sábado, 2 de mayo de 2020

Un sinnúmero de razones tengo para no responder ese email que llegó hoy diciendo que todavía debo lo que ya pagué, y no me agrada claro, tendré que iniciar una disputa diciendo que, eh, momento eso ya está cancelado y cosas por el estilo, pero claro también yo hice que las cosas llegaran a este punto porque no respondí antes, y las deudas son así, terribles cuando crecen y llegan a límites difíciles de alcanzar eso lo sabemos.  Sólo que da mucha bronca que te quiten el dinero ese que te costó tanto conseguir, ese que laboriosamente alcanzás a obtener en medio de esta epidemia en medio de estas condiciones difíciles también que nos toca vivir a todos, en particular a quienes estamos sin trabajo y no llegamos a fin de mes sólo estamos condenados al parecer a pagar una y otra vez lo que quisimos comprar por un módico precio pero en cuotas y las cuotas se nos fueron yendo de las manos en algún momento, ya ni sabemos cuándo, pero nos enredamos en una red valga la redundancia, que no nos deja salir, no hay forma, estamos atrapados y envueltos en ella sentimos frío y miedo, como dicen los chicos, y no hay forma repito, de salir de ahí.  Es una red.  Y la tiraron a propósito y vos caíste, no te van a liberar, te van a comer, te van a freir, te van a congelar.  Estamos hechos de mar, sabemos que olemos bien mientras no pasemos mucho tiempo al aire libre, o sin refrigeración, tenemos que tener mucho cuidado, no sea cosa que la libertad se transforme en el peor de los regalos que alguna vez nos hicieron.

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