martes, 30 de junio de 2020

Relojes

¿Qué es erróneo?
El horario en mi reloj 
debo cambiar el algoritmo 
sin embargo la noche fugaz 
ha querido vernos tristes 
sombríos intentando retorcer 
en el puño el dolor. 

Suelo estar cansado 
a estas horas te miro 
enfrente y pienso en el lento 
e inexorable transcurrir de la 
bebida que consumimos.
Motivados por el encierro 
estamos aquí en esta 
maravilla de planeta 
atraídos por la hierba.

Llanto es aquello que viene 
a la memoria del olvido 
buscando satisfacer lo impensado 
la lenta huida de la mujer que amo.

viernes, 26 de junio de 2020

Nuevos amigos

Hoy voy a saludar a mi amiga francesa que quedó varada por la cuarentena en una ciudad remota de Asia que aunque suene extraño, están pasando una situación similar a la nuestra y según ella me cuenta todos ahí están centrados en volver a casa pero lo difícil es tomarse un avión que no esté contaminado por lo que prefieren seguir ahí y esperar a que pase.  Esta amiga que en realidad la conocí por chat simplemente, quiere hacerme creer que lo está pasando bien, que está todo en orden pero se que no es así, tiembla al hablar y en el chat apenas se ve, pero claramente hay siluetas a su alrededor que están controlando la conversación, lo que dice, y también y lo que definitivamente asusta, es que están siguiendo paso a paso cada cosa que digo yo, tengo que tener esto presente.  Algo de miedo se cuela en nuestros chats, no sostenemos la sonrisa mucho tiempo, a veces noto algo similar a una lágrima en sus ojos y tiemblo de sólo pensar que pudiera estar pasándole algo grave que no me puede decir.  Son países complicados, pienso, pero creo que el temor pasa por el idioma.  Si no puedes comunicarte libremente, dominando el idioma del país donde estás, todo se vuelve oscuro, la red que soportamos habitualmente, confusa, difícil y tensa de conversaciones en nuestro propio idioma ahí se vuelve diez veces peor, el idioma es una gran cosa.  Hay que aprender a hablar claramente y definitivamente en inglés, tengamos eso presente porque es un idioma comodín que debería hablarse en todos lados, como una lengua secundaria pero imprescindible.  Todos mis textos, quiero decir, lo que leo a diario de informática está mejor explicado y viene en primer lugar en inglés, así que deberíamos empezar por ahí, ni hablar de la música, que nos conmueve sin entender una sóla palabra, pero cuando lo hacemos, aquello que escuchamos toma otro color, se completa, se vuelve profundo y te saca de la zona de confort.  Como quien abre la puerta de la calle en medio de tu almuerzo, cuando afuera hacen por debajo de los 4 grados apenas y corre un airecito que te deja los pies helados en segundos y ya la comida empieza a digerirse mal y en pocos minutos estás hecho un desastre con vómitos y demás.   O no tanto, pero ¿por qué la falta de respeto, la consideración hacia los humanos que vivimos ahí, cerca tuyo, y estamos almorzando?  Explicaciones no quiero, sinceramente, sólo que aprenda a mantener el orden y sea considerado con los que estamos ahí haciendo una de las actividades más importantes de la humanidad: comer.

jueves, 25 de junio de 2020

La pieza que falta

Día sereno en la pensión.  Han decidido llamarla así ahora que el turismo está cancelado con motivo de la pandemia y parece que va a durar bastante tiempo por eso será que están abriendo el paraguas para no cerrar finalmente, producto de que no hay nuevos ingresos en el edificio.  Digo sereno, más allá de una explosión que se escuchó en la cocina aparentemente sin daños, que pudo haber estado originada en el uso errado del horno microondas o quién sabe qué, pero por suerte todo volvió rápidamente a la normalidad y serenidad acostumbradas, de manera que los que todavía estamos con vida, seguiremos de momento con la actividad acostumbrada, lo que no es poco porque si de pronto sucediera algo inusual y criminal por ejemplo, quiera que no estaríamos todos en el horno más allá de que sea microondas o no, explotaría nuestra quietud y ya no sería divertido: declaraciones en la comisaría, investigación a todos los que estamos, vergüenza y demás situaciones absolutamente incómodas.  He ahí la principal obligación que me mueve a buscar un departamento donde mudarme con mi mujer.  Implica un riesgo alto vivir en estas condiciones con gente extraña que lo puede involucrar a uno en situaciones de manera involuntaria y no lo queremos, eso lo evitaríamos a toda costa mientras se pueda, tendremos que revisar estas situaciones antes de tomar decisiones la próxima vez, no sea cosa que quedemos pegados.  Quizás, por otra parte, de eso se trata: de estar pegado a una situación que no me imaginaba ni de cerca.  Ponerse a tiro de situaciones en las que uno puede quedar pegado.  Ser la situación que deja pegado a alguien más.... también puede ocurrir eso, convengamos que no todos son culpables todo el tiempo de lo que nos sucede sino que también uno promueve algunas, de vez en cuando.  Seamos sinceros y acallemos las voces que deliran dentro de uno y queramos la paz, busquemos estar tranquilos y seamos la pieza que faltaba en el rompecabezas del caos.  ¿Suena aterrador, suena tranquilizador, o cómo suena?  Es una buena pregunta.

