sábado, 30 de mayo de 2020

Imposible salir de aquí, quedé adentro con las llaves afuera ahora tendré que usar el móvil para llamar a los vecinos que vengan por mí, que busquen un llavero similar y probemos cual de todas las llavecitas que hay ahí, funcionan para liberarme.  Pero me parece una aventura, más bien una empresa bastante improbable. ¿Acaso la idea de una llave es precisamente no hacer copias iguales a menos que alguien lo requiera?  ¿Por qué habría de funcionar aquí la llave que abre una puerta vecina?  Imposible.  Tenerlo en cuenta para la próxima.  ¿En qué cabeza cabe dejar las cosas al alcance de otros, de tal manera que puedan hacer con ellas lo que quieran, incluso darnos un buen dolor de cabeza?  Es posible que encuentre la llave, que esté en la empresa de colectivos porque yo las perdiera durante el viaje, ¿pero y si no?  ¿En qué pensar?

Todas estas ideas se cruzan por la cabeza de alguien que quedó atrapado, les puedo asegurar.  Durante el rato que estuve ahí, tuve la sensación de que no saldría más, como aquella película de terror de los años setenta que vi una vez: una persona queda atrapada en una cabina telefónica, y se da cuenta que es el momento de la muerte cuando trasladan la maldita cabina completa con él adentro, a una especie de cementerio de personas muertas adentro de una cabina telefónica.  ¿Cuál habrá sido el mensaje que el autor quiso transmitir, si es que había alguno?  Lo cierto es que a mí, como niño que era, me quedó grabado el episodio, haberla visto tan tarde a la noche, cuando todos estaban durmiendo, y me escapé (aquella vez pude hacerlo) de la habitación y prendí la tele porque sabía que en cualquier momento vendría aquella película ridícula y de cine barato.  Seguramente era de clase B.

Así las cosas, tengo en mis manos ahora un teléfono.  Digo, es casi una cabina telefónica esta pocilga.  Le llamo así, cariñosamente, y lo aclaro también porque hay gente que sabe que escribo aquí y puede tomar represalias, también cariñosamente, con qué necesidad digo yo, me voy a apresurar a publicar estas líneas, si bien podría hacerlo después cuando haya salido de aquí. 

jueves, 28 de mayo de 2020

Siempre, tiene que haber uno que cumple el rol de sacrificante.  Eso lo saqué de un libro, no es cosa mía, el libro en cuestión fue durante toda su lectura, un libro imperdible.  Lo terminé en una tarde, mientras me tocaban los dedos de los pies, digo la podóloga, que se esmeraba en hacer bien su trabajo ahí en casa, porque ahora por suerte basta buscar en el marketplace y van a tu casa, después de una breve conversación en whatsapp y solucionado el asunto.  Son cosas de la era moderna, tal vez la gente quiera moverse menos, quedarse en casa como vienen anunciando es una cuestión de seguridad y también de comodidad.  ¿Para qué andar sacando el auto, si se te puede romper el portón?  Como aquella vez, me acuerdo, que nuestro vecino me pidió el garage para guardar su camioneta y una mañana al sacarla sin mucho cuidado se llevó puesto el antedicho portón y lo rompió todo.  Una cuestión que debió atenderse después dejandolo sin terminar, como es debido en estos casos.  Al principio nos resultó risueño, divertido.  Después ya no tanto, nos molestó un poco su falta de cuidado, son nuestras cosas caramba, tené en cuenta que por más feo que sea todo, son nuestras.  Queremos que sobrevivan de alguna manera, que no se deterioren por falta de cuidado, o por un gesto estúpido tuyo, algo así como un reclamo por cosas que ignoramos.  Hablá.  Es eso, lo mejor que podemos hacer cuando vemos que la cosa no está fluyendo, es hablar, comunicarnos.  No es fácil, lo sabemos, pero resulta en soluciones a la vista que nos darán resultados en términos económicos.  Te lo aseguro.

Fui previsor ayer, antes de cometer un desliz, me comuniqué a tiempo y eso hizo que entendiera lo que estaba pasando, fue un descubrimiento fugaz y sencillo, como esos que uno no debería prestar atención de tan triviales, pero ahí están para delicia de nuestro entendimiento.  Y también el de los demás, de aquellos que pasan por nuestra vida dejando o no rastros ineludibles, imborrables.  Tenemos los codos en su lugar, pero a veces nuestros amigos se van y quedamos así, mirándonos en el espejo a falta de recursos.

miércoles, 27 de mayo de 2020

De qué tendría que hablar en un hipotético libro que habría de comenzar pronto, con la secreta intención de que alguna editorial lo publique pero sobre todo, me adelante dinero.  Eso necesito.  Dinero.  No publicar un libro, ¿para qué?  Dinero.

