El muchacho a mi derecha permaneció de pie todo el tiempo que duró la operación, hasta que el cirujano terminó de dar la última puntada. Sin embargo, su impaciencia era cada vez más notoria, ya no disimulaba una gota.
Yo aguardaba en silencio observando fijamente el indicador de las pulsaciones, que no fuera a dejar de marcar «normal».
Me escapé más tarde con la enfermera en jefe.
García Be
martes, 6 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Mejoras en el Software de Gestión de Cuotas
El software sigue funcionando. No está roto. No ha colapsado. Pero la deuda técnica está ahí, acumulándose como una pila de tareas pendien...
-
Hoy quiero compartir con ustedes una idea que viene rondando mi cabeza desde hace un tiempo: la posibilidad de escribir un libro sobre la ex...
-
Lo que se dice escribir, aquí en blogger hace mucho que no escribo y me fui acostumbrando a no hacerlo como quien no quiere la cosa, uno se ...
-
Todo software tiene una historia, pero no todas las historias de software comienzan con un plan claro. Algunas surgen en medio de la incerti...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario