martes, 10 de agosto de 2010

Una mirada

Una mirada de aprobación, eso es todo lo que Luciana quería. Eso esperaba de su padre, así que fue y se lo dijo a la cara, temblando, asustada de aquella persona severa y hostil que apenas conocía. Lo quería sin embargo como se quieren las estrellas de cine y las historias de final feliz.

Esperaba un milagro: que su padre consintiera ese viaje, ese cambio de vida a una ciudad más grande, más al centro de todo, rodeada de todos los encantos que a ella siempre le habían fascinado. Ciudades populosas llenas de ruido, gente y estruendos. Se preguntaba: "-¿Podré vivir yo ahí, si todos los días un embotellamiento demora el regreso a casa, una o dos horas?"

Pero su padre dijo no. Apenas le bastó una mirada para decirlo, no hizo falta el puñetazo en la mesa ni la bestialidad de sus palabras.


García Be

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...