Tendré que posponer el relato un poco, sacar adelante los trabajos que me exigen por estos días, algunos interesantes y divertidos otros más aburridos y conflictivos.  Ya verás, cómo insiste esa mujer en llamarme por teléfono quién sabe con qué intenciones hilarantes, porque se fue con el trabajo terminado pero ella quiere hacerse ver, hacerme notar que no está listo que faltan cosas y que por eso no me termina de pagar.  Mentirosa.  Lo vemos a diario, gente que se escuda en alguna mentira para salir adelante, para molestar nomás, para quedarse ahí sentada sin hacer nada, mirar la vida pasar y las luces prenderse y apagarse a lo largo del día, o mejor dicho de la tarde.  Tenemos ese pestañar de las ciudades que a diario sucede y ni nos damos cuenta.  Estamos más bien enceguecidos, suerte que ahora estamos un poco más a salvo de todo, esta pandemia ha sucitado (?) eso en todas las ciudades, estamos un poco más atentos, un poco más cuerdos y no queda otra.  Lo vemos a diario, prestamos atención a nuestro vecino, al que tenemos al lado, no queda otra.  Obligados a convivir, somos todo oídos, y queremos que nuestro amigo nos lleve a pasear o hacer ejercicios, no queremos de ninguna manera ir solos, tenemos el temor de que una máquina infernal ahí afuera nos quite de pronto la compañía de nuestros seres queridos, esa máquina decía, puede hacer que desaparezcamos sin dejar rastros, quién sabe, nos lleve a alguna parte donde tendrá algo que hacer con nuestros huesos así que mejor comportarnos y salir a la calle el día que corresponde a nuestro DNI, aquí al menos en nuestra ciudad eso corre, eso está vigente, de manera que por ejemplo, hoy no puedo salir a comprar ni a hacer ejercicio.  Un embole, como dirían mis amigos, esos que salen tranquilos y no se cómo hacen, pero vuelven con bolsas, compras, detergentes.  Así fue ayer, que de alguna manera tenemos que estar agradecidos porque un día más las cosas sin lavarse hubiera sido un espanto.  Menos trágico tal vez el llamado de mi amigo que resultó después en videollamada, de pronto, me cambió el paradigma.  Su mente privilegiada hace que uno se sienta a salvo, tal vez con demasiada facilidad, eso está claro.  Tendremos que vigilar, como decía, a nuestro alrededor, ver en qué momento se cuela la normalidad, eso que añoramos.  Y descartarla.  Eso no está bien, no es bueno para nosotros.  Necesitamos la nueva normalidad.

sábado, 23 de mayo de 2020

Esto de que las deudas se parecen bastante a una enfermedad suena bonito, tentador pero no me convence.  Las deudas son deudas y se pagan con trabajo, qué me vienen a decir que te podés morir de un cáncer de obligaciones no cumplidas, por ejemplo con un banco, y cosas así, no creo.  Sin embargo, es cierto que te producen un altísimo estrés que te puede llevar a un paro cardíaco, en eso estamos de acuerdo pero no me agrada pensar esto, son ideas mías nomás, cosas que apestan diría un amigo.  Y tengo este salvoconducto: me voy a vivir a USA.  Pegué una visa de trabajo en una empresa que necesita programadores y allá voy, al menos por un mes que es lo que dura el período de pruebas según dicen, ya veremos qué tanto duro ahí, es una ciudad tranquila dicen con un clima muy parecido al de acá, tranquilo además con poca gente dando vueltas y mucha montaña.  Todos son cabizbajos, me decía el tipo, porque andan sumidos en sus problemas no más.  Esto parecía una interrupción a sus comentarios.  Tendría que mirar más seguido el celular a ver si llega algo en relación a este viaje, que me tiene loco, me ha desconectado del mundo por estos días, no pienso en otra cosa.  Estoy armando las valijas, preparándolo todo a ver qué sale.  No quiero quedarme aquí, esto no camina ni para adelante ni para atrás, estamos detenidos en un parate tremendo, como quién dice, así que una reacción es lo menos que se espera.  Tendré que revisar el celular, como decía, porque llegan mensajes todo el tiempo pero la mayoría son boludeces de publicidades cosas que no importan en lo más mínimo a nadie, y que nunca dejan de llegar por más que las informemos, por más que desactivemos, y nos desuscribamos.  Los tipos esos se las arreglan para acercarnos su propuesta día tras día.  Veremos.

