Llegaron después de mi, pero lograron entrar primero a la cita. Guardé silencio todo el tiempo hasta que llegó mi turno, lógicamente, no era mi intención perturbar la reunión.
Hablaron por más de dos horas, agitadamente, sobre políticos y candidaturas, bajo una lámina de Monet que languidecía sobre la pared color pastel. Mi número era el siete. Todo un número. Sin embargo, pensé, debería haberme tocado "último" que era el más adecuado.
Hicieron silencio. Agradecí mentalmente, su voz chillona era insoportable. Un tumulto de gente hacía menos ruido. La impresora matriz de puntos en la sala contigua comenzó su trabajo, ruidoso y circular, que me transportaba a otros tiempos de ilusiones y rechazos, de franquezas y rupturas.
Escuchaba en silencio, inmutable y sereno frente al cuadro de Monet.
García Be
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Mejoras en el Software de Gestión de Cuotas
El software sigue funcionando. No está roto. No ha colapsado. Pero la deuda técnica está ahí, acumulándose como una pila de tareas pendien...
-
Hoy quiero compartir con ustedes una idea que viene rondando mi cabeza desde hace un tiempo: la posibilidad de escribir un libro sobre la ex...
-
Lo que se dice escribir, aquí en blogger hace mucho que no escribo y me fui acostumbrando a no hacerlo como quien no quiere la cosa, uno se ...
-
Todo software tiene una historia, pero no todas las historias de software comienzan con un plan claro. Algunas surgen en medio de la incerti...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario