Quiere avanzar por debajo de la escalera pero algunos compañeros le impiden el paso, jugando, hacen bromas sobre sus guantes de llamativo naranja y látex. Vuelca el contenido del balde, los mancha con cloro, se ríe, me mira detrás del vidrio, busca complicidad en los ojos. Siempre supo que yo estaba ahí, entonces mi cara asume un intenso color rojo de vergüenza y calor.
Cinco minutos más y me voy de aquí.
García Be.
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