viernes, 23 de septiembre de 2011

El palo correcto

Ya era tiempo de dejar de preguntarse por las cosas.    Eso no conducía a nada y era sólo otra mierda.    Stephen King, «La Larga Marcha»

El caddie me avisa que la pelota cayó al agua en el último golpe.  Yo lo miro incrédulo pero el público parece darle la razón porque murmura algo que no alcanzo a escuchar, desde aquí donde estoy, con el viento en mi cabeza y el ruido en los árboles.  Me inclino a recoger el tee, lo miro a los ojos y le devuelvo el palo.  Usé un hierro 3 para salir en este hoyo.  La gente avanza.  Nosotros, demorados, estudiamos la situación y anotamos las condiciones del tiempo para la salida de mañana.  El premio consiste en un viaje, me anoté de inmediato sin importar lo mucho que hacía que no practicaba.

Mi turno se demora por los jugadores que nos anteceden, situación que invariablemente me pone nervioso.  El canto de los pájaros ahora, se vuelve molesto.  Quiero silencio, silencio absoluto.  Es mi turno, ahora sí puedo ejecutar el golpe.  Me inclino a clavar el tee nuevamente, buscando dejar en evidencia la posición de la pelota.  La limpio, y vuelvo a ubicar en su lugar.  Observo la distancia, son más de 200 yardas y aquí la cosa se complica.  El palo elegido es el que me heredara mi abuelo.  Un palo con una trayectoria adorable.  Con él ganó un premio en un legendario club de Escocia.  Pienso en él, en sus pasos en aquella cancha increíble, y pienso en el premio.  Mis manos sudan, es un golpe importante.  Tengo dos bunkers a la izquierda  y agua a la derecha del green.  Busco el centro del fairway y busco concentración.  Dejo de pensar y suelto toda la energía que se desplaza desde mis puños hasta el extremo del palo, buscando el eje de la pelota.  Siento la violencia del impacto.  Miro hacia el green, busco en el aire la pelota.  Su trayectoria es impecable.  Va hacia donde quería, describiendo en el aire una parábola perfecta.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Un sistema operativo singular

Hace unos años, aproximadamente 5, no recuerdo exactamente, tuve la oportunidad de instalar un Linux From Scratch, (Linux Desde Cero) que es un sistema operativo basado en Linux que se arma siguiendo precisas instrucciones de un libro que se publica on-line.

Lo novedoso es que nada se instala de manera compilada, o siquiera con un administrador de paquetes sino que cada paquete que va a construir el Sistema Operativo hay que descargarlo, compilarlo y enlazarlo.  En primer lugar, se construye un sistema anfitrión el cual se utiliza para ir desarrollando el sistema definitivo.  Cuando digo desarrollando, me refiero a descargar, compilar, poner en funcionamiento.   Una vez que se ha terminado de armar el sistema definitivo, se borra el sistema anfitrión y ya se pueden seguir instalando nuevos programas desde el sistema recién iniciado.

La experiencia fue increíble.  Alguna vez había imaginado o soñado llegar a entender como funcionaban en sus aspectos internos y más sofisticados, aquellas computadoras que caían a mis manos y que solo podía conocer por encima, en el aspecto del usuario solamente.  En este caso estaba llegando a lo profundo de la máquina y estaba cerca de entender cómo funcionaba.

Desde luego, no soy experto en programación en C o similares, lenguajes en que está desarrollado casi todo Linux, pero aún así la experiencia fue completamente apasionante.

El objetivo de este post, además de recordarlo, es agradecer a mis padres que me dieron lo más valioso que puede tener una persona: el tiempo necesario para hacerlo.  Sin su apoyo y confianza hubiera sido completamente imposible.  ¡Gracias a ellos!



Alejandro

martes, 6 de septiembre de 2011

Silencio

El muchacho a mi derecha permaneció de pie todo el tiempo que duró la operación, hasta que el cirujano terminó de dar la última puntada.  Sin embargo, su impaciencia era cada vez más notoria, ya no disimulaba una gota.

Yo aguardaba en silencio observando fijamente el indicador de las pulsaciones, que no fuera a dejar de marcar «normal».  

Me escapé más tarde con la enfermera en jefe.


García Be

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...