Tal es así, que me compré un disco nuevo para la compu, uno de esos de estado sólido a ver qué tan rápidos son, ya me dio intriga de saber.  Tengo que instalar sistema operativo, y me han hablado mucho de Mint, será que es algo bueno.  Hay otros, claro, pero es una instalación nueva y no tengo nada que perder.  Mucha gente se ríe de vernos conversar con mi amigo, el inglés pero a mi ya no me da vergüenza, somos dos boludos grandotes ya qué me calienta.  Además medio que nos entendemos y hablamos de negocios y cosas así.  Él está un poco complicado su trabajo no es el mejor que se pudiera decir: barre.  Digo acá, en este lugar, se toma el trabajo de barrer todas las mañanas mientras estamos digo frente al televisor, o comiendo algo, el pasa barriendo y los demás nos movemos, cambiamos de lugar, dejamos pasar.  Se lo toma tranquilo, sin problemas, sigue adelante.  Le voy a dejar mi tarjeta.  ¿Alguien usa tarjetas impresas en estos días?  Me da que no, que es algo muy arcaico y que a nadie importa y seguro la va a tirar inmediatamente me de vuelta yo.  Pero sigo considerando que es la mejor manera de estar conectados que sepa que tengo número de teléfono y página de internet así puede localizarme.  Tendría que estar todo el tiempo buscando en internet, digo, con qué necesidad si lo tiene a mano, ahí escrito en papel.  Él a mí, no me dio nada.  ¿Para qué esperar más?, ¡vamos a los botes!

jueves, 21 de mayo de 2020

Qué interesante digo, al comenzar este texto nuevo que dejo aquí como constancia de que he leído y aceptado las condiciones como siempre al empezar a utilizar una aplicación, uno va y lee (supuestamente) los términos y condiciones de uso y los acepta para así utilizar seguidamente dicha aplicación.  Este no es el caso, no hay aplicación aquí, simplemente un estudio que dice que hay mujeres ahí afuera capaces de luchar contra la barbarie de los hombres, digo de los varones que no se dan cuenta el daño que les ocasionan a veces con su malhumor, su desamor y distintas actitudes cobardes que tienen para con ellas, la mayoría de los casos por ignorancia y por odiosos nomás, porque no se bancan la manera de ser de la fulana, o porque eventualmente llegó el momento de desarrollar un  apego por el trato conocido de los penales.  Digo de las penitenciarías, no de lo que sucede cuando un defensor la toca con la mano en el área (jaja).

También se porque pasó hace poco, de unos penitenciarios (ya que estamos en el tema) que hicieron una juntada en una localidad sanrafaelina donde desataron un poco la alegría contenida pero sin advertir que dichas reuniones estaban prohibidas por efecto del cierre de las ciudades a fin de evitar el desarrollo posterior de la pandemia que nos azota por igual a hombres y mujeres sin distinción de ningún tipo, digamos, por estos años.  Lo cierto es que los muchachos muy alegremente, se juntaron de asadito en una quinta allá por el sur, y algún vecino tuvo la infeliz idea de sentirse a disgusto con eso y los denunció.  A partir de ahí, hubieron toda clase de propagandas sobre el hecho de que hay que denunciar a los loquitos que parecen no entender que hay que quedarse en casa, cuidarse y cuidar a los demás, porque nadie quiere pasar por una situación de enfermedad aunque te digan que es un bicho inofensivo o tan mortal como una simple gripe.  Convengamos, que uno se da cuenta de eso, lo leyó, sabe que es así, pero sigue con sus movimientos rogando que vuelva la normalidad como le dicen, que ya se aleje lo más posible esta situación alarmante y poco conveniente para muchos, cada vez para menos eso está claro, y volvamos -decía-, a un estado donde las cosas funcionen y recuperemos la libertad que es el gran ausente de todo esto.  Porque sepamos que hay diferencias entre vivir preso y no vivir preso.  Uno puede preguntarse, después de todo, si es que es elegible o no el estado de prisión frente al estado saludable.  Dicho de otro modo, ¿qué preferís, la salud o la libertad?  Vengo insistiendo en que esta pregunta respondería una duda existencial profunda, de alguien que no hace otra cosa que preguntar huevadas sin sentido, pero que va por la vida tirando esa clase de interrogantes porque no tiene mucho que hacer, ya los demás estados de su mente se parecen bastante entre sí y hay que hacer cosas nuevas para mantenerse entretenido y divertido, al menos para que la alegría no se aleje de pronto y quede el semblante rígido, cadavérico, como de un muerto al ver el espanto de las horas transcurrir sin que pase nada.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Unas cuantas estupideces, unas cuantas habladurías sin sentido y tenemos un libro.  Eso parece pensar el escritor a mi entender porque observo que lo que dice, mayormente carece absolutamente de sentido en un contexto estricto de literatura del tipo que estoy leyendo por estos días, más bien libros descargados directamente en situación de pandemia, que han liberado las editoriales para que estemos en casa leyendo en vez de salir a pavear por ahí como sucede en aquel país del norte, dicen.  Me contaban ayer que los mandan a la casa, les dan unos garrotazos y a dormir, y a meterse tras las cuatro paredes de sus pequeñas casas de barro.  Es la manera que encontraron para protegerlos, recuerdo claramente los videos de alguna parte de la India o quién sabe qué país, donde les dan garrotazos literalmente para que se vayan a sus casas, es la única forma de que los entiendan.  A los palos, así se manejan allá los policías que andan por las calles controlando la actividad de la gente.  Dicen que la quieren a la gente, dicen que hacen eso para protegerlos, es curioso.

