lunes, 28 de febrero de 2022

 Escribir una línea debajo de algo que está por encima.  Escribir viendo su mirada.  Escribir recordando lo que hablamos.  Escribir siendo otro.  Siempre el temor dando vueltas alrededor de uno porque ya sabemos fuimos educados para sobrevivir como C Darwin decía, en su momento.  Aquí no sobrevive nadie, todos seremos en algún momento alcanzados por ella, y no tendremos escapatoria.

La mañana amaneció fría y lluviosa temblando escribo estas líneas pero no por alguna enfermedad o algo así, sino simplemente por el nerviosismo que produce conversar con un taiwanés por internet, tengamos en cuenta que hay 11 hs de diferencia, una barbaridad.  Sólo hace un año estaba todavía en mi antiguo trabajo a tiempo completo.  De repente la vida nos da una gran oportunidad y hay cosas que parecían destinadas a ser iguales a si mismas eternamente que de un día para otro cambian y ya no hay vuelta atrás.  De eso estoy temblando quizás. 

O de comprobar cómo a veces, las coincidencias nos dejan estupefactos.  Recorrimos ayer un barrio caminando, vimos vidrieras de motos y encontramos una charla abierta de psicología y nos dispusimos a conversar, pero grande fue mi sorpresa cuando nos enteramos que nada es gratis, ni siquiera esa charla porque había que abonar una cifra escandalosamente alta por participar lo cual hizo que inmediatamente me pusiera a distancia prudencial del evento.  Después volví, y metí mano al bolsillo como siempre.

Fue la última vez, te lo juro.  Hay demasiado ruido aquí arriba me quiero mudar ya lo sabemos no es fácil esto de tener que lidiar con un vecino que a cualquier hora del dia le da por escuchar música fuerte, decí que por lo menos pone buena música.  Eso alivia un poco el asunto.  Por mí podría ir bajándole que quería descansar un poco para la intervención de mañana pero no hay caso, no entra en razón.  Así mismo, estoy intentando lidiar con la idea que me persigue de manera recursiva, persistente, y como les decía en anteriores posteos tiene que ver con la seguidilla de coincidencias que me llevan a sentirme un poco frustrado después de pensar que nada ocurre por azar sino que las cosas están muy bien planeadas y me da mucha bronca el hecho de no poder controlar algunas.  Pero es claro cuando miro a los costados y no veo nada se da por sentado que está tramando algo el destino que no quiere informarme del todo, más bien me deja pasar por aquí como si nada.

Aquí no ha pasado nada.  Estuvo bien la operación, fue un éxito al menos así me dijeron después que terminó y que pasaron los primeros controles todo está bien.  Fue breve si bien me comentaron que hubo que trabajar un poco más de lo normal porque había pasado mucho tiempo y lo que tenían que quitar se había "agarrado" algo así.  Fue sencillo e indoloro.  ¿Por qué uno se hace tanto problema a veces por cosas que no debería?  Mi pregunta del millón: ¿Tendré que volver a pasar por lo mismo?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Relatar, nada.

 Se dijo en la oficina que hacía calor y que había que prender el aire acondicionado, de todos modos estamos preparados para lo peor.  Hoy, ...