martes, 5 de febrero de 2019

El cumpleaños

De todo pasó hoy en el cumple de Ernesto.  Se tiró a la pileta y cuando estaba a punto de salir por la otra punta nos dimos cuenta que su cuerpo se había enredado en un cable con corriente, que nadie  sabe cómo había ido a parar al fondo de la pileta y que -obviamente-, electrificado como estaba terminó con su vida.

Nosotros, claro, no ibamos a seguir festejando así que nos metimos al agua después de cortar la corriente y lo sacamos a Ernesto.  No quería salir, estaba enredado.  Estuvimos un buen rato lidiando con el cable y las lágrimas de todos que se acercaron espantados a ver el cuadro ese, que era de no creer, la verdad.  Tuvimos que parar cuando alguien, creo que la prima hermana, sacó de su bolso un revólver y se pegó un tiro.  Ah, bueno, dijimos esto recién empieza.  Cayó al agua, junto con Ernesto, como diciendo me voy con él, y algo habrán tenido estos, pensamos seguro que todos ahí, y nos dimos cuenta en ese momento que hilando varios cabos todo cerraba.  El paseo juntos antes de empezar con los brindis, las veces que aparecían los dos en casa como viniendo de distintos lados pero incomprobable, y situaciones así que ahora tenían sentido.

Me quedó la ropa a la miseria tuve que ir al baño a cambiarme y para eso le pedí una muda al dueño de casa, que era bastante más gordito y petiso que yo.  Me quedaba como me quedaba, que va a hacer.  No es eso lo importante ahora, ¿qué pasa si salgo así a la calle?  Nada.

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