lunes, 23 de julio de 2018

Iceberg (Microrrelato)

Aquí me tienen, sentado frente a la compu trabajando este programa que me encargó un cliente con urgencia, pero se complicó bastante por las inclemencias del tiempo, ya que tuvimos un corte de luz inesperado y fuera de todos los planes.

Fue así que, hasta que volviera la energía, me senté a la notebook que todavía le quedaba algo de batería y empecé a escribir código a lo loco intentando terminar, pero fue en vano.  El cliente se va a cabrear conmigo porque necesita el trabajo terminado cuanto antes por un tema de impuestos y eso es indiscutible, impostergable.  ¿Qué va a decir ahora que estamos sin luz en el barrio y no se puede avanzar como lo tenía previsto?  Porque notebook con batería tengo, pero router no y eso inevitablemente complica las cosas de una manera definitiva.  Es imposible trabajar, hacer envíos de código sin internet.  No va a terminar sus cosas él tampoco y todo por un simple corte de corriente en el barrio.

Tenemos que empezar a pensar en serio en un grupo electrógeno, esto ya lo dije en casa, pero no escucharon.  Como de costumbre, hicieron oídos sordos sin pensar en casos así, cuando todos nos quedamos a oscuras.  Porque salir con este frío a encender el grupo electrógeno, claro, a nadie le gusta.  Pero quedar atados de pies y manos en algo tan importante como un trabajo que hay que terminar, eso no.  Eso no es importante.  Lo digo así, en clave de ironía porque duele que sean tan egoístas a veces, cuando uno más los necesita, están en sus celulares y claro, qué importa el trabajo del muchacho ese que está ahí contra la ventana, intentando darle forma al código que tiene que entregar.  Ahora, cuando hay que cobrar los dineritos que gana, ese mismo muchacho, ahí si están ansiosos esperando las buenas noticias.  No quiero criticar ni ponerme duro en este momento, simplemente hacer notar que a veces hay que dar una mano y prestar atención.  Cuando el programador habla, callar.  Cuando el programador dice que necesita un grupo electrógeno para no quedarse sin luz y terminar el trabajo, escuchar con atención.

No sea cosa que se desprenda un iceberg y nos inunde a todos.





Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...