La miró confundido apenas pudo abrir los ojos, y se enamoró, se sintió único, elegido. Ella venía a ofrecerse, llena, sabia, como las mañanas frescas de primavera.
La realidad comenzó a despertarlo, se dio cuenta y suavemente empezó a alejarse. Trataba de explicar, quería decir que no, que él tenía compromisos y ella también, que era muy hermosa pero no, además su marido estaba ahí mirando. Que aquello no era posible y no iba a ocurrir.
García Be