Se acercó al borde del abismo decidido a saltar. Parecía meditar con cuidado cada paso pero lo hacía sin detenerse, con firmeza en la actitud el rostro inclinado, detenido en la tristeza inmensa. Ya nadie había que lo hiciera cambiar de idea, eran sus últimos pasos en esa dirección irremediable y definitiva. El viento soplaba intenso y frío de altura presagiando lo peor.
Saltó.
Vuela. Piensa. Tiene tiempo de hacerlo y algunos recuerdos invaden su alma justo ahora, justo ahora maldice…
Tira la cuerda y se abre.
García Be
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