miércoles, 24 de junio de 2020

Agradecido

Cuando alguien hace algo valioso por uno, es momento de agradecerlo, siempre y cuando sea genuino y verdadero.  Hay casos que nos encontramos a menudo diciendo "eh, pero si fue él o ella quien lo hizo por mí" y no vamos después a agradecerle, no pasamos siquiera cerca de la situación y ponemos las cosas en su justo orden.  Y así vamos, y no está bien; tengamos en claro que podemos remediar las cosas de inmediato porque también es cierto que algunas personas se alejan de nosotros para siempre y ya no hay vuelta atrás ni más oportunidades de hacerlo.  Mala cosa.  Tengamos siempre presente que hay que agradecer, a la menor oportunidad por lo bueno que recibimos de las personas que tenemos cerca y también las que tenemos lejos pero estamos en contacto, digamos que hoy es mucho más fácil con internet y los medios de comunicación actuales.  ¿Cómo hacías hace años, digamos unos cuarenta, para comunicar algo así a tus seres más inmediatos?  ¿Una llamada por teléfono era suficiente,  una carta?  Sí, seguramente las cartas fueron el medio más utilizado en el pasado para comunicar sentimientos, pensamientos y todo tipo de cuestiones que se interponían entre las personas, porque de eso se trata, de las cosas que dividen lo indivisible, vos y yo, como decía Serú.  Maravillosa banda, como maravillosa me parece la canción de Lenny K. que descubrí ayer, mirando aquí y allá en las redes sociales, ni recuerdo cómo apareció y le puse play.  Se las dejo aquí para que disfruten.  Muy bueno el video y recontra vibrante el tema.  Ya verán.



martes, 23 de junio de 2020

La barrera del tiempo

Podría escribir de todos modos en este pequeño escritorio bajo, que preciosamente han instalado en mi habitación, pero prefiero subirlo a un caballete para que quede a mi altura no sea cosa que me empiece a molestar la cervical tal como vio aquel médico en el Instituto, donde me asustaron un poco con ideas un tanto inverosímiles acerca de lo que debe ser el trabajo en internet, y hacia dónde debería yo dirigir mis pasos después que contratara con ellos un esquema de ingresos levemente inferior a lo que gana cualquier programador.  Cuando digo levemente estoy siendo muy generoso.  Diría más bien que no hay manera de salir ganando de ahí, era una vulgar trampa que a los caza-idiotas les encanta ejecutar.  Estuve a esto de firmar ahí pero ella siempre atenta a todo me advirtió: "no lo hagas".  Fue encantadora su presencia en el momento justo de aquel día, de otra manera habría caído en la vulgar trampa como dije, palabrita que se acerca bastante a trama, pero no digamos nada.  Le dije en su momento que gracias a ella había vuelto a conocer el amor, que gracias a ella se habían despertado en mí algunos sentimientos que creía olvidados o sepultados para siempre que gracias a ella ahora era yo una persona que se dejaba transformar por el amor y que a su lado encontraría mi destino, junto a ella sería la plenitud, a su lado estaría a salvo y que por correspondencia, precisamente a ella también la pasaría lo mismo.  Todo esto sin mayores garantías eso también es cierto.  Pero sigamos, porque los ruidos molestos que inundan este lugar me hacen pensar que debo apurarme un poco, que tengo cosas que hacer, algunos mensajes que mandar, que quiero comunicarme también en este momento con ella para felicitarla por el título que consiguió, que ya pronto estaremos otra vez juntos, que seremos bastante más felices en esta ciudad que en aquella, que nuestros abrazos tendrán pronto su momento.

