lunes, 21 de diciembre de 2020

Partido de ping pong

 

Será que viajar está de moda, será que los viajes se han convertido en lo más preciado que tenemos los seres humanos, será que las vacaciones están a la vuelta de la esquina y todos más o menos estamos pensando qué vamos a hacer este verano para pasar lo mejor posible las tórridas tardes mendocinas, que lo mejor sería irse.  Un viaje cuesta dinero hoy al punto de parecer que hay que pagar también los costos de la pandemia, las desventajas de vivir en un mundo jaqueado por un virus que no da respiro que se mete por los rincones de tu vida y te voltea cuando menos lo esperás, que ataca sin piedad a los mayores o a las personas de riesgo, que acecha agazapado cual tigre de la sabana detrás de su presa esquiva y distraida.  Seamos concientes que no es broma, tenemos una suerte notable quienes no hemos caído en las garras de esta peste, porque muchos aseguran no haber sufrido demasiado al pasar por ahí, pero otros ya no están con nosotros y no pueden decir qué se siente, ni cómo les fue.  Pésimo, les fue.  Y nosotros mientras tanto estamos pensando en viajar, salir de la casa tomando precauciones, gastar dinero en pasar unos días divagando por ahí, disfrutando de la hospitalidad de extraños que se ofrecen naturalmente que muy amables pues es su trabajo.  Estamos seguros de lo que hacemos por fin habremos de salir de vacaciones en pandemia.  Este año ha sido intenso, quién por allá por marzo iba a imaginarse una seguidilla de meses espantosos llenos de privaciones y reglas de convivencia que nos mantuvieron a distancia, que nos hicieron olvidar aquellos besos que nos humillaron como nunca antes lo habían hecho. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...