El muchacho a mi izquierda agita su pie en señal de impaciencia. Me mira de reojo, puedo notar su inquietud, su rechazo. Es mejor que espere, que siga esperando -pienso- otro buen rato, a él y a mí nos vendría bien otra cosa, pero no hay. Carraspea la garganta seca por el frío, se muerde las uñas con sus otras uñas y sonríe mintiendo a todos ahí que se creen la mentira de que le queda tiempo.
Ahí aparece el titular de esta Asociación. Me mira directo a los ojos y me saluda. El muchacho se levanta y se dirige rápidamente ejerciendo su derecho y me deja sólo, ahora si entiendo la rapidez de su mirada y su enojo. Tiene suerte, lo van a atender primero -me digo- y sigo hojeando la revista que había sobre la mesita. Ahora soy yo quien mira de reojo, a mi derecha, a mi izquierda, buscando también que los minutos pasen más rápido. Tal vez, ya quiero irme.
Resignación viejo, el ambiente del fútbol es así. Es lo que hay.
García Be
viernes, 24 de junio de 2011
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