Así las cosas, sigo mis estudios de Golang del cual hablaré más adelante pero sigo como decía porque es el mejor momento para hacerlo a estas horas donde nadie perturba la tranquilidad más de lo necesario, tan sólo un muchacho que quiere parecerse en fisonomía y en actitudes a aquel actor, que no recuerdo del todo su nombre que trabajó en Back to the Future, la película famosa de los ochentas, pero lo hace sin demasiado éxito.  Digo porque en lugar de andar en un auto futurista, lo hace en patineta.  Vos decime qué cosa puede atravesar la barrera del tiempo y yo me subo.  De qué manera podría actuar como transporte espacio temporal semejante aparatejo del demonio, de qué forma uno podría confiar además en un viejo loco con ideas un tanto descabelladas, de qué estamos hablando cuando decimos que se puede, que hay barreras que sí se pueden atravesar y que estas otras más lejanas, ya no.

viernes, 19 de junio de 2020

Línea de vista

Una cosa que asusta, es ver que entra gente a la sala y son desconocidos que vienen viajando desde Buenos Aires, y uno ahí muy tranquilo tratando de ser gentil y previsor a la vez, cuidando el detalle de que no vayan a contagiarlo en el hipotético caso que tengan alguna cosa en su torrente sanguíneo que ellos mismos desconozcan.  Pero entran, se sientan, y comienzan a hablar sin parar con una verborragia notable que nos lleva de aquí para allá a los pobres seres que estamos rumiando la misma espantosa bola de aburrimiento desde que empezó la cuarentena y finalmente un poco el fastidio nos hace embalar y saludar cordialmente dando incluso la mano.  ¿Dónde la estoy metiendo preguntaremos después?  ¿Por qué el libro este que estoy leyendo tiene tantos pasajes similares a lo que estoy viviendo casi como un espejo?  Apenas es que me identifico y ahí reside la habilidad del escritor, decía que me identifico con aquello que el escritor ha querido decir y esa es quizás la magia de la literatura.  Pero volvamos al programa que estoy desarrollando, si quieren bah, porque es temprano y tengo que entretenerme con algo hasta que lleguen a buscarme.  Digo no hay entregas programadas así que puedo distraerme un poco pero el programa tendrá que funcionar correctamente cuando lo entregue y hay mucho más que líneas de código involucradas en el éxito de la tarea, es decir, no basta con saber de la sintaxis del programa hay que ajustar mucho más, por ejemplo el hecho de que estoy escribiendo el código en esta computadora y se habrá de ejecutar después en otra máquina.  Esto mismo debería ser corregido y lo será en el futuro próximo, de manera que se ejecute en la nube y listo, de esta manera habré solucionado el inconveniente que mencionaba.  Somos cuatro, y hay algunos más en camino.  Qué tendrá que ver vas a preguntarme, pero es importante decirlo ahora que estoy a punto de volverme a mi San Rafael, y ya tengo pasaje lo saqué por internet ayer, por suerte el sistema funcionó a la perfección.  ¿Tan así estará programada e intervenida esta computadora al punto de que alguien puede venir y hacer que una línea de pago no funcione?  Suena inverosímil, y paranoico además.  Pero cuando se instalan esos pensamientos cuesta bastante sacarlos de ahí por el hecho de que hay después otros espacios que lo confirman, lo apuntalan, lo establecen.

A modo de cierre categorial de lo que hago, digo, está aquella aplicación y vendría a ser lo que mi quehacer diario segrega.  Es eso lo que entendí de la definición que leí hace un rato de esta cuestión clave de la filosofía y del estudio de la obra de G. Bueno, el filósofo español.