Me llené de pasto ayer tratando de hacer ejercicio en el parque.  No es la idea dejame decirte, esto de andar viendo qué día es hoy para saber si puedo o no puedo salir según la terminación de mi DNI, pero bueno es lo que tenemos a mano y no da para andar desaprovechándolo, más bien usarlo y seguir adelante, se me cruzó un gatito muy hermoso, sano, fuerte que parecía querer seguirme unos minutos.  Su hábitat debería ser muy seguro porque no dudó en volver cuando amagué darle una caricia para que me siguiera.  Compré una lata de atún, incluso, para animarle a seguirme pero abandonó al poco rato, y se volvió seguro de que era la mejor decisión.  Iba cargado además, no podría yo levantarlo ni traerlo en brazos, mejor que hiciera lo que hizo, fue la mejor elección.  Aquí además no hay lugar, sería imposible meterlo a pesar de que el lugar es grande, tiene patio e incluso algo de verde al fondo, medio descuidado pero hay tierra donde el podría hacer sus necesidades tranquilo.  Yo cuento esto después de que por unos minutos pude charlar con el americano y me contó sus inquietudes, porque él está aquí después de que viajó desde el vecino país donde estuvo haciendo escalada, y al llegar lo sorprendió la pandemia y se tuvo que quedar en una habitación donde caben 10 personas todas acostadas en unos minicuartos internos donde sólo cabe una cama, hecho todo en durlock, muy espantoso.  Pero hay que decir que tienen sus comodidades después de todo, están ahí calentitos seguro y tienen baño además.  Claro, será la mejor opción para alguien que no puede gastar demasiado.  ¿Querrá trabajar acá para solventarse un poco los gastos?  Quién sabe.

Digo esto y termino.  ¿Quién sabe?  Pues hay alguien que sabe, y mucho acerca de lo que está pasando por estos días, tiene las cosas tan claras que asusta.  ¿Por qué alguien habría de entender de esa manera los sucesos mundiales del momento y tener la sana intención de compartirlos conmigo?  ¿Será por la misma razón de que yo me siento aquí y escribo estas pavadas, de vez en cuando?  Podría ser una razón, habría que preguntarle tal vez al americano qué piensa, cómo ve él el mundo por estos días, tan dado vuelta como está.  Y hablando de todo un poco: ¿por qué insisto con un blog?  ¿No será ya momento de pasar a los libros en papel?

martes, 19 de mayo de 2020

Cosas que no me gustan de internet: la lista sería interminable, pero tienen que ver con esas noticias que abundan sobre cadaveres de chicas encontrados después de que su pareja las maltratara hasta matarlas y casos por el estilo, digo que no me gustan de internet porque son noticias que abundan ahí, y también en la tele pero ya no veo tele.  Casi nada, y menos noticias, no me interesan en absoluto.  También digo que hay otras cosas que me desagradan pero me llegan de manos de una escritora a quien estoy leyendo habitualmente y que habla de situaciones violentas, qué digo, violentísimas que dudo realmente que existan pero le llaman la deep web, o web profunda, sitios que supuestamente no están indexados en los buscadores de tal manera que sólo los encontrás por el boca a boca.  Algo prácticamente imposible.  Sería más bien, de chat en chat.  De email en email, y cosas así.  Pero bueno, es de menor importancia, lo bueno sucede en los chats de programadores donde siempre se está discutiendo la mejor o peor manera de hackear alguna página de internet, algún servidor remoto por ahí que esté haciendo alguna basura que no le agrada a estos tipos, y entonces van y lo tiran y así, y se hacen llamar hackers y los tipos alcanzan renombre en la comunidad.  No se si será la deep web, o qué, pero es mucho más interesante, eso vende.  No como estas publicaciones absurdas de alguien que no tiene mucho que hacer a las siete de la tarde y se pone a escribir huevadas sólo por llevar la contra, sólo por ver pasar el tiempo, sólo por ponerle una sordina a las discusiones de la casa, esas donde no sabés si las tipas estas a quienes conocés apenas y que deben estar viviendo una relación bastante fogosa y no se atreven a confesarlo, decía, se lo pasan discutiendo por cosas triviales, como por ejemplo si un habitante de la casa entró o no por una puerta que se considera debería estar cerrada y como ahora al abrirla se mostró eso, caramba explota todo.  Una pavada porque el tipo necesitaba entrar de alguna manera y lo hace así para no molestar, digamos todo.  Decía, hay otros también aquí que parecen soportar alegremente las discusiones y hasta se prenden y les siguen la corriente.  Por mi parte lo único que hago es atinar a descansar un poco, el día se ha vuelto agotador, mucho que hacer en el trabajo, se pone espeso a veces y no paramos. Caminamos todo el día.

