En definitiva, lo que escribí estos días nada tiene que ver con lo que escribía hace varios años, allá por el 2013, que hablaba a través de algunos relatos breves, sobre historias ficticias de cosas que iban ocurriendo a mi alrededor, como que la lluvia no paraba de caer por aquellos días y que una chica se mezclaba con un hombre casado y pensaba que todo saldría bien en su vida, a pesar de los consejos de su abuela de que nada podría ir bien en ese caso. Todo esto, claro, sale a la luz después de haber trabajado con el dueño de la bodega a la que le estoy haciendo un sistema, una aplicación para manejar digo llevar los registros de las mediciones que tienen que hacer meticulosamente cada día de los mostos y demás cuestiones relacionadas con la producción del vino, que según me cuentan están vendiendo a Europa ya por la calidad que demuestra cada copa. Cosa que llena de orgullo a los lugareños, porque saben que de ahí de esa bodega vecina sale un vino que recorre muchos kilómetros hasta llegar a la mesa de los comensales y que viene desde ahí nada menos. Todo está quedando bien claro, es mi idea la de ir depurando lo que hace el programa pero el dueño se empeña en dejarlo tal como está, no paga por las mejoras, para él todo va bien mientras el programa funcione y le muestre la información que a él le interesa y como por ahora lo viene haciendo qué más da. Sin embargo yo insisto que hay mejoras que se deben realizar cuanto antes, porque los ciclos anuales de la uva no perdonan, mejor dicho vuelven una y otra vez a repetirse y dejan huellas sobre cada traza de vino que se presente cada día, es mejor como decía mejorar el programa hacer que funcione de manera autónoma y sin problemas de ninguna clase, como lo que sucede a mi alrededor que va de mil maravillas y uno no sabe o no quiere saber cuando las cosas fallan y pretende que está todo bien, y que las cosas funcionan como deberían haber estado funcionando desde siempre. No hay controles que actualizar, ni mejoras que hacer en ningún caso. Todo muestra los resultados esperados. Sin embargo, quienes estamos detrás de los programas, sabemos que no es así que hay mejoras y ajustes que deben realizarse para que a la larga y en el futuro no explote no se desintegre no colisione. Somos así, exigentes hasta en lo más mínimo, intentamos que el programe no colapse, no con nosotros adentro. Queremos esa carita de respaldo y felicidad que tienen los clientes cuando cuentan con nosotros, cuando nos valoran y están seguros que vamos a estar ahí el día que falte algo. Porque eso estipulamos en el contrato o simplemente porque al cabo de tantas idas y venidas, ya le caemos en gracia.
martes, 30 de marzo de 2021
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