Nicanor temblaba de frío, era el último día de la semana, le quedaban sábado y domingo para levantarse tarde y ver pasar la mañana congelada desde su cama, abrigadito.
Tamara quería un bebé. ¡Lo había pedido tanto! Ella y su novio lo buscaban con empeño, llevaban un calendario de los días fértiles en su computadora pero pensaban que había sido hackeado.
Américo cruzaba las vías del tren imprudente y el maquinista fingía no verlo a tiempo, lo cierto es que quedaba destrozado al costado de las vías, su cabeza hecha añicos debajo del último vagón.
García Be