jueves, 14 de mayo de 2020

Borracho, lo que se dice borracho, no estaba esa mañana porque digamos quién en su sano juicio va a levantarse temprano a beber, no se puede tener semejante hábito sin que te denuncien a alcohólicos anónimos o por lo menos te traten como loco.  Pero lo hicimos un par de meses (no, mentira) y resultó divertido.  Digo que los estornudos de nuestros vecinos se escuchan desde aquí, y nos da a pensar que los tipos están pasando frío o se están buscando problemas con las chicas de aquí a la vuelta, porque los hemos visto merodear las casas viejas donde viven, todas con diseños antiguos y olvidados.  ¿Tendrán sueño en algún momento los borrachos, o simplemente viven en estado de somnolencia y así no sienten necesidad de dormir en toda la maldita vida?  Quién sabe, lo cierto es que los tipos estos están haciendo alguna clase de artilugio, alguna clase de ceremonia en lo alto del techo, en la terraza que además es colindante con las casas viejas de la vuelta de la manzana, donde viven las chicas que merodean ellos, y así las ven.  No digo que lo hagan ahora, tomando sol porque claro, es temprano y es otoño, está por venirse el frío invierno, no están tan locas aquellas como para tomar sol ahora, pero estos locos enardecidos son capaces de observarlas a través de las ventanas interiores y chusmear qué hacen todo el día escondiéndose de alguna manera para que no los vean, y quién sabe, capaz hasta se masturban.  Los he visto bajar medio mareados, será por lo mismo, me pregunto.  Están locos y borrachos, o una cosa o la otra.  Son medio autistas, no te dejan saber nada, están todo el día metidos en sus cosas, en sus ideas apenas se comunican para pedir con gestos lo que necesitan: un cuchillo, una cuchara, un vaso, y cosas así, en los espacios comunes, la cocina o la lavandería.  Van pocas veces, no mientras yo estoy capaz me tienen un cierto respeto o desprecio, o las dos, y se esconden la mayoría de las veces están asomándose apenas detrás de los marcos de las puertas, y no lo disimulan ellos saben que los he visto y no les importa esconderse así unos centímetros total saben que no les voy a dirigir la palabra, qué mierda les preguntaría imaginate.  Así es la convivencia en el barrio, es un poco siniestro, un tanto lúgubre, como el ingreso ¿me querés decir por qué la única puerta que da a la calle y está en oscuras, es la de esta casa?  El resto quiera que no, tiene luz ya sea de las luminarias o de las propias casas, pero menos esta.  Es inaudito y parece hecho a propósito, cuando llegás a la noche te das cuenta.  Hay un árbol justo en la vereda a la altura de la casa, pero eso no justifica la oscuridad, es algo hecho a propósito parece.  Lo cierto es que ayer me costó meter la llave en la cerradura, y tuve que hacerlo dos veces porque la primera se me cayeron al piso y cuando alcé la vista, me pareció ver alguien asomado tras la puerta interior, habrá sido uno de los chicos, que ante cualquier ruido salta del sillón a ver quién viene, esperará a alguien, seguramente, la televisión ya no interesa a nadie, y se lo pasan ahí, pero en cualquier canal todo el día, será que esperan a alguien como decía, y cuando advierten que no es esa persona, sino que soy yo, se aburren y se van de nuevo a la terraza.  Mirarán desde ahí el cielo, tal vez las vecinas, o algo más.  No importa el frío que haga ni el alcohol que tengan metido en el cuerpo, para ellos todos los días son el comienzo de algo nuevo que puede o no incluir la llegada de alguien a quien no mencionan jamás, porque ya lo dije, tienen cierto tipo de autismo extraño.  ¿Tendrá nombre?  ¡Quién sabe!

martes, 12 de mayo de 2020

Fue una historia terrible, la de la gata que pierde la vida así, de una manera atroz y terrorífica en manos de un demente que no tiene el más mínimo cuidado de las mascotas, y las mantiene encerradas y hambrientas demasiado tiempo, no quisiera que jamás haya alguien así en la tierra y sin embargo, los hay.  Tipos tan oscuramente deleznables que son capaces de mantener o mejor dicho, atacar a un indefenso animal con unas llaves hasta destriparlo o mínimamente lastimarlo hasta sangrar.  Son gente ruin, horribles personas que no merecen vivir, digamos en un disparate de comentario que seguramente no tendrá sentido en el futuro ya lo veremos.

Sigo con mis estudios de este lenguaje de programación, (cambiando de tema jaja) y estoy muy entusiasmado por los progresos ya que se puede leer con claridad, algo que he extrañado de todos los lenguajes, de todos los entornos de programación.  Incluso con ms-access me pasaba lo mismo, que son cuestiones que uno termina asumiendo que funciona pero no termina de entender de fondo cómo lo hacen y es muy frustrante.  ¿Por qué no te explican bien lo que sucede tras bambalinas en la computadora?  ¿Tan estúpidos nos creen?  ¿O será que uno realmente lo es y se deja engañar un poco?

