jueves, 18 de abril de 2019

Llegar a casa después de un día agitado es lo más.  Y preparar el mate, tranquilo con la china al lado, porque así le llamo yo a mi mujer cuando estoy bueno, cuando tengo ganas, cuando hay amor alrededor y uno se siente a pleno con las cosas en orden.  No son muchos los días esos, pero los hay y son un encanto de jornada.  Nada que ver con otros días en que las cosas se complican, no salen como uno quiere, y se pone idiota de mal humor y se cansa al minuto nomás, de ver tanta pelotudez y tanto desorden por todos lados.  Como esta mañana también, cuando volvía que una luz azul me llamó la atención desde adentro de un predio municipal.  ¿Qué tenía que hacer esa luz ahí, si no hay nada para señalizar sólo distraerme acaso?  Es penoso ver el desorden en que está todo y uno se siente frustrado.  O frustarado, mejor.

Suena una sirena de ambulancia ahora.  Es medio ridículo señalar esto pero cuántos accidentes de tránsito.  Todos los días.  A ver, ¿es que no se quieren ni un poquito los que andan en moto, o auto a toda velocidad y sin mirar los riesgos?  ¿Cuándo es más factible que se produzca un accidente?  Claramente cuando uno anda medio pelotudo sin mirar a los costados ni cruzar con prudencia una esquina.  A veces -y a mí me pasa-, nos colgamos y ni nos damos cuenta que vamos manejando en la ciudad.  Es un peligro, la atención se dispersa y se cierra.  Es entonces que me doy cuenta que un mínimo descuido puede ser fatal.  Imaginate si le pasa a otro y termina haciendo un desastre que nos involucra a los demás.  Qué fatalidad, nunca nos pase a ninguno de nosotros, por favor.  A nadie.  Que pronto ya venga un kit para convertir el vehículo en autónomo así no tenemos que manejar más y ya no dependemos de nuestras emociones o mejor dicho de nuestro endeble equilibrio entre nuestras emociones y la razón, cuando estamos al volante.  Hay vidas en juego, hay futuros en juego, bienestares en juego.  Y toda una serie de cosas que hay que tratar con toda delicadeza.  Porque amamos la vida, eso decimos eso nos llenamos la boca diciendo, entonces hay que ser consecuentes con lo que decimos, y cuidar la avenida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...