jueves, 8 de febrero de 2018

Mi amigo el doctor

Un amigo se recibió de doctor en informática y viene publicando en internet lo que ellos llaman papers, claramente material con contenido críptico sólo al alcance de los entendidos y chamanes de la informática.  No es mi caso, ni entiendo ni hago pases mágicos.  Al menos no me parece que lo sea, cuando intentamos resolver un problema, simplemente ponemos manos a la obra y buscamos una solución que no rompa los corazones de nadie, buscamos no embarcarnos en una solución que sea más cara que el mismo problema.

Ayer, sin ir más lejos, tuve que restablecer la conexión a internet en una empresa que tenía un cuelgue eléctrico.  ¿Cómo hacer para encontrar soluciones con los routers colgados porque no tenían corriente?  Era una situación bastante complicada.

Lo resolvimos por suerte con un simple prolongador ubicado en una posición estratégica de manera que no molestara a ocasionales transeúntes.  No es mi área las conexiones eléctricas, pero había que resolverlo. No hacía falta ser doctor en informática para hacerlo, pero la solución trajo alivio a una organización.  Me tocó en ese momento sudar la gota gorda, como dicen, porque podía ocurrir algo no deseado como que las conexiones no fueran las adecuadas o que algún chispazo echara por tierra mis mejores intenciones porque se resolvió con lo que había a mano y rápido.

Finalmente, horas después volvió la luz y todos contentos.

Eso sí, había que dejar las cosas como estaban para que al día siguiente, ya ausente el programador, todo volviera a la normalidad.  Estas tareas a veces se posponen.  El dejar todo como estaba.  Es normal que uno se haga el distraído y deje la solución funcionando, total mañana será otro día y el problema será de otro. Mala cosa: el compromiso tiene que existir aún para el día cuando no estemos, es decir, liberar a la organización de nuestra presencia, incluso cuando eso suponga que vamos a ganar menos.  A la larga ganamos más, y ganamos todos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...