jueves, 18 de junio de 2020

Debajo del puente

Programar en Go debe ser realmente divertido, falta que uno encuentre un motivo para hacerlo, resolver un problema real de la vida de una empresa o por qué no, de algún hipotético usuario de internet a quien terminaríamos vendiéndole la aplicación en el futuro o ahí mismo cuando la usa y despliega alrededor algún tipo de publicidad mediante otra aplicación que se encarga de recolectar los fondos para hacerlo.  Ese es el plan.  Por el momento, lo único que tengo a mano es aquella del Instituto donde se ve un listado de alumnos y cada uno que necesita atención, basta con hacer click en su nombre o apellido para desplegar mayor información relacionada y proceder a hacer los cambios pertinentes.  Así de sencillo.  Digamos que hasta el momento está funcionando bien, los encargados de hacerlo funcionar me cuentan todo lo que sucede a diario con los más mínimos detalles y los escucho en la medida de lo posible con la mayor atención de que soy capaz, a veces me sorprendo -lo confieso- mirando hacia otro lado con un leve bostezo pero trato, les aseguro que trato de escuchar lo que dicen y ponerlo en práctica la mayoría de las veces.  Otras, me entretengo en la cocina viendo lo que cocinan algunos internos y les aseguro que dan ganas de quedarse a vivir ahí, de que lo atiendan a uno y listo, para qué más.  Estamos digo (otra vez) envueltos en esas miradas extrañas también a veces y ahí la cosa no me gusta tanto pero cuando hacemos algo juntos la cosa fluye eso hay que decirlo.  Quisimos ayer ver una película un tanto vieja, del 2007 poco más o menos y fue imposible porque han cortado el acceso a internet de un sector de la casa y hasta que venga un técnico o alguien que realmente entienda del asunto será medio complicado, y la peli la podremos ver después, eso lo entendimos ayer.  Mientras en cambio en la cocina, y en la tablet de alguien vimos que en youtube estaban sugiriendo que viéramos una serie de video clips musicales de los noventas que nos terminaron entreteniendo por un buen rato.  Así fue, lo pasamos bien, conversamos animadamente y uno se encargó de las pizzas, así que mejor imposible.  Todo no se puede, dicen, pero ayer se pudo.

Otro se encargó de la limpieza.  Mi cuarto ya no daba más y hubo que hacer reemplazo de algunos focos que estaban quemados, así de repente, o alguien lo cambió sin que me diera cuenta.  Eso podría haber pasado, pero no es más que producto de una mente mal pensada al pedo, porque con estos fríos las lámparas crujen y se rompen.  Como se rompió ayer también o mejor dicho en estos días mi corazón al saber que había llegado a destino y ya no la volveré a ver al menos en directo.  Estoy consternado además por la muerte muy repentina de un tío que sobrevivió apenas unos días a una desafortunada caída en el baño.  Pobre, apenas duró cuarenta y ocho horas y se nos fue.  La que peor lo está pasando es la hermana, en este caso obviamente mi madre que se echó a llorar apenas comentamos la triste novedad.  Son muchos años, y ellos lo saben mejor que nadie.  Desde el lejano San Luis donde vivieron en su niñez a esta dura realidad de vivir en pandemia en una gran ciudad hay mucha agua bajo el puente.

sábado, 13 de junio de 2020

Un lugar agradable

Es bueno dar las gracias de vez en cuando también a la vida porque nos hace vivir situaciones que estaban fuera de nuestros planes, como la de ayer compartir un vino con unos extraños y que uno de ellos fuera de pronto un enorme sommelier que nos dio un recorrido por los mejores terruños de Europa, más precisamente Marsella (FR) y los que escuchábamos boquiabiertos estuvimos un buen rato aprendiendo un poco más de esta graciosa bebida.  Algo bebimos también, claro, y fue grato el momento charlamos bastante y nos reimos cuando alguno dijo una tontería, la mayor de las veces este mismo que está aquí de este lado del teclado.

Fue sincera la chica: no quiero beber hoy, antes de embarcar porque su vuelo sale mañana y está preparando las valijas y ya no la volveremos a ver, casi con seguridad, y lo único que sabemos de ella es que le gustan mucho las legumbres en general, y las lentejas en particular, porque la veíamos prepararlas casi todas las noches, y comerlas en ensalada con huevos y tomate.  Me convidó una porción una vez, y estaban claramente muy ricas.  Pero yo no soy muy amigo de las legumbres más bien prefiero la sopa especialmente a la noche y en invierno.  Cuesta hacerse a la idea de que todavía no empieza el invierno, digo uno piensa íntimamente que sí porque los días están breves de sol y el fresco se hace notar pero faltan algunos días para que empiece la estación ya nos estamos acostumbrando a que esto resulte un detalle apenas.   Su mirada escrutadora es inquietante, estás ahí de pronto y te mira fijo a los ojos y querés volar.  Otros residentes me dijeron lo mismo, es una chica buena, nada se puede decir de eso pero tiene esa mirada sincera y directa que te conmueve y que te hace bajar la mirada o mirar hacia el costado buscando un alivio de pronto, mientras tratás de hilvanar la conversación para no quedar como un estúpido.  Todos aquí, lo repito, comparten el mismo desasosiego cuando conversan con ella, tiene mucha decisión en sus pasos, camina sabiendo a cada momento qué va a hacer en las próximas horas, rara vez se la ve dudar o titubear, más bien todo lo contrario, está serena en sus zapatillas buscando el próximo paso que tiene previamente muy bien estudiado.  Esa es la sensación que transmite a quienes tenemos un minuto de más para observar.