Voy avanzando en lo que hago también en mi trabajo.  Hoy voy a recibir ese diseño que compré en el exterior y lo voy a aplicar en la página web con carrito de compras, va a quedar tremendo.  Recibí también una oferta tentadora: la de mudarme a una casa con muebles por un muy módico precio.  Lo rehusamos de aceptar porque muy vieja.  La casa se viene abajo, ¿cómo hay gente que alquila cosas en ese estado?  Salta a la vista que no vamos a ir a semejante lugar, cómo se le ocurre a alguien, decime, si siempre hemos vivido en lugares mínimamente decentes y limpios, esas fotos mostraban un lugar peor que el del relato por momentos, gente viviendo ahí y atacando animales, no me extrañaría.  Lo hago por mejorar mi situación, digo esto de comentar lo que viene sucediendo.  ¿Qué situación, te preguntarás?  La nuestra, mejor dicho, la de estar así en lugares y no tener mucho destino en general, no poder decidir qué hacer con las cosas que nos rodean, estar atrapados, estar encadenados y tristes, porque la libertad tiene mucho de eso, de alegría sobre todo, es lo que más extrañás cuando falta, la alegría de sentirte libre, de escapar por ahí sin tener que dar explicaciones, de salir y correr por la senda de la cilovía sin que nadie esté vigilando. ¿Estamos siendo vigilados todo el tiempo, es eso lo que nos tiene tan paranoicos en estos momentos de covid-19?  Será, no me cabe ninguna duda que algo de eso debe haber, si no de otra manera no explicamos lo que está ocurriendo con algunos amigos que han aprovechado esta situación para agarrarse una peste, no digo la propia enfermedad del coronavirus, sino alguna otra que los ha mantenido alejado de nuestra casa.  Son ellos, no nosotros.

jueves, 7 de mayo de 2020

Veremos esta mañana de poder cambiar esa remera que me quedó chica, la estampa está bárbara o sea que es necesario que exista hoy mismo una remera más grande con el mismo dibujo en el pecho así no pondré cara de malhumor ni haré gestos desagradables a la vendedora, como de disgusto y de ya no me interesa nada de aquí, ni devuelvame mi dinero ni cosa por el estilo.  Sólo esa prenda, tal y como yo pretendo que esté además de limpia y sin uso alguno.  Así voy a hacer en primer lugar, y después iré a la farmacia, otro de los lugares que permanecen abiertos a pesar de la pandemia, y compraré algo para el dolor de cabeza que por estos días está molestando bastante, quién sabe por qué, si la comida es liviana y regular, será por el sol que calienta los barrotes de la ventana por demás y ese calor se transmite después al interior de la habitación y puede ser excesivo por momentos y deshidrata de más.  Tal vez un analgésico o tal vez agua.  Más agua.  Con eso bastará.  Pero voy a pasar de todos modos, porque me gusta la chica que atiende, tiene una mirada muy dulce y el pelo revuelto.  No se cómo la dejan atender así, será que el dueño también advierte la gracia que despliega cuando se vuelve a buscar un remedio, una cajita de esas escritas con letras tan minúsculas que simplemente la leen hasta cierta edad los chicos.  Después es patrimonio de quienes lleven puestos sus anteojos, y nadie más.  Andá enterate de lo que te conviene, de cómo hay que tomarlas.  Dicho esto me voy a colocar la campera y voy a salir a la calle, con mi barbijo o tapabocas puesto como corresponde a buscar una que esté de turno y me quede más o menos cerca para qué andar caminando a estas horas, si me paran voy a tener que dar explicaciones y no me agrada la escena.  Los policías están haciendo operativos cerca, ya me los he cruzado en un par de oportunidades y en alguna de ellas estaban cacheando un par de transeúntes que pobres, no tenían cara de haber hecho nada malo pero viste, ante la portación de rostro quizás, o porque sí, porque les pintó, les estaban revisando hasta el culo más o menos.  Y quién sabe si les encontraron algo porque el colectivo en el que me movía aquel día avanzó hacia el centro y ya los perdí de vista, además, no me gustaba tanto la idea de ejercer el seguimiento de la escena una vez que pasamos por ahí, los demás en el colectivos hicieron lo mismo, dejaron de mirar, total a quien le importa tanto lo que pasaría después, uno no es de andar mirando así de manera morbosa lo que le sucede a otros, en especial si la suerte no es del todo venturosa ni divertida.  Habrá que ir a la cancha a "ver qué se siente" como les cantábamos hace unos años a nuestros vecinos brasileros, decía a ver qué se siente cuando te palpan en busca de armas o algun objeto punzante, y vos muy tranquilo no sabías que llevabas la victorinok que te regalaron oportunamente para tu cumpleaños y que te salva la vida más de una vez. 

