miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un delirio


Hoy alcancé el límite máximo de velocidad con mi moto, quiero decir, llevé el acelerador al máximo.

Es vertiginoso, el viento suena distinto, el aire tiene otra temperatura, todo se ve con claridad. Era un terreno asfaltado y despejado sin bocacalles ni obstáculos directos o posibles, al menos a lo lejos.

Fue maravilloso porque esperé su debido tiempo, no es que lo hice apenas la compré, ya han pasado seis meses un tiempo prudencial seguramente y digo fue maravilloso sentir esa sensación, ese vértigo, toda la adrenalina vibrante en el cuerpo como si fuera lo último que queda por experimentar, lo único que no se puede comprar, aquello que te van a quitar y te quedás encerrado a cuidarlo.

Invito a quien quiera sentirlo como yo cualquiera de estos días me avisa y lo llevo conmigo.

¿Riesgoso? Si claro. ¿Hay algo que merezca la pena y no lo sea?


García Be

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...