Después, agarra su coche y sale.  Aquí es donde viene lo bueno: varias veces la hemos visto por la cercanía estacionada conversando dentro del auto con alguien, un muchacho, pero los que fuimos testigos preferimos no preguntar ni observar demasiado cosa de no cometer una indiscreción.  Somos buenos vecinos, estamos para ayudar en lo que sea, no queremos que se espante a la primera, el hostel es un lugar agradable y queremos que siga así. 

viernes, 12 de junio de 2020

Bajo calibre

-¿Cómo que tienes dólares? -preguntó animado el muchacho.
-Sí, tengo algunos, pero de bajo calibre -respondí.

Esta conversación, así sacada de alguna película mal traducida es lo que sucedió anoche en este hostel que estoy ocupando ahora y que tiene algunas personas viviendo aquí lo que queda de esta cuarentena ya moribunda.  La gente se está entreteniendo mucho con las compras tardías que no pudo realizar hasta ahora y sale de los mercados con varias bolsas y cosas como si no hubiera mañana, y está bien.  Habrán algunos cuyo trabajo todavía no empieza pero hay otros que además de no haber parado en todo este tiempo, han logrado ahorrar unos pesos dado que no hay en qué gastarlo, los hijos no se mueven de casa y las vacaciones están cerradas hasta nuevo aviso, eso lo tenemos en claro todos por aquí, a nadie sorprende.  Lo cierto es que los días están movidos salvo a la noche donde todo se calma, las luces se apagan cerca de la hora de ir a dormir como de costumbre, pero hay muy poca actividad en la calle, en los bares y en lugares normalmente muy frecuentados.  Y está bien.

Hay que cuidarse, no como algunos tontos que siguen viajando en colectivos sin tomar precauciones, sin cuidarse un poco, sonándose la nariz a toda boca, manoseando todos los caños donde agarrarse y contando dinero aun cuando no se necesita para pagar. Los veo a diario subirse y vivir como si no hubiera nada que amenazara su vida, ni siquiera un virus.  Bien por ellos, está bien, supongo que es otra manera de enfrentar lo que nos pasa, hay que salir vivos de aquí es eso lo único que está en su mente y lo hacen de la mejor manera.   No saben que se viene una difícil, la salida de la cuarentena estará cargada de algunos malos momentos, parece salir volando el presidente cada vez que da un discurso, como si estuviera asomándose a una situación muy difícil de enfrentar como quien quiere evitarse todo espanto, toda situación estresante y demás.  Así no hay caso, no se sale adelante.  Tendremos que tomar el toro por las astas y hacernos cargo, seremos dos en este mundo avísenle a los vecinos que en todo caso sería bueno que nos tomáramos de las manos y juntos lanzáramos al mundo una queja formal de por qué tantas estupideces, díganme, si acaso va a volver todo a la normalidad tal y como estaba antes.  Este episodio nos ha marcado a fuego eso podría decirse, porque todos esperábamos un año normal para este 2020 pero ya empezó mal cuando nos avisaron que debíamos anteponer el 20 cada vez que firmáramos un contrato o cualquier papelito que nos comprometiera de alguna manera.  Veré qué dice el teléfono, esperen.

