sábado, 13 de enero de 2018

Qué genialidad ese Github, para todo programador que se precie, o para todo curioso que quiera aprender, porque uno va allí y algo bueno va a encontrar.  Honestamente desconozco la plataforma bastante, quiero decir, sé que hay cosas buenas pero no es que haya descargado ni explorado mucho las opciones ni haya trabajado tanto con el software, porque tiene asociado un software además, que uno debe instalar en su computadora, para descargar grandes cantidades de programas, o pocas, o lo que sea, pero listas para usar.  Son en una gran mayoría, ejercicios de programación hechos por estudiantes, pero también hay algunos proyectos discontinuados o no, que tienen mucho para ofrecer.  Uno va y lo toma.  Y lo usa.  Puede además modificarlo a su antojo, hacer un fork que es una desviación, por así decir, tomar otro camino en el desarrollo con lo que habían hecho hasta ahí, y seguir adelante.  Todo eso con una conexión a internet, y una PC con lo que tiene que tener: un microprocesador. 

También, uno sabe que a la larga conseguirá amigos, porque una vez que descarga algo, le da por contactar al programador que lo hizo y mandarle sugerencias y comentarios, y agradecimientos.  Porque están ahí, y vale la pena hacerlo.

Me ha pasado también que lo que bajo no es de mi agrado o no lo entiendo, bueno simple: se borra.  Uno apenas gastó algo de tiempo, aunque eso no sería tanto lo ventajoso, como si me gustara el software libre porque no hay que pagar.  No, no.  Me gusta el buen software y si es pago pues bien, habrá que ver si se justifica y demás.  Las cosas hay que usarlas de acuerdo a como vienen diseñadas, digo, si algo es propietario, habrá que usarlo con licencias, y si no, disfrutarlo sin licencia.  Pero esto último tampoco es exacto porque en el código abierto hay una licencia, sólo que es libre.  Es la GPL, que ya mis amigos la conocen, y si quieren buscar más información en Internet, seguro lo encontrarán fácilmente.

Está bueno. Como están buenos los chipás que hoy, cocinó Rocío.

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