La secretaria me invita a pasar gentilmente y yo acepto. Tengo reunión con un compañero de secundaria y tenemos mucho de qué hablar, pues hemos estado distanciados mucho tiempo pero aun así, espero confiado que el reencuentro sea agradable.
La oficina tiene ese perfume a limón característico que invade la razón y abruma el sentido del olfato. A los pocos minutos comienzo a sentirme agobiado, fastidiado y ya quiero abandonar la espera porque todo se vuelve misterioso, ya no se qué hago aquí. Pero reservo una cuota de alegría y entusiasmo que se sobrepone a las ganas de escapar o explotar a los gritos en un intento de resolver mis problemas de manera primitiva y brutal.
Me llena la garganta el nombre desconocido de una planta carnívora que decora la sala y digo: -¡PLANTA!
García Be
No hay comentarios.:
Publicar un comentario