miércoles, 10 de junio de 2020

La máquina avanza


Aceptar que hay otros programadores en el mundo, y mejores que uno, es algo que cuesta un poco.  Uno se cree el más capo de todos y anda por ahí haciéndolo saber, diciendo a sus colegas que esto es así que no se molesten en hacer sus cosas porque no hay nadie mejor que uno, pero cuando empiezan a mostrarles sus trabajos excelentes uno va cayendo en la cuenta de que algo no está bien, de que se está perdiendo parte del decorado de la sala, de que falta información, de que algo no le dijeron en su momento y quedó ahí fuera de escena hablando solo.  Y es un poco triste, porque los demás avanzan, están actualizados y tienen tiempo además trabajan en eso por lo tanto están afilados, tienen el ejercicio de programar todos los días, están a tiempo.  No es divertido, uno va dándose cuenta que el tiempo ha pasado y vienen nuevas generaciones además con las ganas renovadas y la cosa sigue, la máquina no para hay que hacerse a un lado (es lo mejor) y dejar que avance y observarla quizás con detenimiento buscando alguna falla, algún error que podamos destacar, señalar para que los seres humanos estemos mejor, no tengamos tantos problemas entre nosotros o con el entorno.  Y eso que dicen que los robots han venido a reemplazarnos será parcialmente cierto en algunos casos pero no creo que en todos.  Digo, a reemplazarnos como seres humanos en cualquier ámbito, o sea, no sólo en que ya las máquinas están siendo capaces de escribir noticias, sino en las más disímiles áreas y tareas que se te puedan ocurrir.  Está bien, entonces, que nos reemplacen.  Incluso a los programadores, por qué no, llegará el día en que seremos despiadadamente reemplazados nada menos que por una máquina capaz de escribir el código mejor incluso que cualquiera de nosotros.  Digo cualquiera, observa que dije eso y no Yo.  Existen en el mundo muchos programadores, está plagado.  Ellos han estudiado quizás en alguna universidad, como yo lo hice.  Otros por su cuenta, han hecho su aprendizaje de manera autodidacta y también está bien, hacen cosas copadas, hacen que la tarea se vea dignificada.  Me gusta eso, gente sin formación capaz de desarrollar su propio método, su manera de trabajar eficiente y eso está bien.  No todo debería pasar por la universidad, dicen que es mejor, yo también a veces lo creo así, pero hay partes que te perdes, hay cosas que te van a quedar afuera.  El conocimiento se construye, como diría en su momento una profesora de la universidad.  Y eso estoy haciendo por estos días con el lenguaje golang que fue desarrollado por google para satisfacer sus propias demandas de un buen lenguaje, bien estructurado, legible y eficiente para la catarata, qué digo, para la inmensa complejidad de software que tienen que manejar día a día, para hacer que funcione bien esa temible máquina que está ahí, andando desde hace varios años: internet.

martes, 9 de junio de 2020

Poema

Un vuelo de pájaro comestible ha calado
hondo en la espesura del mar siniestro
que recorre mi hombría, mi serenidad.

Me recuesto un instante sobre la casta
estancia de mi madre a presenciar
las olas y revisar el libro de los recuerdos

Funestos, vienen en este momento, aquí
mismo se esparcen por toda la sala y me
anuncian el regreso de la maldad contenida

En pomos, como salidos de un vendedor
que anuncia en colectivos y reparte
sacos de dinero a buen precio.

Estamos queriéndonos y eso está bien
qué problema habrá entonces si nada
puede resultar mal como dicen por ahí.

Habrá que sacudirse la tibieza y volcar
como volando y volando uno de esos sacos
y cubrir el lodo de vicios.

lunes, 8 de junio de 2020

Lo digital en las fotos

Simplemente, cuando no hay nada que decir, debería callar o por lo menos no hablar boludeces que no aportan absolutamente nada a la comunidad de gente que pudieran estar leyendo estas cosas que escribo aquí desde hace varios años, de manera pública, pero que a decir verdad no tienen demasiada repercusión todavía. ¿Qué sería tener repercusión?  por ejemplo, que me citen de alguna editorial de España para comprarme los derechos (?) del blog y lo editen en formato de libro y me pidan una agenda para celebrar una entrevista que será televisada o subida a las redes sociales, y cosas por el estilo, que nada tienen que ver ni con la programación, ni con la literatura o la fotografía, al fin y al cabo.  De manera que no hay mucho más que decir al respecto, y digo España, como podría haber dicho cualquier otro país, simplemente ese me parece demasiado central en el mundo, bien ubicado, ahí en una península que mira al atlántico como también al mediterráneo, y cosas de este estilo digamos, que nos vienen sucediendo de este lado y bien abajo, decia, del atlántico.  Por otro lado, convengamos que podrían llamarme de algún blog o alguna editorial del gran país del norte, ya que estamos, pero eso es una hipótesis vana, algo que tampoco podría asegurar que suceda de ninguna manera ya que estoy más acostumbrado a mirar revistas españolas que norteamericanas, esas revistas que ya no se imprimen en papel, esas revistas que sólo tienen publicaciones cada tanto y que tocan temas puntuales, como qué se yo, los restauradores de autos antiguos que hacen fortunas vendiendo su trabajo a otras gentes de todas partes del mundo, como aquel chabón en la provincia argentina de Santa Fe, que lo hace y le va muy bien, o este otro de San Rafael, como ustedes saben en la provincia de Mendoza, que tiene el taller parado por falta de recursos, pero que sigue soñando con algún vehículo nuevo que pueda hacerle soñar lo que soñaba en otros tiempos, más joven.  ¿Qué hara mi gran amigo R. ahora que tiene que estar encerrado más bien, ahí en su taller o con su pareja?  Cuánto habrá pasado de aquellos años que lo pasábamos bien, encendiendo y apagando la luz del cuarto oscuro que tenía para revelar fotografías, a la manera analógica, tendría que preguntarle si no vende su ampliadora.  Tengo muchos negativos, ya lo dije en el post anterior, muchos.  Con todos ellos algo se podría hacer, digo yo, no se, tirarlos de pronto en alguna mudanza no es una buena opción, algo más importante como seleccionar algunas buenas fotografías y hacerlas imprimir o escanear por lo pronto así puedo subirlas a la nube y armar un archivo digital que esté por ahí en algún servidor para consultarlo cuando quiera.  Deben haber, no se, más de dos mil fotografías, con toda seguridad.  Me gustaría armar un archivo con todo aquello bien detallado, donde se pueda consultar por fechas y etiquetas, toda la actividad que desarrollábamos antes que viniera lo digital.

