Llegaron después de mi, pero lograron entrar primero a la cita. Guardé silencio todo el tiempo hasta que llegó mi turno, lógicamente, no era mi intención perturbar la reunión.
Hablaron por más de dos horas, agitadamente, sobre políticos y candidaturas, bajo una lámina de Monet que languidecía sobre la pared color pastel. Mi número era el siete. Todo un número. Sin embargo, pensé, debería haberme tocado "último" que era el más adecuado.
Hicieron silencio. Agradecí mentalmente, su voz chillona era insoportable. Un tumulto de gente hacía menos ruido. La impresora matriz de puntos en la sala contigua comenzó su trabajo, ruidoso y circular, que me transportaba a otros tiempos de ilusiones y rechazos, de franquezas y rupturas.
Escuchaba en silencio, inmutable y sereno frente al cuadro de Monet.
García Be
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Relatar, nada.
Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor. Hoy, ...
-
De pie frente al empleado del banco, contaba el dinero, cuando escuchó los disparos al aire (una locura) y los gritos de la gente y las amen...
-
Eran las seis menos cuarto. Sergio guardó lo que tenía en su mano, subió el cierre y apretó el botón, mientras miraba sin ver por la pequeñ...
-
Hay un sistema de incidentes que debe ser atendido diariamente con lo que uno encuentre en su camino. La única incidencia que encuentro es...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario