domingo, 18 de noviembre de 2018

De todos los días (2)

Resulta que el cerebro teje complejos entramados de situaciones improbables y ficticias con el único fin de quién sabe qué cosa lograr, como por ejemplo hacerme creer todo el tiempo que hay personas organizando una desagradable conspiración en MI contra.  Necesito hablar de esto.  Ponerle un nombre, como el otro día cuando quise comprar zapatillas en netshoas y del otro lado me dijeron que no había número.  Me estás jodiendo, sos el mayor vendedor de calzado online del país, y no vas a tener mi número, ¿de qué horrible joda me estás hablando?

Encontré el control remoto del decodificador de la tv y me quedé pensando por un segundo hasta cuándo pagar esta fortuna que cobran por tener canales de televisión que finalmente uno ni mira, porque con uno o dos estamos bien.  El resto, ni mirarlo.  Y así, me enloquecí al ver la factura una vez más, y decía que no es posible que cobren lo que cobran siendo un sistema global, digamos le venden a todos los países del mundo una señal que apenas tiene costo producirla.  Claramente no tengo idea lo que implica poner al aire un canal de televisión.  Cuánto dinero requiere, pero decime quién ve esos canales intermedios que uno transita como si fuera a llegar a un lugar donde están los amigos, y eso nunca sucede, porque no sucede ni cuando cruzamos la Balloffet, imaginate si va a pasar en un canal de televisión.  Pero uno sigue pagando mes tras mes esa factura.

Veo fútbol, un rato.  Los partidos me parecen arreglados.  Bueno, recientemente, me entusiasmé siguiendo el torneo local, cuando digo local me refiero a nuestro país, porque ni hablar del torneo de mi ciudad que imagino debe estar muy bueno seguramente, pero no lo pasan por tv, y uno no va a ir a meterse en una cancha.  Rescato que hay mucho olor a choripan. Ese olor, es increíble.  Lo recomiendo al menos una vez en la vida, tenés que sentir ese aroma y andar por las inmediaciones con hambre.  Digo que sería incapaz de presenciar el fútbol local pero solamente lo digo, quién sabe, si tuviera la oportunidad de hacerlo capaz no me negaría.  Alguna vez de chico viví cerca de la cancha del Sportivo Pedal Club aquí en la ciudad, y recuerdo los autos estacionados en las calles cercanas, y gente entre ellos yo mismo, mirando el partido subidos a un árbol porque las ramas iban por encima de la pared lindera del estadio.  Una enormidad las gradas, se imaginan.  Pero ciertamente, era divertido.  Y el olor a choripan lo sentías igual.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

De todos los días (1)

Enseguida viene y vamos a tener que hablar, porque ya lo hicimos y no dio resultado.  Este dentista me tiene preocupado porque fuma en la vereda sin importarle la imagen deplorable de su ambo manchado de sangre después de una operación.  Cómo es posible que nadie en su entorno sea capaz de indicarle que tiene sucio el guardapolvo ese de color verde, que tiene que cambiárselo para estar en la vereda que es casi la imagen misma del consultorio ese que atiende con los colegas.  Todos ellos están atados a lo mismo: manejan costosas motos que quién sabe cómo hacen porque son bastante pesadas y ellos de contextura mediana más bien tirando a chica.  Claro son super motos que ya vienen con controles de estabilidad más allá de la fuerza que tenga que hacer el conductor.  Eso se sabe.

Un perrito me lame el costado de la mano y yo sin saber de quién es lo saludo rascando el cogote, o cuello como prefieras decirle.  Tengo que buscar en internet, y el dueño de casa está ahí parado esperando quién sabe qué, mientras yo para hacer tiempo lo saludo al cachorro muy simpático pero el tiempo pasa. Ha colapsado una computadora, y quiero encontrar la solución a un problema de la BIOS (y no vios como él le dice) que parece haber desconectado los puertos USB de la nada y para siempre.  Será un tema de software o de hardware, porque antes hubo un apagón eléctrico que sorprendió a propios y extraños.

Yo jugando al Golf.  Escrito así, parece un chiste, pero no; fue hace unos años que empecé de la mano de un jugador local que me asesoró en los primeros pasos y me contactó con el profe de la cancha.  Fue muy lindo, mientras duró claro.  Después, se fue complicando todo porque el trabajo verdadero, no eso que hacía por aquellos años, me empezó a tapar las horas y ya fue imposible.  Ni hablar de construir una casa, por estas horas, cada vez que escucho el precio de la bolsa de cemento me caigo de espaldas.  Por favor, no lo digas en presencia mía, porque me caigo de una.

*Alguien lo dice a propósito*.

¡Noooo!

domingo, 4 de noviembre de 2018

Bueno, ya se fue al carajo y a mí sin importarme también un poco lo mismo, ya que pasé de página sin mayor esfuerzo hasta apagué la radio para que el ruido no moleste.  Y aquí estoy tranquilo en este sábado cualquiera esperando que llegue la gente porque armamos con mi señora un te para recaudar fondos a beneficio de una escuelita de aquí cerca y va a estar bueno, habrá lógicamente lotería para jugar y que se diviertan las señoras.  Siempre vienen.  Se miden una a la otra y siguen la vida después de ganar unas monedas y perder otras.

Las manos no me dan más, estoy cansado de teclear aquí el código que me encargaron y todo esto suena raro porque duelen de verdad pero no hay alternativa, no hay reconocimiento de voz que valga, hay que escribir y probar. Suerte que existe un editor que algunas líneas las resuelve sólo uno tiene solamente que plantear la idea.  Es así, los errores no existen casi, porque uno va viendo el avance haciendo tests a cada minuto.  "Esto que estoy haciendo, ¿funcionará sin romper nada?"  Sí.  Entonces sigamos.

El blog sigue creciendo: me compran pizzas para contribuir con el viaje de mis hijas.

Algo es algo, quejarse, ¿para qué?

Todo sirve, diría una señora que remendaba forros viejos.

Así estamos, dijo un señor sentado en el banco de una plaza, mientras miraba a unos niños kirchneristas columpiándose.

La señora se da vuelta y me corrije: "No, muchacho, así no se lanza un trompo".

Estoy verde, no me dejan salir.  Dijo Charly, tomando un helado de pistacho.

A quienes elaboran entrevistas para contratar programadores les doy una sugerencia: pregunten lo básico primero, después lo demás.

No se entiende, lo que quiero decir es básico, simple, muy claro.  Yo lo complico innecesariamente porque no quiero que los demás lo sepan.  Ladrón.

Ahora me llaman de Sistemas Letinos, es que quedó un saldo a mi favor en las cuentas de internet que pagábamos hace añares.  Lo que es tener ordenados los números.

Será cuestión de esperar.  Hoy, no tengo nada que decir, porque publicar eso de los niños columpiándose, no da.

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...