jueves, 4 de junio de 2020

Alejandra, ca. 1994

Esa foto es del año 1994 aproximadamente, o como se diría por ahí "ca. 1994" recuerdo torpemente el momento exacto por así decirlo, pero en diciembre de ese año estábamos comenzando nuestro noviazgo y estaba bastante entusiasmado sacando fotos a cuanto sujeto pudiera y se prestara a posar para mí, en este caso un retrato en blanco y negro que oportunamente revelaron en alguna casa de fotografía, no recuerdo exactamente cuál de las que me soportaba por aquellos años.  Pero la foto es linda, Alejandra también claro.  Y ahí quedó.  Ella en la ventana, ella mirando con esa dulzura que siempre admiré en su rostro, esperando por mí, que dejara lo que estaba haciendo y le prestara un poco de atención, ella sincera diciéndome tal o cual cosa y yo, por mi parte, entretenido con alguna máquina.  Pero quedó este bonito testimonio de nuestro fugaz noviazgo.  Digo fugaz en términos de que pronto más exactamente en abril del año siguiente, nos casamos, pero también puedo decir largo porque nuestro noviazgo ha seguido durante todos estos años, y ahí estamos los dos, en esa foto, preparándonos para lo que se venía, una familia, años de hacernos compañía, y todo lo que vino después, que quienes nos conocen saben de qué hablo, saben que han sido lindos años, también intensos, duros por momentos y tiernos y amorosos por otros.  Como en todos los matrimonios, he de imaginar. 

Lindo.  Me imagino que estarán de acuerdo conmigo en que el retrato quedó lindo.  La foto quedó en manos de otras personas, estuve en su casa hace poco y me animé a hacer una reproducción con lo que tenía  mano, porque esa foto ya no la tengo en mi poder, digamos, sino que está en esa casa.  De todos modos, si me pongo a buscar seguramente estará el negativo ahí en mis archivos.  Algo que podría hacer definitivamente, y encargar si se pudiera una reproducción más grande y enmarcarla.  Porque creo que la foto lo soportaría, se me ocurre que está bien, que es un lindo retrato de ella, el amor de mi vida.

miércoles, 3 de junio de 2020

Cine de barro

Buenos días, digo al entrar en el cuadro de la cineasta que me convocó para hacer una película sobre la vida de un pintor mendocino, esta vez en Rodeo de la Cruz, lugar que desconocía totalmente aunque estuve cerca cuando buscábamos alquilar por la zona, digo por la zona de la ciudad de Mendoza.  Estuvimos ahí cerquita, lo recuerdo perfectamente, y tengo grabada en mi retina la imagen de un accidente de auto que le costó la vida al conductor de uno de ellos, pobre, no llevaba cinturón de seguridad y terminó golpeando muy fuerte con el volante, el parabrisas, o ambos y murió.  Obitó, como dicen que dice un médico al frente del grupo familiar cuando tienen que dar las malas noticias y suena mejor.   Obitó, lo repiten en silencio los del grupo familiar, intentando hacer que no sea lo otro.  Pero es al pedo, terminan sabiendo que sí, que lamentablemente hay uno menos en la familia y sobreviene el desgarro, la desesperación, la tristeza infinita, todo junto.  Sabemos que es así, nos quedamos paveando todo el día, pero sabemos que es así, que esto no va para adelante ni para atrás, que finalmente como dice la canción, nadie sale vivo de aquí.  Tendré ahora que escribir así, con las letras chiquitas, (los lectores no ven esto) pero se trata de que una leyenda debajo del navegador tapa lo que voy escribiendo porque tengo ampliadas las letras (para poder leer, ¿vio?) y es un garrón porque necesito lentes, hace tiempo, y no le estoy dando bola al asunto, me quedo con esta cualidad extraña, la de ver menos, muy piola, muy tranquilo lo procrastineo para más adelante, y listo.  Bueno, ahora sí las letras están en su versión diminuta.  Creo que esta nueva versión del editor de Blogger apesta, por decirlo en idioma informático.  Es horrible lo que han hecho queriendo simplificar, modernizar y todo eso a la aplicación.  Suena demoledor, suena también muy crítico con algo que nos es ofrecido  gratis a los programadores, a los editores en general pero qué querés que te diga, no me gusta.  En absoluto.  