Pero no está.  La chica en la farmacia, digo no está.  Algo le pasó seguramente, hoy no es su día de franco de manera que deberé preguntar por ella si quiero enterarme de su suerte, más en estos días que no es fácil andar por la calle pero tendrá su autorización correspondiente, simplemente con verla listo, me hace el día, me convierte una mañana gris y olvidable en un momento eterno en una isla desierta llena de vegetación y abundante agua alrededor, para bañarse, y pasarlo bomba.  Es increíble las boludeces que uno dice frente a la mujer amada, bueno como en este caso no es la mujer amada sino apenas admirada, debo decir que las boludeces son aún peores, mucho más intensas, nos ponemos así medio colorados los varones y no articulamos palabra.  Sabemos que está ahí delante y no atinamos a decir algo más o menos inteligente por temor a embarrarla y miramos al costado, bajamos la vista, nos entretenemos con cosas que ni remotamente serían capaces de atraer nuestra mirada en otras ocasiones, pero como está ella ahí presente, se nos hace profundo el mar y ya no vemos el horizonte de pronto.  Estamos sumergidos.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Quiero entender digamos, qué fue lo que sucedió hace muchos años cuando trabajaba de programador con un muchacho que había empezado unos pocos años antes a programar, con las primitivas tecnologías de aquellos años, que digamos eran primitivas pero eficaces también porque durante todo el tiempo que estuve ahí pude recibir dinero a modo de pago, pude ver cómo las máquinas cumplían su función y pude entretenerme bastante atendiendo los problemas que iban surgiendo y de ahí quedó en mí la intención de volver a hacerlo, volver a programar un día después de pasar por ese infierno que fue quedarme por unos meses estancado en un problema ajeno a la programación, que me tuvo muy ocupado, digamos no podía deshacerme de la situación, quedé pegado como quien dice.  Y así fueron pasando los días, hasta que logré desprenderme del todo de aquello y pude volver, ya las tecnologías han cambiado, se usan otros lenguajes, otros editores, y el escenarios es radicalmente diferente, ahora todo está interconectado, internet ha hecho que fabricar un programa tenga otros bemoles, otras amenazas ya no es tan simple y lo complejo se ha vuelto cotidiano.  Además de lidiar con estas situaciones, tenés ahí el cliente que te mira como diciendo "¿y esto cuándo va a funcionar como se debe?", nosotros perdiendo la paciencia, y tirando todo a la basura y queriendo empezar de nuevo una y otra vez.  Así, no se puede.  No vamos a ningún lado, estamos estancados ya lo dije, y para salir hay que dar un puntapié inicial, un primer paso, armarse de paciencia y coraje y empujar.  Salir adelante implica quizás perder algunas cosas en el camino: el amor de alguien, la compañía de otra persona, los seres queridos que se alejan, uno se vuelve una persona demasiado concentrada y absorta en los problemas que debe resolver y se va alejando, hasta diría aislando como me tiraron ayer, cuando publiqué ese texto que para mí era bastante inocente pero que cayó un poco fuerte en la comunidad.   Y eso porque tenía un comienzo un tanto atrevido hablando de voces escuchadas y cosas algo sobrenaturales por ponerle un nombre.  No era así, pero qué voy a explicar ahora, después del día lunes con el diario, las cosas suenan diferente, somos todos gardeles.

Quiero decir además que está complicándose esto del baño diario, aquí en este hostel donde van recuperando partes de la casona de a poco, todavía no han podido recuperar la ducha de mi baño lo cual hace que tenga que usar otro, que queda retirado y no es lo más cómodo.  Pero por suerte pude bañarme....  Ya se, van a decir con esto toda clase de chistes, y comentarios por lo bajo, pero no tienen nada de malo acostarse un día sin bañarse, y además no fue así, pude hacerlo dije que pude hacerlo así que tranquilos.

¿Quién habrá sido el anterior dueño?  ¿Cuántos años tendrá la casa?  Es enigmática, y muy grande además, ¿quién y para qué habrá construido semejante casa tan enorme?  Familias enteras vivirían aquí, las habitaciones son pequeñas pero cómodas con sus placards y sus ventanales.  Hay un corredor amplio y curvo que lleva a la planta alta, a la noche hay que bajar con luz porque puede ser algo peligroso.  Hoy no vi a mi amigo David asomarse como ayer, tendremos que esperar quizás ya haya partido o quizás esté durmiendo.  Lo dicho: nuestros horarios son diferentes y no tenemos por qué estar cruzándonos todo el tiempo.  Indagaré si tiene número de teléfono para escribirle después.

