jueves, 8 de marzo de 2018

Haiku

Una mujer me empujó ayer a la tarde por poco me caí al piso, seguramente lo hizo sin querer, digamos en un descuido sobre la misma me aparté para mirarla y ver quién era no logré ver su rostro con claridad, en el tumulto la perdí de vista me enfrenté después al mal presagio de que volvería a suceder y me quedé temblando los próximos veinte minutos.  Una vez que aparté de mi mente las peores pesadillas, logré descubrir que no había que pensar mal, que se debe mantener la calma incluso en los peores momentos y seguir adelante, conservar la tranquilidad esperar que pase, seguir adelante a pesar de  lo que pueda suceder, incluso cuando el panorama es tan oscuro que uno piensa si valía la pena realmente estar ahí en ese momento, a esa hora y cruzarse con aquella persona fatal que termina llevándote a una ruina inesperada y fugaz, porque llamar ruina a un pequeño tropezón, tampoco da.  Finalmente entendí que la mujer estaba desesperada por llegar a las ofertas y quedaba un último televisor a muy bajo precio, de manera que nada iba a interponerse entre ella y su objeto del deseo.  Esa compra lo era todo para ella y debía respetar eso, porque casualmente yo estaba parado ahí, pero ojo ni me importaba el televisor, estaba ahí por otro objeto que me interesaba y no estaba en oferta así que seguí de largo, me limpié el pantalón, dejé todo como estaba y seguí, buscando otros rubros.  Ahora la mujer, está en la caja discutiendo con el cajero, se ve que la oportunidad no era tal, no era lo que pensaba, o su tarjeta no tenía fondos, qué se yo, seguiré de largo, no es mi tema.  Dudo que la encuentre otra vez, en cualquier situación que sea, seguramente  tiene cosas más importantes que hacer que discutir con un flacucho que sólo pretende hacerle ver el despropósito de lo que hizo que francamente no tiene sentido actuar así, en los tiempos que corren, siempre va a ser mucho más limpio, higiénico y seguro comprar por internet.

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