Ahí le encontré la solución: basta pasar el mouse y dejarlo quieto justo donde tenés la letra ampliada y te la corre hacia la derecha.   Es un despelote, no se puede así viejo.  No se puede.

Los programas avanzan

Si bien no quiero escribir sobre esto, es un tema que ronda mi capocha desde hace mucho: por qué ya no programo de manera corrida, sin descanso, sin pausa, como hacía cuando era joven, cuando tenía trabajo allá en San Rafael haciendo programitas para gestionar almacenes y supermercados, de manera fluida y entretenida, apasionada, divertida y graciosa.  Me reía a veces solo, viendo cómo resolvía algunas cosas, y me divertía bastante, lo repito.  Ahora en cambio es otro el lenguaje, otras las cuestiones que resolver, y tengo que callar las voces que en mi interior recuerdan lo que sucedió por aquellos días, en cuanto estoy sentado frente a la computadora aquellos fantasmas vuelven por mí, a recordarme que ya no tengo dieciocho años, que la juventud es cosa del pasado y que ellos mandan de alguna manera en mi vida todo lo que pueden, o al menos hasta que los hago conscientes y los muevo hacia un lado con un gesto de la mano, así, hacia la derecha ponele y listo.  Se terminó el problema, de esta puta manera lo voy resolviendo.

Pero claro, ¿cuál será el motivo me pregunto una y otra vez?  Tengo que estudiar el maldito lenguaje porque de otra manera no salen las cosas, me veo una y otra vez, lo repito como en un loop, enfrentando las mismas situaciones, los mismos problemas chotos de siempre y nada logra cuajar ni encaminarse como debiera.  Leí hace poco de desarrollo guiado por la producción, es decir que a medida que vas desarrollando lo que ponés en producción te va tirando del hocico para que hagas más, y así finalmente las cosas salen, los programas avanzan.  De otra manera estás atascado por las cuestiones legales y técnicas que rodean a la programación y no avanzás más.  ¿Cuestiones técnicas, decía, como que la chica con la que trabajás se tire encima tuyo para que le des unos besos?  Jaja, eso no, eso no es a lo que me refiero, pero suele suceder.  Qué triste en un punto sería darme cuenta que han pasado los años y en vez de estar haciendo eso que me hacen a mí de alguna manera, he perdido el maldito tiempo privándome de algunas cosas que me gustan como por ejemplo programar y hacer divertidas maniobras para que la computadora haga esto o aquello, todos los días y sorprenda así a los usuarios, que se van a poner contentos de usar algo que hice yo, y que va a producir un beneficio en alguna maldita organización que de entrada nomás te va a decir que no le importa un bledo que las cosas funcionen, sino más bien que el dinero no deje de entrar ahí a como de lugar, lo bueno o malo que seas programando no va a importar un carajo, mucho menos tus pretendidas y nunca bien remuneradas habilidades al momento de resolver cuestiones ni mucho menos tus valores morales por decir así, que a nadie importan.

Fue una situación extraña.  Venía bien, lo digo con absoluta convicción, venía bien por aquellos años, estaba saliendo del servicio militar y tuve la bendita ocurrencia de enfrentarme a los problemas de una vez por todas, y hacer que las cosas empezar a caminar también como decía más arriba, a como de lugar.  De cualquier manera que sea, ese no sería un año para el olvido, tenía que empezar a andar.  Y agarrate, lo que vino después: años de enfrentar al poder de turno, años de enfrentar al maldito que habita en mí que quería llevarme para cualquier lado menos para donde convenía, y años de luchar una lucha valga la puta redundancia que me tenía a mí mismo frente a frente, y encima sintiendo por así decir, que era desigual. 

Por ahora, lo que conviene ya que dejé de lado mi frustrada carrera de programador, es tirarme a descansar esta media horita que tengo ganada, que tengo regalada después de que me levantara temprano hoy a estudiar (porque sigo estudiando aunque todos digan que no es necesario) y salga a la calle a ganarme otra vez el pan como lo vengo haciendo.  Capaz ahí está el quid de la cuestión, en vez de ganarme el pan debería ganarme no se, el Oscar.

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...