martes, 5 de mayo de 2020

De todo eso que leí en el relato de la escritora, me queda la sensación de estar lidiando con un gato en un descampado sin armas, sin ninguna razón ni siquiera la más mínima de ellas, porque a mí también me pasó estar en una habitación y ver objetos y personas moverse y que no me creyeran, voces, escuchaba voces y no me creían, pero claro era la voz de otra persona manifestándose en mí, también lo supe después, como si alguien necesitara decir algo en ese momento en particular y me usaba, en aquel instante, como medium o algo así.  No es el caso del gato en cuestión, digo que lo que quiere es comida, y me fastidia con sus exigencias a toda hora, casi, mientras está despierto.  Después duerme tranquilo y se levanta  sólo a fastidiar.  Tendrías que salir a cazar un rato, le digo, pero se estira y bosteza y vuelve al plato vacío de comida a mirarme con recelo y bronca, ¿por qué no hay algo aquí? pregunta exigente y malhumorado.  Qué gato de mierda.

Después la visita extraña de un vecino que claramente ha venido hace poco a la Argentina, su nombre David, pero en inglés.  O sea, el tipo no habla una gota de castellano y tengo que empezar a practicar si quiero que me entienda, y quiero entender un poco su idioma y lo que dice, usa barba, mucha y es amable, me convidó agua caliente antes que yo lo pidiera.  Buena onda.  Ahora sólo queda que podamos hacer amistad, así en los pocos ratos que nos vemos porque su trabajo y el mío tienen horarios dispares y estamos poco tiempo en el barrio.  Será que no hay mucho por hacer, con los amigos que viven lejos no tenemos muchas chances de estar juntos, ni cerca.  Sólo reuniones por chat, o por zoom (ya se no me digan nada, es insegura). 

Quierou usar una aplicación que sea fácil de instalar y que no ocasione desastres en mi sistema operativo y hasta el momento esa viene cumpliendo con esos requisitos de manera eficaz, no me jodan.  Lo dije hace poco en un chat, en una conversación de twitter pero no me dieron bola, están todos entusiasmados con las reuniones y miren quién vino a proponer una sala de reunión: nada menos que facebook.  Y está bien, el concepto es mucho más entretenido, es decir, vos tenés una sala ahí de reuniones, cuando querés la "habilitás" y te reunís con gente, es obvio.  Pero mucho más elegante mucho más parecido a la vida cotidiana y off line, es decir, como si en tu casa tuvieras una sala de reuniones y ahí recibís gente y compartis una charla con ellos.  Lo único incómodo de la movida es el hecho de que está prohibido hacerlo de manera presencial, lo sabemos y es por la maldita pandemia.

Alguien me decía hace poco que esto de las pandemias ha llegado para quedarse.  Tendremos más pestes en el futuro, eso parece, motivadas por las costumbres alimentarias desordenadas y horribles que estamos teniendo y que tienen que cambiar urgente.  No más carnes rojas (me decía esta persona) por ejemplo, no más un montón de cosas, pero uno quiere juntarse con amigos y cenar un asado, no me digan que no, es una tradición y más todavía en nuestro país.  Nos acostumbraremos a las pandemias pero no dejaremos de lado lo que nos gusta, imaginate un cordobés por ejemplo, amiguero y bebedor, teniendo que dejar el ferné con amigos por culpa de un virus maldito que siempre cae lejos en un vecindario extraño del que no tenemos ni noticias, ¡olvidate!

sábado, 2 de mayo de 2020

Un sinnúmero de razones tengo para no responder ese email que llegó hoy diciendo que todavía debo lo que ya pagué, y no me agrada claro, tendré que iniciar una disputa diciendo que, eh, momento eso ya está cancelado y cosas por el estilo, pero claro también yo hice que las cosas llegaran a este punto porque no respondí antes, y las deudas son así, terribles cuando crecen y llegan a límites difíciles de alcanzar eso lo sabemos.  Sólo que da mucha bronca que te quiten el dinero ese que te costó tanto conseguir, ese que laboriosamente alcanzás a obtener en medio de esta epidemia en medio de estas condiciones difíciles también que nos toca vivir a todos, en particular a quienes estamos sin trabajo y no llegamos a fin de mes sólo estamos condenados al parecer a pagar una y otra vez lo que quisimos comprar por un módico precio pero en cuotas y las cuotas se nos fueron yendo de las manos en algún momento, ya ni sabemos cuándo, pero nos enredamos en una red valga la redundancia, que no nos deja salir, no hay forma, estamos atrapados y envueltos en ella sentimos frío y miedo, como dicen los chicos, y no hay forma repito, de salir de ahí.  Es una red.  Y la tiraron a propósito y vos caíste, no te van a liberar, te van a comer, te van a freir, te van a congelar.  Estamos hechos de mar, sabemos que olemos bien mientras no pasemos mucho tiempo al aire libre, o sin refrigeración, tenemos que tener mucho cuidado, no sea cosa que la libertad se transforme en el peor de los regalos que alguna vez nos hicieron.

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...