lunes, 15 de marzo de 2021

Brillante

 Una suerte inquebrantable la mía, la que no sabe dónde está parada, la que busca sin éxito un escondite donde pertrecharse ante tantas tribulaciones y quebrantos, porque sabe, está informada de todo el daño que ocasiona y cuando lo hace le da culpa y busca donde refugiarse hasta que pase la malaria.  Así de jodida es, así de brava tal y como la conocemos en el barrio.  Se dice o mejor dicho se hace llamar algo así como la suerte pero todos sabemos que oculta algo, que lo bueno se lo deja para ella, que aquellos árboles que supieron esconder a modo de bosque las travesuras que hacíamos con los primos y los amigos de la tierna infancia ya no están han sido talados todos, han removido cada uno de los plátanos aquellos y han colocado en su lugar espacios para alquilar a turistas, una verdadera infamia, un desastre de paisaje, una muerte en vida la de los lugareños que dejaron escapar varias lágrimas el día que levantaron todo y dejaron el páramo.  Aquello sí fue el espanto.  Una empresa vendía cacharros, fabricaba unos cuencos hermosos de gres y tuvo que ser reubicada.  Un amigo vivía ahí y también tuvo que dejar ese bosque, otros más amigos de las conversaciones telefónicas equivocadas, se quedaron favorecidos por la ubicación más en los límites de la propiedad.  Y así, fueron quedando uno a uno, envueltos en la penumbra de una vida que se iba consumiendo lenta e inexorablemente para dejar paso a las nuevas generaciones que ya venían con un chip cambiado, ya las cosas tenían otro sentido y otra proximidad, y era momento de construir sobre las ruinas que dejamos nosotros, era momento de darle una cachetada al presente y continuar adelante incluso si había que mudarse como lo hicieron algunos resignadamente, se haría.  Qué tanto, si la vida continúa y ahí donde estemos apretará el sol en verano y la nieve calará los huesos en el invierno.  Seamos concientes, -solía decir mi amigo-, que no hay político que se salve de la estupidez, que todos inevitablemente se equivocan por ignorantes o corruptos y así qué querés -decía-, así nos va también a nosotros.  Imposible escapar, imposible rodear el caldo de cultivo de este futuro impredecible y contradictorio al que nos someten estos imbéciles y escrito así, recordaremos siempre que algún día estuvimos ahí tomando mates y bebiendo jugo a la orilla de la pileta, mientras nuestros hijos dan tumbas carnero.|

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mejoras en el Software de Gestión de Cuotas

  El software sigue funcionando. No está roto. No ha colapsado. Pero la deuda técnica está ahí, acumulándose como una pila de tareas pendien...