entregue y hay mucho más que líneas de código involucradas en el éxito de la tarea, es decir, no basta con saber de la sintaxis del programa hay que ajustar mucho más, por ejemplo el hecho de que estoy escribiendo el código en esta computadora y se habrá de ejecutar después en otra máquina.  Esto mismo debería ser corregido y lo será en el futuro próximo, de manera que se ejecute en la nube y listo, de esta manera habré solucionado el inconveniente que mencionaba.  Somos cuatro, y hay algunos más en camino.  Qué tendrá que ver vas a preguntarme, pero es importante decirlo ahora que estoy a punto de volverme a mi San Rafael, y ya tengo pasaje lo saqué por internet ayer, por suerte el sistema funcionó a la perfección.  ¿Tan así estará programada e intervenida esta computadora al punto de que alguien puede venir y hacer que una línea de pago no funcione?  Suena inverosímil, y paranoico además.  Pero cuando se instalan esos pensamientos cuesta bastante sacarlos de ahí por el hecho de que hay después otros espacios que lo confirman, lo apuntalan, lo establecen.

A modo de cierre categorial de lo que hago, digo, está aquella aplicación y vendría a ser lo que mi quehacer diario segrega.  Es eso lo que entendí de la definición que leí hace un rato de esta cuestión clave de la filosofía y del estudio de la obra de G. Bueno, el filósofo español.

jueves, 18 de junio de 2020

Debajo del puente

Programar en Go debe ser realmente divertido, falta que uno encuentre un motivo para hacerlo, resolver un problema real de la vida de una empresa o por qué no, de algún hipotético usuario de internet a quien terminaríamos vendiéndole la aplicación en el futuro o ahí mismo cuando la usa y despliega alrededor algún tipo de publicidad mediante otra aplicación que se encarga de recolectar los fondos para hacerlo.  Ese es el plan.  Por el momento, lo único que tengo a mano es aquella del Instituto donde se ve un listado de alumnos y cada uno que necesita atención, basta con hacer click en su nombre o apellido para desplegar mayor información relacionada y proceder a hacer los cambios pertinentes.  Así de sencillo.  Digamos que hasta el momento está funcionando bien, los encargados de hacerlo funcionar me cuentan todo lo que sucede a diario con los más mínimos detalles y los escucho en la medida de lo posible con la mayor atención de que soy capaz, a veces me sorprendo -lo confieso- mirando hacia otro lado con un leve bostezo pero trato, les aseguro que trato de escuchar lo que dicen y ponerlo en práctica la mayoría de las veces.  Otras, me entretengo en la cocina viendo lo que cocinan algunos internos y les aseguro que dan ganas de quedarse a vivir ahí, de que lo atiendan a uno y listo, para qué más.  Estamos digo (otra vez) envueltos en esas miradas extrañas también a veces y ahí la cosa no me gusta tanto pero cuando hacemos algo juntos la cosa fluye eso hay que decirlo.  Quisimos ayer ver una película un tanto vieja, del 2007 poco más o menos y fue imposible porque han cortado el acceso a internet de un sector de la casa y hasta que venga un técnico o alguien que realmente entienda del asunto será medio complicado, y la peli la podremos ver después, eso lo entendimos ayer.  Mientras en cambio en la cocina, y en la tablet de alguien vimos que en youtube estaban sugiriendo que viéramos una serie de video clips musicales de los noventas que nos terminaron entreteniendo por un buen rato.  Así fue, lo pasamos bien, conversamos animadamente y uno se encargó de las pizzas, así que mejor imposible.  Todo no se puede, dicen, pero ayer se pudo.

Otro se encargó de la limpieza.  Mi cuarto ya no daba más y hubo que hacer reemplazo de algunos focos que estaban quemados, así de repente, o alguien lo cambió sin que me diera cuenta.  Eso podría haber pasado, pero no es más que producto de una mente mal pensada al pedo, porque con estos fríos las lámparas crujen y se rompen.  Como se rompió ayer también o mejor dicho en estos días mi corazón al saber que había llegado a destino y ya no la volveré a ver al menos en directo.  Estoy consternado además por la muerte muy repentina de un tío que sobrevivió apenas unos días a una desafortunada caída en el baño.  Pobre, apenas duró cuarenta y ocho horas y se nos fue.  La que peor lo está pasando es la hermana, en este caso obviamente mi madre que se echó a llorar apenas comentamos la triste novedad.  Son muchos años, y ellos lo saben mejor que nadie.  Desde el lejano San Luis donde vivieron en su niñez a esta dura realidad de vivir en pandemia en una gran ciudad hay mucha agua bajo el puente.

sábado, 13 de junio de 2020

Un lugar agradable

Es bueno dar las gracias de vez en cuando también a la vida porque nos hace vivir situaciones que estaban fuera de nuestros planes, como la de ayer compartir un vino con unos extraños y que uno de ellos fuera de pronto un enorme sommelier que nos dio un recorrido por los mejores terruños de Europa, más precisamente Marsella (FR) y los que escuchábamos boquiabiertos estuvimos un buen rato aprendiendo un poco más de esta graciosa bebida.  Algo bebimos también, claro, y fue grato el momento charlamos bastante y nos reimos cuando alguno dijo una tontería, la mayor de las veces este mismo que está aquí de este lado del teclado.

Fue sincera la chica: no quiero beber hoy, antes de embarcar porque su vuelo sale mañana y está preparando las valijas y ya no la volveremos a ver, casi con seguridad, y lo único que sabemos de ella es que le gustan mucho las legumbres en general, y las lentejas en particular, porque la veíamos prepararlas casi todas las noches, y comerlas en ensalada con huevos y tomate.  Me convidó una porción una vez, y estaban claramente muy ricas.  Pero yo no soy muy amigo de las legumbres más bien prefiero la sopa especialmente a la noche y en invierno.  Cuesta hacerse a la idea de que todavía no empieza el invierno, digo uno piensa íntimamente que sí porque los días están breves de sol y el fresco se hace notar pero faltan algunos días para que empiece la estación ya nos estamos acostumbrando a que esto resulte un detalle apenas.   Su mirada escrutadora es inquietante, estás ahí de pronto y te mira fijo a los ojos y querés volar.  Otros residentes me dijeron lo mismo, es una chica buena, nada se puede decir de eso pero tiene esa mirada sincera y directa que te conmueve y que te hace bajar la mirada o mirar hacia el costado buscando un alivio de pronto, mientras tratás de hilvanar la conversación para no quedar como un estúpido.  Todos aquí, lo repito, comparten el mismo desasosiego cuando conversan con ella, tiene mucha decisión en sus pasos, camina sabiendo a cada momento qué va a hacer en las próximas horas, rara vez se la ve dudar o titubear, más bien todo lo contrario, está serena en sus zapatillas buscando el próximo paso que tiene previamente muy bien estudiado.  Esa es la sensación que transmite a quienes tenemos un minuto de más para observar.

Después, agarra su coche y sale.  Aquí es donde viene lo bueno: varias veces la hemos visto por la cercanía estacionada conversando dentro del auto con alguien, un muchacho, pero los que fuimos testigos preferimos no preguntar ni observar demasiado cosa de no cometer una indiscreción.  Somos buenos vecinos, estamos para ayudar en lo que sea, no queremos que se espante a la primera, el hostel es un lugar agradable y queremos que siga así. 

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...