miércoles, 3 de junio de 2020

Los programas avanzan

Si bien no quiero escribir sobre esto, es un tema que ronda mi capocha desde hace mucho: por qué ya no programo de manera corrida, sin descanso, sin pausa, como hacía cuando era joven, cuando tenía trabajo allá en San Rafael haciendo programitas para gestionar almacenes y supermercados, de manera fluida y entretenida, apasionada, divertida y graciosa.  Me reía a veces solo, viendo cómo resolvía algunas cosas, y me divertía bastante, lo repito.  Ahora en cambio es otro el lenguaje, otras las cuestiones que resolver, y tengo que callar las voces que en mi interior recuerdan lo que sucedió por aquellos días, en cuanto estoy sentado frente a la computadora aquellos fantasmas vuelven por mí, a recordarme que ya no tengo dieciocho años, que la juventud es cosa del pasado y que ellos mandan de alguna manera en mi vida todo lo que pueden, o al menos hasta que los hago conscientes y los muevo hacia un lado con un gesto de la mano, así, hacia la derecha ponele y listo.  Se terminó el problema, de esta puta manera lo voy resolviendo.

Pero claro, ¿cuál será el motivo me pregunto una y otra vez?  Tengo que estudiar el maldito lenguaje porque de otra manera no salen las cosas, me veo una y otra vez, lo repito como en un loop, enfrentando las mismas situaciones, los mismos problemas chotos de siempre y nada logra cuajar ni encaminarse como debiera.  Leí hace poco de desarrollo guiado por la producción, es decir que a medida que vas desarrollando lo que ponés en producción te va tirando del hocico para que hagas más, y así finalmente las cosas salen, los programas avanzan.  De otra manera estás atascado por las cuestiones legales y técnicas que rodean a la programación y no avanzás más.  ¿Cuestiones técnicas, decía, como que la chica con la que trabajás se tire encima tuyo para que le des unos besos?  Jaja, eso no, eso no es a lo que me refiero, pero suele suceder.  Qué triste en un punto sería darme cuenta que han pasado los años y en vez de estar haciendo eso que me hacen a mí de alguna manera, he perdido el maldito tiempo privándome de algunas cosas que me gustan como por ejemplo programar y hacer divertidas maniobras para que la computadora haga esto o aquello, todos los días y sorprenda así a los usuarios, que se van a poner contentos de usar algo que hice yo, y que va a producir un beneficio en alguna maldita organización que de entrada nomás te va a decir que no le importa un bledo que las cosas funcionen, sino más bien que el dinero no deje de entrar ahí a como de lugar, lo bueno o malo que seas programando no va a importar un carajo, mucho menos tus pretendidas y nunca bien remuneradas habilidades al momento de resolver cuestiones ni mucho menos tus valores morales por decir así, que a nadie importan.

Fue una situación extraña.  Venía bien, lo digo con absoluta convicción, venía bien por aquellos años, estaba saliendo del servicio militar y tuve la bendita ocurrencia de enfrentarme a los problemas de una vez por todas, y hacer que las cosas empezar a caminar también como decía más arriba, a como de lugar.  De cualquier manera que sea, ese no sería un año para el olvido, tenía que empezar a andar.  Y agarrate, lo que vino después: años de enfrentar al poder de turno, años de enfrentar al maldito que habita en mí que quería llevarme para cualquier lado menos para donde convenía, y años de luchar una lucha valga la puta redundancia que me tenía a mí mismo frente a frente, y encima sintiendo por así decir, que era desigual. 

Por ahora, lo que conviene ya que dejé de lado mi frustrada carrera de programador, es tirarme a descansar esta media horita que tengo ganada, que tengo regalada después de que me levantara temprano hoy a estudiar (porque sigo estudiando aunque todos digan que no es necesario) y salga a la calle a ganarme otra vez el pan como lo vengo haciendo.  Capaz ahí está el quid de la cuestión, en vez de ganarme el pan debería ganarme no se, el Oscar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...