lunes, 25 de octubre de 2010

Rufino lanzado (X)

La dueña de la pensión era doña Rosa, una mujer de unos sesenta años bien predispuesta a las tareas de la casa y a mantener el orden en todo su rebaño, en sus alrededores tenía que circular aire fresco o se volvía loca. Empezaba a abrir ventanas bien temprano en la mañana y a regar a diestra y siniestra multiplicando la humedad del verano llegado el mediodía.

Sus flores eran su pasatiempo favorito, las regaba constantemente mientras fumaba unos largos cigarrillos rubios que le traían importados. Lo veía con frecuencia a Rufino y no entendía qué hacía un muchacho del campo en esta ciudad; él venía del campo, lo sabían todos. Y muchas veces se preguntaban por qué se le habría ocurrido venir a la ciudad, en busca de qué estaba él aquí. Si no sabía moverse independiente, todo le costaba el doble que sus compañeros de pensión a quienes molestaba con preguntas y toda clase de demoras. Ella lo ayudaba en cuanto podía, a cambio le pedía favores sencillos como pagar una que otra factura de servicio o quehaceres domésticos que no costaba mucho trabajo aprender y hacerlos bien hechos.

Esa mañana era su cumpleaños y su humor estaba particularmente tremebundo. Empezó abriendo ventanas como todos los días, y se encontró una noticia escalofriante en la portada del diario que acababan de traer a la pensión: MUERTE EN EL BARRIO DE DOÑA ROSA, decía el titular y seguramente sería en su barrio porque así lo conocían todos, todavía. ¡Pero por qué la mencionan a ella, no ven que ensucian la reputación de la pensión y espantan los clientes malditos brujos de porquería! -Insultaba por la ventana.

Rufino se despertó con los gritos de la mujer, y se levantó corriendo a preguntar por la ventana qué estaba pasando. Corrió a vestirse porque quería bajar ya a desayunar con cualquier excusa y enterarse de todo. En la pensión las verdades corrían después de las doce, no esperaría tanto y quería saber de la mismísima boca de doña Rosa, puteando y todo como estaba, qué carajo estaba sucediendo en el barrio.

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