martes, 21 de julio de 2020

Una aventura

Así como simulamos a veces estar de acuerdo, otras en cambio nos proponemos retirarnos y salvarnos el pellejo para nuevas batallas que ya vendrán, es ahí cuando comprendemos que estamos enredados con todos de una manera misteriosa y sutil. He comprendido también que las veces que me equivoqué fueron además de errores, experiencias que me dejaron una enseñanza valiosa de tal modo de asociar lo aprendido con futuras experiencias tal y como sucedió la noche que tuve que usar un baño ajeno hasta que el técnico arreglara el que tenía asignado cambiando la puerta que había quedado mal armada. De todos modos, aquella tuvo algo de bisagra, fue entonces que comprendí que las llaves muchas veces cierran puertas abren espacios limitan las maneras en que nos relacionamos como en este caso con los vecinos.  Alta sorpresa y postergación inevitable siempre que necesitamos de algo urgente ocurre lo inesperado redoblamos el esfuerzo caminamos hacia el día de mañana visualizamos la salida retorcemos en el puño el dolor y miramos con el pecho erguido hacia delante.

Disidentes, entendemos que el sufrimiento es una experiencia evitable y opcional sin embargo hay días en que se instala de manera recurrente y evitarlo es una tarea imposible. Preparé esta mañana el desayuno como de costumbre y enloquecí al ver que habían dejado platos sucios en lugares comunes. Se recuerda lo que viví antes en estos espacios donde las paredes oyen y uno debe arreglárselas sin computadora con apenas un celular capaz de reconocer la voz y cambiarla a texto.

Perdí buena parte de lo que estaba diciendo porque el reconocedor de voz arrancó la frase como si tuviera el idioma inglés seleccionado así fue que todo lo que dije fue a parar a la basura, cosa habitual.

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